Estamos ante un acontecimiento identitario; estamos mirando cara a cara a nuestra historia, a nuestro orgullo de ser leoneses y de ocupar, por derecho propio, la cuarta parte del escudo constitucional de España.
El pasado viernes 8 de octubre tenía lugar la inauguración de las nuevas Tumbas Reales de Alfonso VI y cuatro de sus cinco esposas Inés, Constanza, Berta y Zaida, en la villa de Sahagún. Y como todo lo que tiene que ver con el Reino de León quedó en una inauguración mediocre y sin trascendencia.
Entre cómo traslado Egipto a sus faraones a su nueva ubicación el pasado 4 de abril de 2021 y la ceremonia de la inauguración referida, entendemos, tiene que haber un término medio.
Tras dejar a Sahagún sin ser la sede central de las “Edades del Hombre” ahora llega este nuevo varapalo: el ninguneo de la inauguración de las tumbas reales. Por cierto, y hablando de las “Edades” algunos estamos esperando que la JCyL arroje “lux” sobre las cifras de visitantes por sedes, para poder comprobar si el reparto de visitantes ha sido equitativo.
Sola dejaron de nuevo a la Alcaldesa de Sahagún, en su empeño de poner a la villa facundina en el mapa, en su apuesta por potenciar el turismo en esta histórica villa. La cierran el camping, prácticamente la incomunican por transporte público, la birlan el proyecto inicial de las “Edades” y ahora esto. ¡Cuerpo a tierra que vienen los míos! ¿Será el resultado de la votación favorable sobre la Autonomía de León que se produjo en Sahagún?
Tiempo atrás se anunciaba la idea de hacer una inauguración a la altura e importancia del personaje. Alfonso VI de León, el Bravo, fue el conquistador de Madrid y Toledo y el repoblador de Valladolid. No estamos ante una atracción turística. Estamos ante un acontecimiento identitario; estamos mirando cara a cara a nuestra historia, a nuestro orgullo de ser leoneses y de ocupar, por derecho propio, la cuarta parte del escudo constitucional de España.
No es de recibo que se anuncie la inauguración de las tumbas reales con dos días de antelación y en la antesala de uno de los puentes más codiciados del año. Algunos, algunas y “algunes” siguen sin entender que estamos ante algo más que una mera atracción turística. Estamos ante los restos de un gran Rey, Rey de León (incluso de Galicia, de Castilla y de Toledo y que se intituló Emperador de toda Hispania), que fue Jefe de Estado entre 1065 y 1109, tan Jefe de Estado o Rey como lo es hoy en día Felipe VI. Es más que probable que el motivo se encuentre en el hecho de que se pretendía evitar que los facundinos y los leoneses en general acudieran en masa a rendir honores a uno de sus grandes Reyes y a reencontrarse con su historia. Excelente escusa la del covid, sin duda; claro que lo mismo sirve para un roto que para un descosido…, como descosida esta esta cosa que llaman comunidad…
Que no haya venido nadie de la Casa Real no tiene un pase, y máxime cuando la actual Reina de España es asturiana, origen del Reino Leonés. Pero tampoco tiene un pase que no estuviera el Rector de la Universidad de León y enviara al parecer a la Secretaria General. El monasterio que nos ocupa fue Universidad desde 1534 hasta 1616. Chirria la ausencia del Presidente de la Diputación Leonesa (quizás se encontraba trabajando intensamente en la Mesa por el futuro de León). Envían a Nicanor Sen, cuyo Ayuntamiento, el de Cistierna, tiene el honor de ser uno de los escasos que han votado a favor de seguir unidos a Castilla. Con eso se dice todo y hasta puede que se explique todo.
Por contra la ausencia del Presidente de la Junta de Castilla y León, el leonés de Salamanca Mañueco evidencia lo que a la Junta le importa León, su historia o su Reino; eso en lo que el lector está pensando. A la Junta, parece ser, solo le interesa todo aquello que tiene que ver con el desmantelamiento de esta Región histórica de España y potenciar Valladolid (ya ha logrado que todos los caminos de Santiago excepto el francés pasen por esa provincia, ha conseguido que sea el centro de noroeste, entrar en los fondos transfronterizos, manipular en todas las ayudas, cambiar hasta el curso de las aguas… y si les dejan, intentarán comprar, de nuevo, la capitalidad del Reino de España… ¡Qué tíos!).
