Su gran diversidad fisiográfica y faunística hacen del patrimonio natural de Villena un destino de gran importancia. Sierra Salinas, el Morrón, Peña Rubia, Sierra de la Villa o el Valle de los Alhorines son algunos de los espacios que Villena esconde -y descubre- como cualquier otro de sus tesoros. Un lugar para respirar aire puro y donde disfrutar de la observación de la avifauna, una de las tipologías clave para el auge de muchos destinos con espacios naturales de valor ornitológico que ayudan a la diversificación de la oferta turística. Este es el caso de la capital del Alto de Vinalopó, que establece ahora una serie de rutas guiadas gratuitas para la observación de aves.
El Castillo de la Atalaya, cuyo erguido perfil recortado en el horizonte recuerda el mestizaje cultural musulmán y cristiano, es uno de los muchos tesoros de Villena. Su cultura, su patrimonio, su gastronomía y vino, además de sus fiestas son una alhaja que hace de la capital del Alto de Vinalopó un destino de indiscutible visita. Sin embargo, la ciudad alicantina va mucho más allá de sus fortalezas.
Villena tiene gran importancia en el contexto natural de la provincia de Alicante debido a su amplia diversidad fisiográfica y faunística. Sus parajes están caracterizados por un ecosistema rocoso y calcáreo que poseen un rico valor medioambiental. Su paisaje cambia dependiendo de la hora del día o la época del año, pasando de las cepas yermas en febrero a los verdes campos de cereales en mayo.
Prueba de su importancia ambiental es el elevado porcentaje de superficie protegida incluida en la Red Natura 2000 de la Unión Europea, a través de 4 figuras de protección: ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), LIC (Lugar de Interés Comunitario), Microreservas de Flora y Reservas de Fauna. Precisamente si hay un secreto que se esconda entre el pasaje natural de su término municipal, son sus aves. Una gran variedad de especies de las que disfrutar de manera sostenible y respetuosa con la naturaleza.
El turismo de observación de aves o Birdwatching está empezando a desarrollarse actualmente ante la necesidad de diversificar la oferta turística de muchos destinos. Según López Roig, experto en la materia, “se entiende por turismo ornitológico al viaje motivado por el deseo de realizar actividades de ocio relacionadas con la ornitología, como la detección, identificación u observación de avifauna, cuyo objetivo último es el de acercarse a la naturaleza para cubrir necesidades de aprendizaje, afiliación, consecución y/o reconocimiento personal”. Villena ha aprovechado la oportunidad y se ha sumando a esta tipología turística ya que cuenta con zonas naturales con un valor ornitológico significativo.
Las zonas de estepa y campos de cereal de Villena son los mejores lugares de la provincia de Alicante para la observación de aves como el Cernícalo primilla, considerada hasta la mitad del siglo XX el ave rapaz más abundante de Europa; la Ganga ibérica, los sisones y alcaravanes, Aguiluchos cenizos, Collalbas grises, Calandrias, Trigueros o la Ganga ortega y la Avutarda.
Las zonas de montaña, como Peña Rubia, Cabrera, el Morrón o la Sierra de Salinas son ecosistemas de pinos y carrascas donde albergan una gran variedad de especies como el Águila o Búho Real junto a Arrendajos, los pequeños Chochines, Collalbas negras, Currucas carrasqueñas, Oropéndolas, los Agateadores comunes o el Cárabo.
Las zonas de saladar contienen un rico patrimonio ambiental debido a las especies de aves presentes en ella. La laguna de Villena permite la observación a lo largo del año de distintas especies como son los Chorlitejos chicos, Cigüeñuelas, Buitrones, Alcaudones Reales, Terrenas marismeñas, Collalbas rubias o Abejarucos.
La Concejalía de Turismo de Villena ha programado una serie de rutas guiadas gratuitas para la observación de aves. La primera de ellas está prevista para el domingo 24 de junio en el Valle de Los Alhorines, con una distancia de seis kilómetros y una duración de cuatro horas. Las otras dos visitas se realizarán en los meses de otoño.