Unas reales y otras de leyenda, pero con un denominador común: todas acaban mal. Jetcost te dice dónde poder revivirlas
Las historias de amor son válidas siempre, pero cuando se acerca San Valentín cobran más actualidad que nunca. Sin duda las que más llaman la atención son aquellas que no tienen un «happy end» sino todo lo contrario, las que acaban en tragedia, a veces con una sola muerte y otras con la de los dos. Historias trágicas de amor hay muchas, unas reales y otras de leyenda, como la más famosa de todas: Romeo y Julieta. Tal vez la primera historia trágica de amor sea la del propio San Valentín, un joven sacerdote romano que casaba en secreto a los soldados y que finalmente fue martirizado y muerto, justamente, un 14 de febrero, por el emperador Claudio II. De entre las muchas historias de amor, potente buscador de vuelos y hoteles www.jetcost.es ha elegido seis, unas antiguas y otras muy recientes, pero todas con un denominador común: acaban mal. También da unas pistas para visitar los memoriales en su recuerdo, museos o incluso, dónde sucedieron.
Un romance muy real, una muerte con polémica
El 31 de agosto de 1997, Diana de Gales murió a los 36 años en un accidente de tráfico en el túnel De l´Alma en Paris, junto a su pareja Dodi Al-Fayed de la que reconocía estar totalmente enamorada. Mucho se ha comentado de esta muerte y de esta pareja, accidente, asesinato, complot real…
Lady Di, como se la conocía comúnmente, se casó con el príncipe Carlos de Inglaterra en 1981 con quien tuvo dos hijos, Enrique y Gillermo y después de 15 años de matrimonio, en 1996 se divorciaron al cansarse Diana de la relación de su marido con Camilla Parker-Bowles, según declaró: «Éramos tres en este matrimonio. Había demasiada gente».
A pesar de que, casualidades de la vida, Diana y Dodi se conocieron en un partido de polo en el que participaba el príncipe Carlos, no fue hasta mediados de 1997 cuando volvieron a encontrarse y empezar su historia de amor, según se ha calculado, la pareja solo estuvo junta unas siete semanas, pero parecía que iban muy en serio. Mohamed Fayed, padre de Dodi, declaró en una entrevista posterior a la muerte de la pareja que querían anunciar su compromiso de manera oficial el día 1 de septiembre, un día después del accidente. Aunque esto no se sabe con total seguridad. De lo que si hay evidencia es de que Dodi compró un anillo en la joyería Alberto Repossis el mismo día en que fallecieron. El anillo pertenecía a una colección llamada Dis-moi oui (Dime que sí). También hay evidencias de que Dodi regresó al hotel llevando un folleto de dicha joyería y más tarde se grabó a Claude Roulet, asistente de Al Fayed, regresando a la tienda de Repossi para recoger un objeto que posteriormente entregaría en el hotel.
Fuera como fuera su historia de amor se vio truncada, según la justicia francesa, «a causa del accidente provocado por el conductor del vehículo Henri Paul, el cual, después de haber consumido alcohol y antidepresivos perdió el control del automóvil después de acelerar para evadir a los paparazzi».
Hoy en día todavía se recuerda con cariño a Diana de Gales por su labor humanitaria, por su generosidad con los demás, pero sobretodo por su dos grandes historias de amor. Hay varios memoriales dedicados a la princesa, el más conocido y el que es considerado como oficial es el «Diana, Princess of Wales Memorial Fountain» que se encuentra en Hyde Park en Londres y fue diseñado por Gustafson Porter. Aunque quizá el más querido se encuentre en París, justo encima del túnel en el que murió ya había un monumento conocido como «La llama de la Libertad», una réplica de la llama de la Estatua de la Libertad de Estados Unidos, un regalo que el periódico International Herald Tribune hizo a la ciudad de París para celebrar la amistad entre EEUU y Francia y que se situó junto al Puente de las Almas. Cuando la princesa murió, miles de personas llevaron flores a ese monumento para despedirse de Diana, ya que por su proximidad al accidente era el punto más seguro y bonito donde hacerle un homenaje, hoy en día se ha convertido en un símbolo donde turistas de todo el mundo siguen recordando a la princesa. El lugar es de acceso libre y gratuito. Está situado cerca del extremo norte del Puente del Alma, en la Place de l’Alma, en el distrito nº 8 de París. Aunque sin duda Jetcost recomienda visitar el más curioso que se encuentra en los míticos grandes almacenes Harrods (cuyo dueño fue hasta hace poco el padre de Dodi) situados en el número 87 de Brompton Road en Londres, en este memorial podremos encontrar dos fotos de los protagonistas, cuatro velas encendidas, flores y lo más curioso, la última copa que usó Diana en la suite Imperial del Ritz, donde se alojaron en París y el famoso anillo de compromiso.
