Para los viajeros más empedernidos, la gastronomía es una forma divertida de ahondar en la cultura de cada país. Además de pasear por las calles y avenidas, o visitar sus monumentos y museos más emblemáticos, es imprescindible probar su cocina para tener un buen conocimiento de los lugares que visitamos. La mayoría de las regiones tienen platos especiales y capaces de animar a los buenos gourmets a descubrir nuevos destinos y enriquecer el paladar, con hoteles a partir de 54 euros por habitación doble.
Rumbo propone un recorrido gastronómico por seis grandes destinos europeos que invitan a degustar los platos más típicos: desde el tradicional plato de fish & chips Reino Unido, el bacalao el Portugal, ratatoille en Francia, el famoso risotto italiano, la fondue de queso de Suiza o el suculento goulash (estofado típico) de Hungría.
Una de las sorpresas más gratas del Reino Unido es su variada gastronomía. Hay restaurantes que sirven comida de todos los rincones del mundo, los típicos bares con menús tradicionales, el famoso desayuno inglés, etc. Los críticos no siempre han sido justos con la gastronomía británica. Entre los platos más conocidos de su cocina tradicional está el famoso fish and chips (pescado y patatas fritas). El filete de pescado rebozado al punto (idealmente, bacalao) y las patatas fritas crujientes son un bocado muy apetitoso. Fácil de encontrar en restaurantes de todo el Reino Unido, este es uno de los platos de más tradición y éxito desde sus orígenes.
El bacalao es la estrella de la cocina portuguesa. Los portugueses dicen que hay 365 maneras de cocinarlo, una por cada día del año. La tradición de comer bacalao viene del siglo XVI, cuando muchos portugueses embarcaban durante meses hasta las aguas frías de Terranova (Canadá) para pescar bacalao. Los pescadores salaban el bacalao en el camino de regreso y elaboraban platos sabrosos y sus paisanos hacían lo mismo en los pueblos costeros, donde preparaban pequeñas fiestas de bienvenida. En platos sencillos, combinados, elaborados y en la cocina moderna, este genuino pescado es el centro de la gastronomía portuguesa que tanto atrae a los viajeros. Posiblemente los cocineros portugueses sean quienes mejor manejan este delicado, suculento y agradecido bocado para preparar deliciosos buñuelos, bañarlo con salsas increíbles y recetas para chuparse literalmente los dedos.
Plato típico de la Provenza francesa y particularmente de la región de Niza, ratatouille es uno de los clásicos de la cocina francesa y un buen ejemplo de la cocina mediterránea. Se trata de una combinación de verduras como berenjenas, calabacines, pimientos, tomates, etc. El nombre ratatouille se hizo más universal después de la película de animación del mismo nombre, que cuenta la historia de un ratón que quería ser cocinero. La elaboración de ratatouille es conocida desde el siglo XVIII, siendo una gran combinación de los vegetales más típicos de la cocina mediterránea de temporada en el sur de Francia.
En Italia hay muchos platos que vale la pena probar, incluyendo las suculentas pizzas, las pastas y los famosos risottos. El arroz, el acompañamiento clásico de platos principales, mejor conocido por risotto en Italia, es un plato que vale la pena experimentar. De color crema, cocido al dente, con el vino y una variedad de sabores, es un plato típico del norte de Italia, donde se destacan entre los más famosos el risotto funghi secchi, el risotto all’amarone o el de guisantes y espárragos. En Milán, la mayoría de los «gourmets» también pueden degustar el famoso «Risotto Millanese», el más tradicional de todos los risottos. Inventado por el maestro Valerio di Fiandra, responsable de la creación de las vidrieras de la Catedral de Milán, este artista fue tan conocido por sus hermosas obras de arte como por su buen gusto en la cocina.
Suiza por los cuatro costados, la fondue de queso es una de las experiencias gastronómicas más entretenidas. Según distintos informes, la fondue se estableció en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las batallas y los inviernos impedían a los campesinos de las regiones montañosas aprovisionarse de alimentos en las ciudades. Para no morir de hambre, se aprovechaban los restos de leche y queso para elaborar un plato caliente, simple, sabroso y nutritivo. Actualmente, la fondue se considera un plato divertido e idóneo para compartir y se puede hacer sobre la base de varios tipos de queso, tales como Gruyère y Emmental, queso Gouda, queso gorgonzola… perfumado con un poco de vino blanco y kirsch destilado cereza.
El goulash es el plato más conocido de la cocina tradicional húngara, por lo general rica en aromas y sabores picantes. Este estofado tradicional –condimentado con pimentón húngaro –se ha convertido en muy popular en toda Europa Central, por su fuerte sabor, lleno de aromas de especias y su preparación sencilla a partir de una mezcla de carne y verduras. El pimentón, condimento que en la actualidad no se puede disociar de Hungría debido a que la mayoría de la población es aficionada a las comidas de aromas y sabores picantes, no formaba parte de la receta tradicional. Se introdujo más tarde, tras el descubrimiento de América.
Más info: Ruta gastronómica por Europa