Sábado, 11 de octubre de 2014.- Perú lo tiene todo, es un país con muchos destinos, y esto lo convierte en un destino en el que cada quién encuentra lo que está buscando para unas vacaciones perfectas. Su variedad de paisajes, su historia, su gente y su gastronomía forman una maravillosa y singular mezcla.
Entre el amplio espectro de turistas, hay dos perfiles con intereses bien diferenciados, cada uno de los cuales busca un Perú diferente. Solteros y Millenials, por ejemplo, buscan un Perú en el que poder involucrarse en el entorno, un turismo comprometido, en el que puedan dejar huella, pero sin dejarla. Por su parte, las parejas que viajan a Perú en muchas ocasiones buscan dar un paso más allá a su experiencia de viaje, regalándose momentos de bienestar para cuerpo y mente. Para ellos, Perú tiene mucho que ofrecer.
Millenials y solteros, en busca del compromiso con el entorno
Cuando se buscan experiencias nuevas, una opción es visitar e integrarse en alguna comunidad nativa, como puede ser la comunidad Misminay en Valle Sagrado. En ella viven 300 familias que conservan sus tradiciones ancestrales. Integrarse y descubrir el estilo de vida de la comunidad, convivir con las familias que les reciben con los brazos abiertos, dispuestos a mostrar sus hábitos y costumbres, puede convertirse en una de esas experiencias que te marcan para toda la vida. Porque en este tipo de comunidades, el turista se integra como uno más, aprendiendo a tejer en los telares tal y como ellos hacen, colaborando en labores agrícolas, o cocinando en sus mismos hornos de adobe bajo tierra.
Otra opción puede ser disfrutar de la grandeza de los paisajes y riqueza que ofrece Perú visitando, por ejemplo, Kuélap y las cataratas de Gocta. La fortaleza de Kuélap, construida hace dos mil años, se encuentra en el suroeste de Chachapoyas. Sus extraordinarias ruinas forman uno de los yacimientos mejor conservados de Perú, además de ser de fácil acceso. Lo mejor de Kuélap es Tintero, un edificio increíble con forma de gran cono invertido; pero también se encuentran casas tradicionales de forma circular y el deleite de la vista panorámica desde una torre mirador. Por su parte, las cataratas de Gocta, son uno de los accidentes geográficos más notables de Perú. No en vano ocupa el quinto lugar entre las cascadas más altas del mundo, con 771 metros de altura.
Termalismo, un regalo para cuerpo y mente para disfrutar en pareja
Perú es un país polifacético, con una gran variedad en cuanto a oferta termal se refiere. Las manifestaciones termales, tanto rústicas como modernas, estarán a disposición de las parejas que quieren darse un capricho durante sus vacaciones.
La ciudadela inca de Machu Picchu es uno de los iconos de Perú, y una visita que no pueda faltar en cualquier viaje al país. Tanto si se accede a Machu Picchu tras recorrer el fascinante Camino Inca, como si se accede en tren, la experiencia de recorrer las ruinas de la ciudadela, o de subir hasta la cima del Huayna Picchu puede tener una recompensa muy gratificante si se complementa con una experiencia termal a los pies de Machu Picchu, en pozas y piscinas cuyas aguas oscilan entre los 38º y los 46º. Los baños se encuentran al este de Aguas Calientes, entre el río Alccamayo y las montañas circundantes. El tramo hacia los baños es un sendero precioso, al que se accede cruzando puentes rústicos que transcurren entre una fascinante vegetación.
Otra alternativa de termalismo la encontramos en los diferentes establecimientos que salpican la geografía peruana, donde disfrutar de spas y tratamientos. Este es el caso del Colca Lodge, en el valle del Colca, que cuenta con cuatro pozas termales situadas al pie del río; tres de ellas son de agua caliente y una de agua fría, que podrán ir alternándose para diferentes usos. Además, proporcionan diversos tratamientos de belleza como masajes, envolturas y cuidados faciales. El toque romántico podemos encontrarlo en un relajante baño en una de las pozas con la única compañía de tu pareja y las estrellas
Y tú, ¿a qué experiencia en Perú te apuntas?