La tumba de amor más bella del mundo
En la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh en la India, a orillas del río Yamuna, se encuentra el Taj Mahal, un complejo de edificios construido entre 1631 y 1654, por el emperador musulmán Shah Jahan de la dinastía mogola. El imponente conjunto se erigió en honor de su esposa favorita, Arjumand Bano Begum «más conocida como Mumtaz Mahal» que murió en el parto de su decimocuarta hija.
Estaba casado con varias mujeres, pero al encontrarse en un bazar ambos quedaron prendados, cuenta la leyenda. Aquel flechazo convirtió a Mumtaz en la favorita del sultán debido a su magnífica belleza, candor y bondad y selló una de las historias de amor más veneradas del mundo. A la muerte de la esposa del rey se decretó luto nacional en su honor durante dos años. La muerte de Mumtaz provocó tal dolor en el emperador que abandonó la vida de lujos de la que gozaba y dedicó el resto de su vida a la construcción de la tumba de su esposa, el Taj Mahal, en el que trabajaron unos 20.000 obreros indios y persas, durante unos 20 años. Actualmente, los restos de ambos se encuentran en una pequeña recámara debajo de la cúpula del mausoleo. La entrada cuesta unos 12 euros, pero ojo a la hora de programar la visita, porque los viernes el monumento está cerrado.
Hasta que la poli nos separe
Bonnie y Clyde fueron unos famosos forajidos, ladrones y criminales de Estados Unidos durante la Gran Depresión. Esta pareja de delincuentes captaron la atención de la prensa norteamericana y fueron considerados como «enemigos públicos» entre 1931 y 1935. Aunque la banda fue conocida por los robos a bancos, Clyde Barrow prefirió el robo a pequeños comercios y gasolineras.
Hay numerosas historias de cómo se conocieron Bonnie Parker y Clyde Barrow. La más creíble es la que dice que se conocieron en enero de 1930 en la casa de unos amigos comunes. Bonnie se ausentó de su trabajo de camarera para acompañar a una amiga que se había roto un brazo, que recibió la visita de Clyde Barrow. Al charlar un poco, ellos se reconocieron mutuamente como personas amantes de las armas de fuego y de los coches rápidos. Ella tenía femeninas formas y una rapidez mental envidiable. En cambio, él era robusto y su espíritu oscilaba impredeciblemente entre la ternura y la violencia. Pocas semanas después de conocerse Clyde tuvo que volver a la cárcel, donde cumplía condena de 14 años por robo de vehículos, pero las autoridades no contaron con que una mujer enamorada es capaz de cualquier cosa. La delicada Bonnie fue a visitarlo a la cárcel escondiendo dos pistolas en su sensual cuerpo. Cuando los guardias no miraban, se las pasó y él encaró una cinematográfica fuga.
Tenían solo 20 años cuando comenzaron a vivir un gran romance sobre ruedas y a ser perseguidos por la ley. La prensa sensacionalista los ayudó a ganar notoriedad. Sus audaces fugas generaron simpatía en la población porque ridiculizaban a un gobierno jaqueado por la recesión y las autoridades decidieron que su detención debía ser algo prioritario.
Bonnie y Clyde fueron asesinados el 23 de mayo de 1934, en una carretera secundaria Cerca de Bienville Parish (Louisiana). Murieron a causa de una emboscada de cuatro oficiales de policía de Texas y dos de Louisiana. Según el levantamiento de los cadáveres, el coche contaba con un total de 167 agujeros de bala. Los oficiales tuvieron órdenes específicas de vaciar los cargadores de sus rifles y de sus pistolas. Según las declaraciones de Ted Hinton y Bob Alcorn: Cada uno de nosotros tenía una pistola, una ametralladora y un rifle automático. Abrimos fuego con las automáticas. Se vaciaron antes de que el coche llegara a nosotros. Entonces usamos las ametralladoras. Había humo en el coche, y parecía que se iba a incendiar. Después de vaciar las ametralladoras, vaciamos las pistolas en el coche, que pasó por delante de nosotros y rodó 50 yardas por la carretera. Continuamos disparando incluso después de que el coche se parase. No teníamos otra alternativa. Las versiones narradas por policías, cazarecompensas y mercenarios eran tan contradictorias que en vez de desatar los festejos soñados, impulsaron una ola de críticas y los testigos denunciaron un sinfín de irregularidades convirtiendo a la pareja de atracadores en amantes de leyenda. Hoy en día se puede ver el famosos coche acribillado muy cerca de Las Vegas, concretamente en el Casino y Resort Whiskey Pete’s en la ciudad de Primm, en Nevada, además del mítico coche también se puede ver varias cartas e incluso la camisa que llevaba Clyde cuando fue asesinado.
