Un año mas los salmantinos cumplieron con la tradición del lunes de aguas
El Lunes de Aguas es una fiesta popular de Salamanca y de otras localidades charras, aunque en el pasado estuvo muy extendida por toda la submeseta norte peninsular.
Oficialmente el Lunes de Aguas solo es festivo desde las 15:00 horas (aproximadamente), en la capital Salamanca y en algún municipio más aislado. Sin embargo, se puede ver que tanto la ciudad como los pueblos de la provincia se quedan vacíos por la tarde y se pueden ver y participar de grandes meriendas en parques, praderas y cualquier extensión de campo en las inmediaciones de los mismos.
Su celebración se ha asimilado por algunos autores con la ruptura simbólica y ritualizada del duelo penitencial propio de Semana Santa, es decir, como desahogo de sus estrictos ritos de recogimiento y penitencia. En la actualidad es una fiesta que se celebra en familia o en compañía de amistades, que se reúnen para ir a merendar al campo o pasar una jornada campestre, en un clima de descanso, esparcimiento y diversión.
Con el fin de facilitar el desarrollo de esta fiesta el Ayuntamiento de Salamanca estableció en el día de ayer lunes, 29 de abril un dispositivo especial de tráfico y seguridad que se aplicó desde el mediodía.
De forma complementaria, la Policía Local llevó a cabo un despliegue de vigilancia y control, con el refuerzo adicional de las Unidades Caninas, que ha sido especialmente visible en la Aldehuela de los Guzmanes.
El operativo previsto ha sido no sólo en las distintas zonas de la Aldehuela, sobre todo en la chopera, el monte de utilidad pública colindante y las riberas del Tormes, sino también en los entornos del Puente Romano y la ribera de Curtidores, el parque Fluvial en toda su longitud, la huerta de los Jesuitas, la campa situada entre el arroyo del Zurguén y la carretera de Vecinos, los jardines de Santa Cándida María de Jesús y de Miguel Delibes (aledaños al paseo del Progreso), los parques Elio Antonio de Nebrija (junto al puente de Sánchez Fabrés) y Don Juan Tenorio (en el acceso oeste) y el botánico de Huerta Otea.
Ademas el Ayuntamiento de Salamanca instaló 104 contenedores para que los participantes en el Lunes de Aguas puedan depositar sus residuos, con la novedad de que habrá diez para envases en La Aldehuela, entorno del Puente Romano, en la carretera de Vecinos junto al arroyo Zurguén y el Parque Fluvial. Además, la empresa concesionaria del servicio de limpieza de zonas verdes de Salamanca formará retenes especiales.
Por otro lado, durante el Lunes de Aguas el Ayuntamiento de Salamanca ha instalado trece baños públicos, en la zona del Puente Romano, concretamente en el entorno de la iglesia de Santiago: 10 cabinas mixtas y 3 urinarios individuales, con capacidad para cuatro personas cada uno.
La historia del lunes de aguas
Los orígenes de la celebración del Lunes de Aguas pertenecen a una historia de privación y desenfreno al mismo tiempo que de obediencia y lujuria.
Una fiesta pagana, celebrada a finales de cuaresma, cuyas raíces encontramos en el siglo XVI, y que hoy en día es una fiesta que sirve de tarjeta de identidad.
La visita de Felipe II
El 12 de noviembre de 1543, hace su entrada solemne en la ciudad de Salamanca un jovencísimo Felipe II, de dieciséis años de edad, en medio de una gran expectación popular.
El joven príncipe se va a desposar en la ciudad con la princesa María Manuela de Portugal.
En los días siguientes, en los que tiene lugar los actos de celebración de los esponsales, Felipe tiene tiempo más que suficiente para contemplar con asombro el verdadero rostro de Salamanca. Él, aunque joven, es una persona severa y grave, que ya muestra su carácter sobrio, religioso y poco dado a los placeres banales.
Las bodas tuvieron lugar en las casas del licenciado Lugo, frente a Santo Tomé, en la actual Plaza de los Bandos (Salamanca), y las velaciones al amanecer el 14.
Hasta el día 19, en que marcharon los recién casados hacia Valladolid, se sucedieron en Salamanca saraos, festejos, corridas de toros, juegos de cañas, justas y torneos entre los dos bandos tradicionales de la ciudad de manera ininterrumpida.
Putiferio universitario en la antigüedad
Felipe queda asombrado de cómo esta sobria y señorial capital de la Meseta funde en su seno el templo del saber, la luminaria del cristianismo europeo, el dogma y la palabra, y al mismo tiempo el ocio y la diversión sin límites ni miramientos.
Y es que Salamanca en aquellos años encierra en su seno a más de ocho mil estudiantes (sirva como dato esclarecedor que Madrid tenía once mil habitantes en el primer tercio de siglo XVI), entre los cuales hay becados, sopistas, señoritos de postín; y mueven a su alrededor un complejo mundo humano plagado de criados, mozos de cuadra, taberneros, curas corruptos, catedráticos rectos y catedráticos visionarios y ocultistas, prostitutas para todos los bolsillos y dones, rameras con más bachillerías que los propios estudiantes, lavanderas, amas de llaves, buhoneros y feriantes.
De tal modo que Salamanca es la primera de las universidades destos reynos, la más rancia y antigua, y al mismo tiempo es el mayor burdel de Europa, la Sodoma y Gomorra Occidental. Una de las tres lumbreras del mundo, y uno de los tres putiferios del orbe conocido.
En Salamanca, a la par que Escuelas Mayores y Menores, patios de lectura, y bibliotecas, coexisten tabernas insanas y lujuriosas, casas de amancebamiento de toda índole, y toda suerte de atentados contra el sexto y todos los demás mandamientos inventados y por inventar. Pícaros, incluseros, Lazarillos avispados, ciegos resabiados, alcahuetas y Celestinas poblaban los arrabales de Salamanca, que se convierte en fuente de este tipo de géneros literarios.
El edicto de Felipe II
Felipe II dentro de su rectitud cuasi monacal queda perplejo con tamaño espectáculo y lo primero que hace es promulgar un edicto en el cual ordena que durante los días de Cuaresma y Pasión la prohibición de comer carne se haga extensible en todos los sentidos, y para evitar conductas que conlleven pecado carnal, obliga a que las prostitutas sean expulsadas de la ciudad, y conducidas extramuros (al llamado Arrabal del Puente, en la orilla izquierda del Tormes) durante el citado periodo cuaresmal, poniendo además como condición que ninguna sea osada de acercarse a menos de una legua de los límites de la ciudad o sufrirá un castigo.
Dicho y hecho, a partir de este edicto, las prostitutas de Salamanca abandonaban la ciudad antes de comenzar la Cuaresma y el tiempo de abstinencia, y desaparecían de ella de manera temporal, recogiéndose en algún lugar al otro lado de río Tormes.
El desquite estudiantil
El padre Putas
De conducir a las meretrices y pupilas tanto a su exilio temporal, como a su aclamado regreso, se encargaba un pintoresco personaje.
Un sacerdote picarón llamado Padre Lucas, y que por degeneración del término, era conocido por los estudiantes por el nombre de Padre Putas, el cual se encargaba de concertar el momento del advenimiento carnal de estudiantes y doctoras de la cátedra del placer