También se ha echado de menos al Alcalde de Madrid, o al de Toledo o incluso al de Valladolid los cuales, por lo apuntado más arriba, hubieran debido personarse o enviar a un propio, propia o “propie”.
Por lo menos estaba el Obispo de León para dignificar el acto, porque ya solo faltaba que hubieran mandado al párroco de San Juan de Sahagún (sin que esta afirmación sea un menosprecio o un desdoro).
Y que en un acto de esta importancia y de este calado no estuviera en pleno la Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, encargada de dar realce a los actos relacionados con los Reyes y Reinas de León, ¿solo puede explicarse por lo reducido del recinto?. De otro modo, estamos seguros que ellos y ellas sí hubieran acudido en gran número. Por esa razón, solo pudo asistir una representación de dos personas con su Abad al frente. Servicios mínimos que se diría.
Ha sido una inauguración de andar por casa. Como lo fue en su día el milenario del Fuero de León, o el 1.100 aniversario del Reino de León. Los leoneses ya estamos acostumbrados al ninguneo. Parece ser que ya no nos quedan garras para defendernos. Ya no nos queda nada de nuestra fiereza de antaño o, por concretar, de los tiempos del gran Alfonso VI, llamado el Bravo.
Por lo menos Alfonso tiene el calor y el cariño de los facundinos. Esta enterrado en la localidad que en vida le acogió como uno más y en la que expresamente quiso ser enterrado a finales de julio o principios de agosto de 1109, cumpliéndose así la voluntad del monarca. Hay que recordar que falleció en Toledo el día 1 de julio de ese año a dónde había acudido para tratar de defenderla de un inminente asalto almorávide y a proclamar Urraca heredera en la ciudad del Tajo. Su muerte acaeció tras la proclamación y desbarató los planes militares. Un lamento más a añadir tras la desgraciada muerte de su heredero en la Batalla de Uclés.
La Tumbas Reales
El sepulcro que contenía los restos de Alfonso VI fue destruido en 1810, durante el incendio que sufrió el Monasterio de San Benito. Los restos mortales del rey y los de varias de sus esposas, fueron recogidos y conservados en la cámara abacial hasta el año 1821, en que fueron expulsados los religiosos del monasterio, siendo entonces depositados por el abad Ramón Alegrías en una caja, que fue colocada en el muro meridional de la capilla del Crucifijo, hasta que, en enero de 1835, los restos fueron recogidos de nuevo e introducidos en otra caja, siendo llevados al archivo, donde se hallaban en esos momentos los despojos de las esposas del soberano.
El propósito era colocar todos los restos reales en un nuevo edificio que se estaba construyendo entonces. No obstante, cuando el monasterio de San Benito fue desamortizado, en 1835, los religiosos entregaron las dos cajas con los restos reales a un pariente de un religioso, que las ocultó, hasta que en el año 1902 fueron halladas por el catedrático del Instituto de Zamora, Rodrigo Fernández Núñez.
En la actualidad, los restos mortales de Alfonso VI reposan en el Monasterio de la Santa Cruz, de las hermanas Benedictinas de Sahagún, a los pies del templo, así como los restos de varias de sus esposas del rey, entre ellos los de las reinas arriba mencionadas.
Con el fin de dignificar este túmulo real el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León concedió en el año 2018 al Ayuntamiento de Sahagún una subvención de la Consejería de la Presidencia de 20.000 euros para llevar a cabo la reestructuración de las tumbas reales de Alfonso VI y esposas.
