Salamanca es la ciudad de la cultura y del español por antonomasia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una urbe abierta diariamente al viajero y al salmantino. Sus calles empedradas dan paso a un ‘carrusel’ de edificios monumentales que albergan numerosas historias y leyendas que atraen a todo el que los visita. Su oferta gastronómica completa un viaje o una escapada de ensueño por tierras charras.
Viajar hasta Salamanca es sumergirse en un mundo de sueños patrimoniales, culturales, arquitectónicos, históricos, naturales y gastronómicos. Todo un conjunto de grandes tesoros que hacen que esta urbe sea reconocida a nivel mundial, porque la realidad es que Salamanca suena con fuerza cuando se habla de Turismo. El viajero que visita la ciudad se encuentra con una villa de calles empedradas, en el casco antiguo, abierta las 24 horas y que enamora a cada paso y en cada rincón. Por ellas han vagado personajes muy relevantes de la Historia universal, como es el caso del descubridor Cristóbal Colón, el estudioso Antonio de Nebrija o la religiosa Santa Teresa.
Paseando por su escenario patrimonial y monumental, el peregrino descubre la riqueza de esta ciudad, que se revela al instante. Visita obligada es su Plaza Mayor, uno de los espacios abiertos más bellos y grandes de España y uno de los monumentos barrocos más destacados del urbanismo y de la arquitectura de nuestro territorio. Este amplio escenario cuenta con una galería de 88 arcos decorados, en la parte superior, con retratos labrados de personajes relevantes en la historia de Salamanca. La plaza ha llegado a reunir a miles de personas en celebraciones de todo tipo, desde conciertos, como el del grupo Asian dub Foundation, a representaciones teatrales, como las de La Fura Dels Baux, o incluso la conocida Noche Vieja Universitaria, un evento que se celebra el 13 de Diciembre y donde se congregan, principalmente, los estudiantes para despedir el año con sus compañeros.
Sus nueve puertas dan salida a las calles del centro desde las que, mirando a lo alto, se ven las Torres de la Ciudad que presiden el cielo salmantino. Para llegar hasta la Plaza de Anaya, donde se encuentran estos templos, el viajero continúa su travesía en línea recta y a su paso, entre el bullicio del ajetreo diario, descubre una avenida amplia y de majestuosos edificios. Allí se encuentran la Casa de las Conchas, un palacio gótico que actualmente es la biblioteca pública de Salamanca, y la Universidad Pontificia, fundada por el Rey Alfonso IX de León en 1219.
La urbe cuenta también con la histórica Universidad de Salamanca, ubicada en la Calle Libreros, joya del arte renacentista español y una de las construcciones salmantinas más importantes. Allí tiene lugar uno de los reclamos turísticos más destacados, se trata de la famosa ‘búsqueda de la rana’, una actividad que reúne cada día a una gran multitud de curiosos que ansían la suerte de encontrar la figura de este anfibio.
Sin salir del recorrido inicial y dejando a un lado la Casa de las Conchas y la Pontificia, el camino continúa hasta llegar a la Plaza de Anaya, un escenario casi único que atesora una riqueza patrimonial sin parangón: a un lado, el Palacio de Anaya, actual Facultad de Filología y, al otro, La Catedral Nueva y La Vieja. Aquí, además de contemplar el interior, el viajero podrá agudizar su vista con la búsqueda de un elemento muy peculiar en el pórtico de la entrada, incorporado en la última restauración del templo: la figura de un astronauta.
Pero en esta ciudad hay tiempo hasta para agudizar los sentidos del gusto, y es que Salamanca es capaz de deleitar los paladares más exigentes. La manera más fácil para descubrir la gastronomía charra es callejear y mezclarse con los salmantinos y vivir la experiencia real del tapeo, donde priman los productos de la tierra y las recetas tradicionales como los embutidos de Guijuelo, la chanfaina o el famoso hornazo, una empanada rellena de chorizo, lomo, jamón o tocino, entre otras materias primas. Para el viajero ‘tapear’ por esta ciudad es sinónimo de saciar su apetito a un precio accesible para todos los bolsillos.
Aunque no todo son pinchos. Además de la riqueza y la calidad de sus materias primas, Salamanca reúne a un gran número de cocineros que, en colaboración con el Ayuntamiento, han impulsado el ‘Club de Producto Salamanca para comérsela’, del que forman parte una amplia selección de algunos de los mejores restaurantes de la urbe, con menús que destacan por su calidad y variedad, con precios desde los 13 euros.
Con el estómago lleno se despiertan las ganas de disfrutar de un postre, un café o una infusión sentado en alguno de los cafés o terrazas que el viajero encuentra en el paseo. Y más tarde, con las pilas cargadas, es el momento perfecto para conocer la Casa Lis, un edificio contemporáneo de imponentes vidrieras que, actualmente, alberga el Museo de Art Nouveau y Art Decó, que contiene una gran colección de artículos y prendas de esta época. También destaca el Huerto de Calixto y Melibea, un jardín que se encuentra en la antigua muralla que da al río Tormes. Un espacio verde muy visitado por los viajeros que fue el escenario imaginario de la historia de los protagonistas de la obra de Fernando de Rojas, ‘Calixto y Melibea’ publicada en 1502. Aunque el puente Romano, la Cueva del diablo, el Convento de San Esteban y las numerosas iglesias son otros de los espacios en los que el viajero debe detenerse.
Subidas y bajadas por el entramado de callejuelas que forman el amplio casco histórico, hacen del viaje por Salamanca una excursión excitante que, sumado a las leyendas e historias que albergan los espacios patrimoniales crean una atmósfera de misterio y magia capaz de hipnotizar a todo el que la visita. Pero también es una ciudad que fascina al paladar y hechiza la vista. Por todo ello, Salamanca, perdura en la memoria de todo viajero que rememora continuamente ese viaje o escapada a las tierras charras.
Sobre Salamanca
Salamanca es una ciudad contemporánea y viva las 24 horas del día que está siempre dispuesta a acoger al viajero. Una urbe Patrinomio de la Humanidad desde 1988, por la UNESCO, que atesora patrimonio, cultura, ocio, naturaleza y gastronomía. Pasear por Salamanca se convierte en toda una aventura al tratarse de un escenario monumental único donde destacan la Plaza Mayor, La Casa de las Conchas, La Catedral Vieja y la Nueva, entre otras construcciones que el viajero encuentra a su paso mientras disfruta de la gastronomía tapeando por sus calles. La oferta de ocio y naturaleza completan los atractivos de este destino referente en el turismo de interior.