Todo por un beso…
En la ciudad mexicana de Guanajuato cuentan un drama romántico. En el siglo XVIII, el padre de Doña Ana desaprobaba el compromiso de su hija con el apuesto Don Carlos.
Para rehuir al padre, el chico compró la casa de enfrente. Una de sus ventanas daba a un callejón tan estrecho que podían tocarse con las manos de balcón a balcón. Con la ayuda de la dama de compañía, los enamorados se citaron en aquel lugar clandestino. Fue la primera y única vez que lo hicieron.
El intransigente padre clavó un puñal sobre su hija mientras Don Carlos la besaba. Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. Hoy en día las parejas que visitan esta angosta y colorista callejuela comprueban que sus 68 centímetros de ancho bien permiten un beso, en un precioso barrio enclavado en las laderas del Monte del Gallo, y es tradición besarse al subir el tercer escalón y así recibirán siete años de buena suerte. Afortunadamente no existe la tradición de la puñalada.
Amor hasta el final a bordo del Titanic
Seguro que todo el mundo recuerda la película Titanic y la escena en la que, en pleno hundimiento, una pareja de ancianos se tumba en la cama y abrazados esperan su trágico fin.
Pues bien, esta pareja cuyo amor les unió hasta la muerte existió de verdad, se trataba de Ida e Isidor Straus, dueños de la tienda Macy’s de Nueva York. En 1912, tras unas vacaciones en la Riviera francesa, la pareja decide aprovechar el viaje inaugural del Titanic para regresar a Nueva York.
En la famosa y trágica noche del 14 de abril, después de que el Titanic chocara con un iceberg, los Straus y su doncella Ellen Bird, como la mayoría de pasajeros de primera, fueron llevados al gimnasio para esperar su turno de ser embarcados en uno de los pocos botes salvavidas que tenía el trasatlántico. Ida y su doncella tenían asiento en el bote salvavidas número 8 debido a la norma de los barcos en caso de hundimiento de las mujeres y los niños primero, y con Isidor decidieron hacer una excepción debido a su avanzada edad y le permitieron subir con ella, pero muy educadamente y como un caballero él rechazó la oferta diciendo: «No subiré a ese bote antes que cualquier otro hombre». A continuación su esposa se levantó y dijo: «Hemos estado viviendo juntos muchos años y dondequiera que vayas, yo voy». Así fue relatado por la doncella Ellen que sí sobrevivió al naufragio.
A día de hoy, se puede contemplar en Nueva York un memorial en honor a esta historia de amor con trágico final en el Straus Park situado en la intersección de la calle 106 y Broadway, muy cerca de la calle 105 donde la pareja había tenido su residencia. Pero si realmente se quiere saber todo sobre la historia del barco más famoso de la historia Jetcost recomienda que visitar el «Titanic Belfast», un museo que cuenta con seis plantas que exploran la historia del Titanic, y en el que se pueden visitar reconstrucciones de los camarotes, cubiertas, salas de máquinas… e incluso se proyecta al público una conexión en directo con los restos de la nave. El museo se encuentra en Belfast, Irlanda del Norte, y es recomendable dedicar un día entero a su visita.
Tragedias, también en España
España también ha tenido sus historias de amor con triste final. Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Calixto y Melibea, incluso don Juan Tenorio y doña Inés, pero sin duda los más conocidos son los célebres Amantes de Teruel.
Solo por ver el magnífico monumento que hizo Juan de Ábalos, vale la pena ir a Teruel y contemplar su sepultura, ahora que se acaban de cumplir 800 años de su romántica historia. Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura eran dos jóvenes de las principales familias de Teruel; solo que ella rica y él pobre. Como su amor parecía imposible para la familia de ella, Juan Diego decidió darse cinco años de duro trabajo para volver rico y poder casarse con su amada. Trascurridos los cinco años y ante la falta de noticias de él, la familia de Isabel decidió casarla con otro.
Cuando finalmente llegó el mozo, la boda estaba a punto de celebrarse, pero él intentó un último beso a medianoche. Lo intentó, pero ella, fiel ahora a su prometido se lo negó. El rechazo fue tan fuerte que el corazón de Juan Diego no lo resistió y murió en el acto. Al día siguiente la familia de don Juan Diego iba a celebrar su funeral en la iglesia catedral, y dos horas más tarde, en la misma iglesia, la familia de Isabel celebraría su boda. Ella, con remordimientos, quiso darle el beso que la noche anterior le había negado, así que subió al catafalco y postrándose junto a él le besó. Su corazón estaba ya tan malherido que sucumbió a la violenta sacudida de aquel beso. Maravillados los asistentes de la duración de aquella muestra de amor, quisieron levantar a Isabel pero el beso la había transportado a la eternidad. Al final, las dos familias celebraron el funeral de ambos amantes, y juntos, fueron sepultados para eterna memoria de aquel amor.
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