Los expertos inciden en la importancia de los nuevos retos a los que deben enfrentarse las principales escuelas de hostelería para un éxito en el negocio.
La evolución del turismo a lo largo de sus más de 100 años de existencia ha puesto de manifiesto la necesidad de disponer de una mayor cualificación y de aptitud por parte de los profesionales que trabajan en esta industria. Al mismo tiempo, es necesario centrar los esfuerzos en promocionar la experiencia inolvidable que buscan los turistas contemporáneos. Sin duda, se trata de nuevos retos que adquieren un carácter internacional donde las principales escuelas del sector deben tomar nota para ofrecer el éxito futuro a sus alumnos.
Para entender el turismo actual hay que remontarse a sus orígenes, cuando estaba centrado en el negocio dirigido a una élite de viajeros que estaba perfectamente ubicado en las pocas zonas geográficas explotadas turísticamente por aquel entonces. Con el tiempo, se ha conseguido hacer extensible a un mayor número de capas sociales de la población y, por ende, al mundo, convirtiéndose así en un bien de primera necesidad.
En palabras del profesor de Economía Turística de la Escuela Jean-François Koster, “el reto de la formación actual a nivel universitario en materia turística y particularmente hotelera es enseñar no sólo a gestionar eficazmente un negocio sino también a tener en cuenta el aspecto de la multiculturalidad de empleados y clientes en un contexto globalizado para mayor entendimiento y relación mutuos. Cualquier tipo de formación tiene que saber adaptarse constantemente a una demanda exigente y creciente del sector y de sus clientes para aportar valor adicional al turismo”.
A este respecto, la profesora de Vatel Claudia Sevilla comenta que “la paradoja ante la que nos encontramos es que frente a una economía global se deben afrontar retos importantes como el de formar a profesionales con capacidad para desarrollar estrategias de marketing internacionales y, por otro, desarrollar habilidades que permitan poner en valor la diversidad y la pluralidad de la cultura local”.
Dadas las necesidades crecientes de la globalización exponencial del turismo en materia de formación específica, la enseñanza profesional primitiva del arte de servir se ha ido complementando con otras técnicas de gestión donde los hoteles son su caso más ilustrativo de aplicación práctica. Son establecimientos en los que se acentúa la complejidad, dado que se encuentran gestionados por varios cientos de empleados del mismo espacio.
Asimismo y según otro de los expertos de la Escuela y docente en la misma, Sandra Villa: “La formación en el sector turístico ofrece una visión sobre cómo operar un negocio y además sobre cómo gestionar el personal. Hay que entender las diferentes culturas y aprender los distintos servicios para maximizar el servicio que tenemos que brindar a todo aquel con el que tengamos contacto ya sean clientes o miembros de nuestro equipo”.
Por su parte, las reflexiones vertidas sobre el sector turístico por la profesora de Dirección Financiera Gloria Chaparro reflejan los nuevos retos internacionales para el turismo: “La industria está cambiando, los modelos actuales de negocio están en disrupción, siendo desmantelados por las tecnologías digitales, las cuales siguen cambiando rápidamente los hábitos del consumidor. Es por ello que las escuelas de enseñanza del sector deben estar a la vanguardia de los cambios que se están produciendo y que afectan tanto a los ciudadanos como a los negocios turísticos”.
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