Puente de mayo a la vista, niños sin cole y no siempre es fácil encontrar un plan viajero al gusto de toda la familia. “El País del Quijote: una ruta de ensueño” es ese plan. Porque llevará a los mayores a reencontrarse con la vieja figura del famoso hidalgo, descubriendo pasajes olvidados entre placenteros homenajes culinarios. Y los pequeños se adentrarán en una historia de aventuras por escenarios reales que despertarán su amor por la obra cumbre de nuestra literatura, por saber, conocer y viajar. Bienvenidos al País del Quijote.
El Puente de Mayo es el momento perfecto para organizar una escapada familiar por La Mancha. Tiempo primaveral, pocos kilómetros de distancia para no cansarse demasiado, gastronomía al gusto de todos y una propuesta de viaje sugerente para todos los públicos.
Recorrer los escenarios que inspiraron el Quijote, alimentados de historias -reales y no novelescas-, tradiciones, aventuras y desventuras, amores y desamores, es un plan redondo. Para los niños, que podrán entrar en contacto con la otra cumbre de nuestra literatura por la puerta grande: la de la autenticidad.
Con visitas adaptadas a ellos, como los recorridos teatralizados por las diferentes localizaciones, las moliendas tradicionales (se celebran cada primer domingo de mes en Campo de Criptana) o el “Pasaporte” del País del Quijote (gracias al cual una vez conseguidos todos los sellos que acuñan la visita a todo el país se obtiene el título de Caballero Andante).
Por su parte, los mayores se reencontrarán con el clásico universo cervantino visto desde una perspectiva nueva: la experiencial. Así es el País del Quijote, una alternativa de viaje evocadora y muy sugerente para toda la familia. ¿Arrancamos?
Aventura por el País del Quijote
El “País del Quijote, una ruta de ensueño” llevará al viajero a recorrer Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana y El Toboso, ubicadas en el centro de la llanura manchega y que esconden muchos de los secretos del alma del ilustre hidalgo su creador, Miguel de Cervantes.
La cuna de Cervantes
Alcázar de San Juan es la cuna de Miguel de Cervantes Saavedra.
En su Iglesia Santa María la Mayor, se puede ver su partida de bautismo; en uno de los márgenes encontramos manuscrito “este fue el autor de la Historia de don Quixote”, palabras que firmaría don Blas Nasarre en 1748 al encontrar la partida de bautismo a nombre de Miguel.
Allí podremos visitar también el Museo del Hidalgo, ubicado la Casa del Rey (antigua casa del gobernador de la Real Casa de la Pólvora), en el que se expone y divulga el patrimonio histórico y etnográfico de Castilla-La Mancha. El Museo Formma, donde se muestra la Alfarería manchega, su espectacular conjunto palaciego y eclesiástico o los molinos de viento del Cerro de San Antón son otros de los atractivos de Álcazar de San Juan.
El lugar de La Mancha
En la Cueva de Medrano se puede visitar el lugar donde estuvo preso Cervantes y que vio nacer la historia de Don Quijote. Los primeros comentaristas del libro y los biógrafos del autor afirman que en esta cueva se escribieron los primeros capítulos del libro. También la rebotica de los Académicos de Argamasilla, el lugar de celebración de las reuniones de la entidad imaginada por Cervantes.
El Castillo de Peñarroya, la Iglesia de San Juan Bautista o el Pósito de la Tercia son otras de las visitas obligadas en esta localidad que sirve como puerta de acceso al parque natural de las Lagunas de Ruidera, un paraje que esconde uno de los grandes humedales de la geografía española.
La Tierra de Gigantes
Campo de Criptana cuenta con los molinos de viento originales que inspiraron a Miguel de Cervantes para narrar la aventura más famosa de la literatura universal: Don Quijote contra los Gigantes.
Su sierra y el barrio del Albaicín son el cénit del universo literario cervantino y paradigma del tipismo manchego. No existe mejor lugar para contemplar toda La Mancha en su esplendor y una de las puestas de sol más bonitas del planeta.
El primer domingo de cada mes se puede, además, disfrutar de la molienda en estos molinos que conservan su estructura y maquinaria originales. Pero antes de partir al siguiente destino, lo mejor es pasar por el Pósito Real, antiguo banco para dar préstamos en especie a los agricultores en las épocas de carestía. Las cuevas, el Pozo de Nieve o el Museo de Sara Montiel, completan este reino quijotesco.
La patria de Dulcinea
El Toboso es la patria del amor universal: el hogar de Dulcinea. En sus calles y plazas encontramos frases esculpidas en las paredes de las fachadas, que hacen honor al capítulo IX de la segunda parte del libro, en el que se narra la visita de Don Quijote y Sancho a El Toboso en busca de Dulcinea.
El Museo Casa de Dulcinea, que perteneció a Dña. Ana Martínez Zarco de Morales, a la que Cervantes inmortalizó como Dulcinea (Dulce Ana), mantiene parte de su estructura del S.XVI; ejemplo típico de las casas de hidalgos y ricos labradores manchegos. Varios museos, como el Cervantino o el de Humor Gráfico “Dulcinea”, así como el conjunto de iglesias y conventos conforman uno de los lugares que guardan una historia de amor sin fronteras.