El alcalde de León, José Antonio Diez, ha asistido a los actos de la Real Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro de la celebración de la trasladación de las reliquias de San Isidoro. El Pendón de San Isidoro es considerado Reliquia Nacional, con honores de Capitán General de los Ejércitos de España y Alférez Perpetuo en la persona del Jefe del Estado Español.
Para los más profanos decir que el origen de esta festividad de la «Traslación» hunde sus raíces en el siglo XI, concretamente en el año del Señor de 1.063. La piedad y el patriotismo del buen monarca Fernando I, el Magno y su esposa Dña. Sancha I, trajeron a esta Corte de Reyes las Sagradas Reliquias de San Isidoro de Sevilla. Los restos del Santo a su llegada a León, el 21 de diciembre del 1063, fueron acogidos con la solemnidad de los grandes fastos medievales por toda la familia Real y por todo el pueblo de León y depositados en la Iglesia de San Juan Bautista, que Alfonso V, padre de la Reina Sancha había reedificado años atrás de la ruina que en ella había obrado nuestro mayor enemigo, Almanzor, el Atila medieval del Reino Leonés.
Dicho esto y volviendo al motivo de esta reseña debemos añadir que previamente en la capilla del Santo Martino de la Real Colegiata de San Isidoro se realizó el acto de despedida del Abad saliente Hermenegildo López González y la presentación a los caballeros y damas cófrades del nuevo Abad, Gonzalo F. González Cayón. Tras este acto tuvo lugar la procesión por el interior del templo desde la citada Capilla del Santo Martino hasta el altar mayor de la Real Basílica, y que como novedad este año presentaba los nuevos atributos regios de los Reyes de León (aún sin concluir ya que les falta la pedrería, estado prevista su finalización para el Responso de los Reyes de León que se celebrará el próximo 6 de enero).
Llegados al Altar Mayor y tras ocupar los cófrades los asientos reservados al efecto, dio comienzo la «Solemne Celebración Eucarística», con la «Ofrenda Anual al Santo Patrón» con la histórica entrega del cirio.
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El Pendón de San Isidoro o de Baeza
En el verano de 1147, cuando las tropas de Alfonso VII avanzaban hacia Almería, se vieron frenadas por la resistencia musulmana en la ciudad de Baeza. El ejército leonés preparó un cerco militar en torno a la ciudad con el fin de conquistarla, pero la resistencia musulmana desbarató las expectativas del rey Alfonso VII el Emperador, hasta el punto de que las huestes leonesas consideraron levantar el cerco a la ciudad. En ese momento, cuenta la leyenda que Isidoro se le apareció esa misma noche en sueños y le exhortó a “tener fe en la victoria”, y de esta forma el Emperador acabó entrando triunfante en Baeza el 25 de julio, día de Santiago.
El propio Emperador reunió a los Obispos, nobles y caballeros constituyendo, en este mismo momento, esta Confraternitas entorno al Pendón de San Isidoro, también conocido popularmente como Pendón de Baeza. Mandó bordar en el propio campo de batalla, a las mujeres de la nobleza, un Pendón de tafetán en el que aparece bordada por ambas caras la efigie del Santo Isidoro a caballo, revestido de pontifical, por su condición de Arzobispo, portando la Santa Cruz y una espada. En la parte superior aparece una estrella y sobresaliendo de una nube el brazo de Santiago Apóstol, blandiendo una espada de fuego. Los castillos y leones del escudo, fueron añadidos posteriormente por la unión de los dos Reinos con Fernando III “el Santo”. Los bordados están realizados con hilos de oro y plata, sobre tafetán (tela delgada de seda muy tupida) adamascada carmesí.
El Emperador prosiguió su camino y tomó Almería a finales del citado año de 1147, regresando a la Corte leonesa, a principios del siguiente año. El Milagroso Pendón de San Isidoro, acompañó siempre al propio Emperador, y presidió todos los triunfos de las tropas leonesas y castellanas, durante la Reconquista.
En el año 1908 se reemplazó el damasco antiguo, dado su deterioro con el paso de los siglos, para que el Pendón fuese partícipe en la procesión cívica del centenario de la Independencia.
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Texto íntegro del nuevo Abad de la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro
Ilustres Damas y Caballeros Cofrades:
Indicaros que se encuentra aquí, otro de los nuestros, el General Vicente Torres, que hoy será investido Caballero Cofrade de Honor.
Quiero manifestaros en este momento tan importante para mi, por el nombramiento como abad de nuestra imperial orden, especialmente en este 875º aniversario fundacional, algunas imágenes que han pasado por mi mente en los días en que he preparado estas palabras, pues al fin y al cabo son parte de nuestra historia reciente.
