España celebra en estos días las primeras declaraciones de lugares como Patrimonio de la Humanidad reconocidos por la Unesco. Debieron pasar seis años desde que las Islas Galápagos (Ecuador) fuera el primer bien natural declarado Patrimonio Mundial en 1978, y el centro histórico de Quito (también Ecuador), y el de Cracovia (Polonia), fueron los primeros centros históricos inscritos en la Lista, hasta que España colocara nade menos que cinco lugares de golpe el 4 de noviembre de 1984, en la reunión de la Unesco que tuvo lugar en Buenos Aires. Hoy España tiene 50 lugares reconocidos en la Lista de la Unesco (4 de los cuales son naturales y 2 mixtos) y ocupa el quinto lugar en el mundo, tras Italia (60), China (59), Alemania (54) y Francia (53).
Desde la aprobación de la Convención de Patrimonio Mundial de 1972, la UNESCO tiene la responsabilidad de garantizar la conservación de los sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. Sin perjuicio de las soberanías nacionales o de su propiedad, estos sitios pertenecen a todos para compartirlos, cuidarlos y respetarlos. Su desaparición sería una pérdida irreparable para la humanidad. El término Patrimonio se refiere al conjunto de bienes heredados que se viven en el presente y que deben ser protegidos y conservados, para ser transmitidos a las futuras generaciones. El Patrimonio Mundial está integrado por bienes o sitios que poseen un valor universal excepcional, es decir, que tienen una importancia cultural o natural extraordinaria, que trascienden fronteras y tienen un significado especial dentro de la historia de la humanidad.
Los primeros lugares que consiguieron esta distinción fueron la Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada, el común denominador de estos tres elementos es que suponen un testimonio único de la cultura islámica en la Península Ibérica o como lo describió Federico García Lorca en «Impresiones y paisajes» (1918) Surgen con ecos fantásticos las casas blancas sobre el monte… Enfrente, las torres doradas de la Alhambra enseñan recortadas sobre el cielo un sueño oriental. El Dauro clama sus llantos antiguos lamiendo parajes de leyendas morunas. Sobre el ambiente vibra el sonido de la ciudad.» Muy cerca, también fue reconocida la Mezquita de Córdoba el mismo año y diez años después se amplió al Centro Histórico de Córdoba. El conjunto declarado resultante de esta ampliación ofrece un ejemplo de singularidad artística y arquitectónica de irremplazables valores urbanos, paisajísticos y ambientales indispensables para interpretar y comprender la Mezquita de Córdoba. Hoy es la única ciudad del mundo que puede presumir de hasta seis Patrimonios de la Humanidad: La Mezquita-Catedral, el centro histórico que la rodea, la Fiesta de Los Patios y Medina Azahara. Además, como el resto de España, disfruta del título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad concedido también al Flamenco y a la Dieta Mediterránea.
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De un extremo a otro del país
Finalmente, en el centro geográfico del país se distinguió a una obra impresionante: El Monasterio y Real Sitio de El Escorial a pocos kilómetros de Madrid, que es uno de los monumentos más representativos de la arquitectura española, ligado indisolublemente a la monarquía hispana, al siglo de oro y a la ideología de la Contrarreforma católica del siglo XVI. El bien declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO comprende además de los jardines y huertas de los frailes, las casas de Oficios y de la Compaña, donde se albergaban los servicios del Monasterio y la Corte. La declaración incluye también las casas de Ministerios, Infantes y Reina que completaron en el XVIII la Lonja que rodea el edificio, así como la Casita del Príncipe y Casita del Infante, palacetes de recreo rodeados de jardines.
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