Versión clásica

«Tarraco Viva», el festival Roma de Tarragona cumple veinte años.

«Tarraco Viva» es un festival cultural internacional dedicado y especializado en la divulgación histórica de época romana.

Las jornadas Tarraco Viva se empiezan a organizar el año 1999 con motivo de una serie de actos que pretendían dar apoyo ciudadano a la candidatura de Tarraco como Patrimonio Mundial de la UNESCO. El éxito de las jornadas nos hizo ver la necesidad de plantearnos su celebración anual con independencia de la candidatura. Efectivamente una vez declarado patrimonio mundial, las jornadas siguieron organizándose y con cada vez mas aceptación y participación de público tanto local como nacional e internacional.

Tarraco Viva pretende sensibilizar a los ciudadanos de Tarragona y a los visitantes, en la importancia de la conservación del Patrimonio Histórico. Para que el patrimonio historico sea realmente de todos, es necesario dedicar esfuerzos (personal técnico) y recursos económicos (presupuestos). Estos recursos (humanos y económicos) solo se consiguen con una presión ciudadana que, mediante la sensibilización, reclame la atención de los poderes públicos (y instituciones privadas) sobre la conveniencia de invertir en conservación e investigación.

Además pretende potenciar y estimular el interés por la historia en los colectivos escolares, para que sean en el futuro ciudadanos con la idea del valor cultural y por tanto humano del patrimonio histórico.

Presentación del Festival

Durante veinte años, el festival Tarraco Viva ha procurado acercar la historia de la antigua Roma a un público amplio, no especialista, demostrando que la divulgación de la historia puede resultar apasionante sin caer en la banalización. Año tras año se han ido incorporando el máximo de temas y hechos históricos posible: la economía, la religión, la cultura, la gastronomía, las artes, el ocio, el sexo, etc. Hemos querido ofrecer una panorámica lo más amplia posible para dar a conocer la complejidad de aquel mundo lejano pero que, paradójicamente, podemos llegar a sentir tan cercano. La razón es evidente: no solo gran parte de nuestros orígenes los encontramos en aquella época y civilización, sino que, en buena medida, todavía somos romanos.

Fotografía: Tarraco Viva

Por ejemplo, entendemos las ciudades como cruces de calles y plazas, con los servicios básicos a su alrededor, los mercados, los centros administrativos, los bares y todo lo que hace que la vida en comunidad sea atractiva. Es decir, continuamos con la misma visión que tenían los romanos respecto a sus ciudades. Muchos de los debates políticos y sociales de la antigua Roma serían hoy todavía de actualidad: el reparto de la riqueza, la participación política, los retos de la inmigración y tantos otros. A pesar de ello, es cierto que nos resultaría insufrible su mundo violento, machista y esclavista. Un mundo donde, por ejemplo, el cabeza de familia era amo y señor de todos sus miembros; tanto, que podía vender como esclavos a sus hijos si así lo decidia.

Fotografía: Tarraco Viva

Pero juzgar aquella sociedad con los parámetros actuales nos conduciría a graves errores. Aquel no era un mundo fácil. La mortalidad infantil era espantosa y la mitad de la población no superaba los primeros diez años de vida. Los partos, en condiciones de salud e higiene muy inadecuadas, suponían una auténtica mortandad para muchas mujeres, así como las guerras la suponía para los hombres. Los años de sequía y malas cosechas provocaban, a menudo, que el suministro alimentario no diera para apaciguar el hambre. Era un mundo que ahora nos parecería brutal.

Fotografía: Tarraco Viva

Los romanos no eran unos santos. Levantaron un imperio cortando cuellos, sin muchas contemplaciones. La violencia, sin embargo, era la propia de la época y la mayoría de pueblos que sometieron tampoco eran unos «ecologistas y pacifistas» como algunos poetas nos han querido hacer creer. Julio César provocó matanzas horribles; aun así, un viajero griego que fue a las Galias unas décadas antes de esta conquista explicaba horrorizado como ante las cabañas de los poblados se exhibían las cabezas cortadas de los enemigos. Roma esclavizó a pueblos enteros, cierto, pero también fue de las primeras civilizaciones que ofreció la ciudadanía a extranjeros y la integración en su mundo. Como ejemplo, solo hay que recordar que los emperadores del siglo II d. eran hispanos y los del III d. C., africanos.

Fotografía: Tarraco Viva

Si hemos aprendido algo todos estos años tendría que ser que no debemos idealizar a Roma, pero tampoco caer en el error simplista de juzgarlos desde los valores y las perspectivas del siglo XXI. Lo que sí se hace evidente es que, por lo menos desde el Renacimiento, todos los grandes debates que nos hemos planteado como sociedad han sido fruto, en gran parte, de conversaciones mantenidas con la antigua Roma y con el Mediterráneo clásico.

Hemos llegado ya a la XX edición de Tarraco Viva y debemos expresar todo el agradecimiento a los centenares de personas que, desde la primera edición hasta la última, han colaborado y nos han alentado a seguir haciendo posible este «gran diálogo» con nuestro pasado. ¡La lista es larguísima! A todos, de todo corazón, gracias. La mirada, ahora, sin embargo, está puesta en el futuro. Queda mucho por hacer. Tarragona, la ciudad que abrió las puertas de la cultura clásica a buena parte del occidente de  nuestro  mar, tiene  que saber volver a ser  una gran puerta al futuro. Estamos convencidos de que volveremos a hacerlo.

  • Magí Seritjol
  • Director de festival

Mas info: https://www.tarracoviva.com/

Fecha de inicio: 13-05-2018

Fecha fín: 27-05-2018

Lugar: Recinto ferial de El Palau de Congressos de Tarragona

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