Aunque son palabras muy mayores, el hecho de ser uno de los sucesores de nuestro fundador el gran Emperador Alfonso VII, ya acongoja, por ser una de las grandes figuras de la Hispania Medieval.
Desde el siglo XII, nuestra Cofradía nunca ha desaparecido pues siempre, al menos, ha tenido dos miembros, uno el Rey de España como Gran Maestre, por ser este cargo hereditario y el otro el Abad de San Isidoro como Juez Conservador Perpetuo. Nuestros antepasados sabían muy bien lo que hacían.
Aparte de lo que el milagroso e invicto pendón de San Isidoro, conocido popularmente como pendón de Baeza, supuso en aquella época de la reconquista, como referencia para todos los reinos que participaron, en cuanto a su presencia en ciudades tomadas, en las que nuestra enseña entraba triunfante.
Yo quiero mencionar especialmente tres hechos para la historia:
El primero, la presencia del pendón y de nuestros nobles y obispos, en las primeras cortes parlamentarias del mundo, reunidas en 1188, por el nieto de nuestro fundador, Alfonso IX, en el claustro de esta misma Colegiata.
El segundo y muy importante también, el de la admisión de mujeres en nuestra Institución desde el año 1331, siglo XIV. La actual ley de igualdad ya la cumplimos desde hace siete siglos.
Y la tercera, el voto Inmaculista de nuestra orden, realizado el 1665, mas de doscientos años antes del propio dogma papal de la inmaculada concepción. Por eso lleva colgado nuestro Pendón el lazo azul, en recuerdo de ese voto Inmaculista.
También lleva colgadas tres medallas de oro, concedidas por sus respectivos ayuntamientos. La de Baeza, como lugar de fundación, la de León como sede histórica y la de Villadangos, en la provincia de León, por el lugar donde, en 1111, el niño Alfonso VII, protegido por su madre Urraca, salvó la vida después de la batalla.
Desde entonces, a mi tiempo en la Cofradía, han pasado siglos, pues yo me incorpore en el año 1991, siendo mis padrinos el añorado Vicente Pastor… y mi apreciado Miguel Martín-Granizo, que con noventa y pico años es el cofrade mas antiguo, junto con nuestro queridísimo y aquí creo que hablo en plural, Eduardo de Paz, al que la Cofradía y yo personalmente nunca le agradeceremos suficientemente sus desvelos, durante mas de sesenta años, desde que su padre pidió para él, el ingreso.
De Eduardo he aprendido muchas cosas de la cofradía y también de la vida. Ha sido un segundo padre para mí.
Aquí también, quiero tener un recuerdo hacia el ilustre Caballero Cofrade, con mayúsculas, José Luis Bayón, al que sustituí como teniente de primicerio, que me marcó como persona.
He conocido dos abades de esta colegiata, por lo tanto jueces conservadores nuestros, el añorado D. Antonio Viñayo, un auténtico sabio, y a nuestro actual D. Francisco, que nos dará hoy su bendición en la celebración eucarística.
También he convivido con varios consiliarios hasta nuestro actual D. Luis, que ayer ofició la ceremonia de la luz y que nos guía por el buen camino.
He conocido también a seis abades, los difuntos Urbano Santos, Eugenio de Mata y Florentino Argüello, así a los que nos acompañan hoy, Juan Manuel Nieto, Manuel Castillo y por supuesto mi querido Hermenegildo con el que llevo “haciendo equipo en el cabildo” no menos de 12 años, primero como escribano y luego como teniente de primicerio.
Simplemente y a modo de referencia, cuando me fue impuesto el habito y la medalla, hace 31 años, como se va a hacer hoy con los neófitos, éramos 35 damas y caballeros. Hoy, con nuestros nuevos hermanos nos acercamos a los 190 miembros, lo cual dice mucho de nuestra evolución.
Y quiero también citar ante todos vosotros, a otro hermano importante en estos últimos años en nuestra cofradía, que ha supuesto la unión indisoluble y ya definitiva para siempre, entre Baeza y León, que es el regidor Fernando Viedma, por su labor incansable para que esto sea ya una realidad. Enlazando con su padre, alcalde de Baeza y miembro honorario de nuestra Cofradía, desde 1971, en que el pendón estuvo presente en Baeza, nuestro querido Fernando ha conseguido que mas de veinte damas y caballeros seáis originarios de esa reconocida mundialmente y bellísima ciudad de Baeza.
Y como es de justicia, siempre un recuerdo emocionado para todos los miembros fallecidos desde su fundación, de esta Imperial Institución,
Terminamos los actos con nuestro grito de guerra durante la reconquista y ahora convertido en palabras de paz para todos. ¡san Isidoro, ruega por nos!
- En León, Ciudad Imperial y Urbe Regia, 18 diciembre de 2022
- Gonzalo F. González Cayón