La Corona castellana de Alfonso VI
Le encargan el trabajo al escultor leonés Amancio González, el cual esculpe sobre las sienes del sexto de nuestros Alfonsos una copia de la corona de Sancho IV de Castilla. Y salta la polémica. El escultor se enroca diciendo que son catedrales y no castillos. Decíamos el pasado 16 de agosto, a propósito de la presentación de las tumbas reales que cambiarle la corona a la escultura del Rey Alfonso debía ser una prioridad absoluta, por tratarse de un insulto, no solo a los leoneses sino al propio Alfonso VI.
El error histórico sobre la corona de Alfonso VI es para nota, como lo son las peregrinas justificaciones que da sobre ella su autor Amancio González. Dice el autor en su Facebook que los florones que decoran la corona real que ciñe nuestro sexto Alfonso son catedrales. “Lamentablemente no son castillos. Como se puede apreciar en la foto de la corona de Sancho IV, salvo algunos añadidos, es en esencia una corona real netamente de estilo románico, lo que nos puede dar una idea de cómo eran las coronas reales en aquella época; observamos también que en la parte superior aparece representada lo que sería la vista frontal de una catedral románica, a pesar de estar muy esquematizada, son perfectamente reconocibles todos sus elementos, pórtico, rosetón, etc. Esta corona respondía perfectamente a mi deseo de no inventar nada, al no ser posible hacer un sepulcro románico decidí hacerle realista en su mayor parte con elementos reales del estilo románico y ofrecer al espectador un panteón real de un rey muerto hace 900 años y que realizado en el siglo XXI fuese mínimamente creíble”.
Debe ser el único que ve catedrales. Los demás lo que vemos es una metedura de pata, eso sí, como una catedral.
Dignificar las tumbas reales
También deberían grabarse en los sepulcros, tanto las armas del Rey y/o del Reino, así como el nombre de los finados, al estilo de los sepulcros medievales. Pero desde luego con el asesoramiento de la Universidad Leonesa.
La iniciativa del Ayuntamiento de Sahagún de dignificar el conjunto funerario es simplemente digna de admiración, por ello debería empezar a trabajar en una segunda fase del sepulcro, en que cada Reina tenga su sepulcro, simplemente por dignidad hacia estas 4 mujeres, que forman parte de nuestra historia.
El que en su día se recogieran sus restos y se depositaran todos juntos en una caja de madera por el motivo señalado de la destrucción del monasterio, no quiere decir que así fueran sepultadas. De hecho, podría aprovecharse el viejo sepulcro del Rey Alfonso VI para depositar los escasísimos restos de su heredero. Pero para ello sería imprescindible, también, contar con el asesoramiento de la Universidad de León para evitar nuevos errores. ¿Se imaginan en el Escorial enterradas juntas la Reina Sofía y Corina?
Estaríamos, pues, hablando del segundo enterramiento real más importante del Reino de León y que situaría a Sahagún dentro del selecto y escaso grupo de las localidades que acogen los más importantes lugares de enterramiento de personas regias en España junto con El Escorial (Madrid), Basílica de San Isidoro (León), Monasterio de Leyre (Navarra), Monasterio de Nájera (La Rioja), Catedral de Santiago de Compostela (La Coruña), Capilla Real de la Catedral (Sevilla), Monasterio de Poblet (Tarragona), Panteón Real de la Catedral de San Salvador (Oviedo), Capilla de los Reyes Viejos y Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral (Toledo), Real Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca) o Monasterio de Las Huelgas Reales (Burgos), sin olvidar otros lugares como la Catedral de León, el Monasterio de Miraflores (Burgos), Iglesia de San Hipólito (Córdoba) o el Panteón Real de San Pedro el Viejo (Huesca).
Para ello puede tomarse como ejemplo el vecino monasterio de San Zoilo en dónde cada Conde de Carrión, y significamos de nuevo, conde, tiene su sepulcro individual.
Repetimos que, puede que se trate de un simple tirón de orejas y un claro aviso a navegantes para el futuro, por mor de los resultados de la votación habida en Sahagún a favor de la Región Leonesa, el pasado 14 de septiembre. El día que se consiga la ansiada, necesaria, constitucional y debida autonomía leonesa será un asunto a resolver. Sin duda.