Uno de los secretos mejor guardados de La Haya es el museo dedicado a la obra del conocido artista gráfico holandés Escher (1898-1972) ubicado en el antiguo Palacio de Invierno de la reina Emma de Holanda.
Toda la obra de Escher refleja la incansable imaginación del artista, quien dibujaba estructuras imposibles en el mundo real y creaba ilusiones ópticas que juegan con la perspectiva. Ahora el museo dedicado a su obra, que cuenta con más de 150 trabajos del artista, añade un recorrido por los dibujos de su etapa de estudiante. El artista describía como “un verdadero infierno” su experiencia en la escuela secundaria de Arnhem. El museo acerca al visitante la estrecha relación entre sus angustiosos días en aquel colegio con los geniales grabados llenos de fantasía que realizó 30 años más tarde y que le dieron un reconocimiento mundial.
‘A Sense of Wonder, from boredom to optical illusion: inside the adventurous mind of a teenager’ (Un sentido del asombro, del aburrimiento a la ilusión óptica: dentro de la mente atrevida de un adolescente), profundiza en los años adolescentes de Escher y cómo su desidida y sentimiento de incomprensión en el colegio de Arnhem inspiraron algunos de los grabados más famosos del artista. Por ejemplo, en ‘Another World and Relativity’, se puede reconocer el laberinto de escaleras y pasadizos existentes en la escuela de Arnherm, representados por la mente fantasiosa de Escher como imposibles escaleras giratorias y espacios serpenteantes.
La colección permanente del museo reúne algunas de sus obras gráficas más conocidas como son ‘Metamorfosis III’, un inmenso grabado sobre madera de siete metros de largo. La exposición permanente también incluye otros grabados ‘imposibles’ del artista como ‘Día y noche’, en el que el paisaje holandés parece transformarse en una bandada de pájaros, o ‘Subiendo y bajando’, que representa filas de gente subiendo y bajando constantemente unas escaleras.
Además de sus más conocidos grabados, el museo conserva una colección de la obra más temprana de Escher, como hermosos paisajes italianos, estudios de mosaicos moriscos y extrañas naturalezas muertas. En otro de los espacios del museo también se puede experimentar cómo Escher trabajaba las perspectivas y otros elementos de su obra mediante divertidos juegos con ilusiones ópticas.
Sin duda, la genial y sorprendente obra de este artista holandés del siglo XX, junto al entorno único de un palacio real, se convierten en una buena excusa para visitar este poco conocido pero imprescindible museo de La Haya.
Fuente y más info: http://www.holland.com