El Restaurante Pablo lograr consolidar la cocina leonesa con la segunda estrella Michelín de la ciudad.
La prestigiosa Guía Michelin ha concedido una de sus preciadas insignias al restaurante leonés, que se une a la que ya había logrado con anterioridad Cocinandos, hasta ahora el único ‘estrellado’ de la provincia. Un reconocimiento que pone en valor la gran riqueza de la gastronomía de la ciudad.
Con sus numerosos mercados, bares y restaurantes, la cultura culinaria de León se caracteriza, sobre todo, por sus afamadas y generosas tapas, sus tradicionales platos de guisos y carnes, y una materia prima de primerísima calidad a base de productos de proximidad.
Desde hoy, el cielo gastronómico de León cuenta con un astro más. En su presentación anual, la nueva Guía Michelin 2019 ha concedido una de sus preciadas estrellas al Restaurante Pablo.
Se trata de un centro gastronómico que desde 2005 se ha ido reinventando así mismo hasta convertirse en un templo de la cocina de vanguardia y actualizada, eso sí, sin perder jamás de vista sus orígenes.
Regentado por Yolanda Rojo y Juanjo Losada, el establecimiento representa la nueva cocina leonesa, creativa e innovadora, que combina a la perfección la tradición de la materia prima con un concepto original de elaboración. Con este reconocimiento, Pablo se convierte en el segundo restaurante de la ciudad en obtener una de las veneradas insignias de la guía más prestigiosa del mundo, solo por detrás de Cocinandos que mantiene su estrella, poniendo en valor la gran riqueza del panorama culinario de la región.
Y es que León es un lugar para disfrutar con el paladar. Desde la gran calidad de los productos de su tierra, que nutren la despensa de los leoneses, hasta la amplia variedad de platos, técnicas y estilos genuinos, la gastronomía local forma parte de la singular manera de vivir de los habitantes de la ciudad. No es de extrañar que la ciudad haya sido nombrada Capital Española de la Gastronomía 2018.
Los mercados como punto de partida
No se puede visitar la Plaza Mayor sin haber conocido su magnífico mercado. Allí, todos los miércoles y sábados de la semana se pueden comprar las mejores manzanas reinetas, embutidos y castañas del Bierzo, una de las zonas de Europa que cuenta con más marcas de garantía. Abierto de lunes a sábados en la plaza que le da su nombre, el mercado municipal de abastos del Conde Luna es otra de las opciones para empezar a comer con los ojos, así como el de la plaza de Colón, que se celebra los martes y los viernes.
Dada su situación, algo más alejado que los anteriores del centro, resulta la excusa perfecta para visitar algunos de los testimonios históricos más hermosos de la ciudad, como el Parador de San Marcos.
Aunque actualmente se encuentra en pleno proceso de restauración, su fachada renacentista continúa imponente ante la mirada del viajero.
A tan solo unos metros de este edificio, las arquitecturas más modernas de León abren una interesante ruta donde contemplar el juego de estructuras geométricas del Auditorio Ciudad de León o las exposiciones del Musac (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León).
De tapa en tapa
Forjada a partir de tradiciones legendarias, la gastronomía leonesa está llena de matices, pero si algo la diferencia hoy del resto es que se trata de la ciudad castellanoleonesa de tapas por antonomasia. Y los barrios Húmedo y Romántico son los mejores lugares donde probarlas.
En el corazón de la antigua judería, el Barrio Húmedo se corona como el referente indiscutible para ir de cortos, costumbre que a su vez es sinónimo de callejear y visitar las barras de los numerosos bares donde, con cada bebida, se pueden degustar algunos de los platos más representativos en tamaño reducido; desde la popular cecina hasta la morcilla al estilo leonés, pasando por la sopa de ajo y el queso azul de Valdeón. Esta ruta para los amantes del sabor se completa con un paseo por el Barrio Romántico, otra de las zonas preferidas por los paladares de locales y visitantes.
El plato fuerte
Dada su enorme variedad, la oferta gastronómica de León no solo se limita a las tapas, sino que comprende también los numerosos y excelentes restaurantes que proponen a sus comensales platos más contundentes, adaptándose así a otro tipo de comidas.
Es en estos lugares donde se pueden pedir algunos de los guisos y carnes más característicos, entre ellos, el botillo del Bierzo, el cocido maragato, el lechazo asado y las sopas de trucha.
En definitiva, León posee un enorme potencial gastronómico estrechamente unido a la forma de entender la vida de los leones, que hay que disfrutar a pie de calle.