Este domingo día 27 de abril a las 12:00 horas en el Claustro de la Real Basílica Colegiata de San Isidoro tendrá lugar la ceremonia del FORO U OFERTA, popularmente conocida como LAS CABEZADAS.
Las tres reverencias que los Munícipes hacen con exagerada inclinación al despedirse del Cabildo han dado nombre popular a la fiesta:“Las Cabezadas”, más difundido que el de “Foro u Oferta”, por el que también se las conoce.
Cuenta la tradición, y así lo recoge el “Chronicon Mundi” de Lucas de Tuy, que en 1158 con motivo de una rogativa a San Isidoro, “la lluvia cayó con abundancia sobre los campos de León y su alfoz”.
En agradecimiento por éste y otros milagros que sucedieron después, la ciudad, representada por su Ayuntamiento, acude voluntariamente cada año a la Basílica de San Isidoro para ofrecer un cirio de una arroba y dos hachas de cera. En el claustro, el Cabildo acepta el presente, pero deja patente su carácter obligatorio o de foro. Por esta discrepancia sobre el carácter de la ofrenda, los representantes de ambas instituciones entablan una batalla dialéctica y hacen alarde público de sus cualidades oratorias. Al final, hay empate, y la discusión queda aplazada para el siguiente año.
Las Cabezadas.
La Corporación municipal sale del Ayuntamiento y se dirige a la Basílica de San Isidoro. El cortejo suele ir presidido por un concejal que porta el pendón real. Le acompañan los maceros y la guardia municipal de gala. La banda de música interpreta el himno de León.
A las puertas de San Isidoro son recibidos por El Cabildo. Entran en el claustro donde se realiza la ofrenda por parte de la Corporación, al Cabildo. Comienza un debate o discusión sobre si la ofrenda es obligatoria o voluntaria. Ambas partes defienden sus opiniones con ingenio y datos históricos.
Después del debate o discusión entre los representantes del ayuntamiento y los del Cabildo de San Isidoro, los representantes de la Corporación municipal inclinan la cabeza tres veces ante el Cabildo. Ofrenda a San Isidoro del cirio de arroba larga y cuatro hachas de cera, en agradecimiento por acabar con la sequía. El enfrentamiento termina siempre en tablas. Después se realiza la entrega del cirio.
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