Procida inauguró el año como Capital Italiana de la Cultura el pasado sábado 9 de abril con una gran ceremonia que, inspirada en la sugerencia de los Mitos del Mar, partió del continente y cruzó el Golfo de Nápoles para llegar a la isla, involucrando a la comunidad isleña. a través de representaciones teatrales, desfiles y un momento institucional de gran atractivo internacional.
Fotografía: Wikipedia/Porfirio
La isla de Prócida tiene una superficie de 3,7 km², con un perímetro de unos 16 km, enormemente recortado, y está situada a una distancia mínima de 3,4 km de tierra firme, separada por el Canal de Prócida. El punto más elevado de la isla es la colina de Terra Murata (91 m), en la que se sitúa un núcleo fortificado de origen medieval.
En su línea costera, en la que se alternan zonas bajas arenosas y acantilados, se distinguen diversas bahías y promontorios, así como tres pequeños puertos en la parte septentrional, oriental y meridional de la isla.
Tradicionalmente, se distinguen nueve zonas o barrios llamados grancìe: Terra Murata (el núcleo antiguo), Corricella (pintoresco puerto pesquero), Sent’cò, con el puerto comercial de Marina Grande, San Leonardo, Santissima Annunziata, Sant’Antuono, Sant’Antonio y Chiaiolella (puerto turístico situado en la parte meridional de la isla).
Procida, la Capital Italiana de la Cultura
150 eventos distribuidos en 300 días de programación: el 9 de abril comenzó el año de la nueva Capital Italiana de la Cultura. 350 artistas de 45 países diferentes involucrados. Vínculos, cocreación, dimensión internacional, inclusión y ecosostenibilidad son las palabras clave.
Procida, un cruce de experiencias para todos los sentidos
Tras atracar en el puerto de Marina Grande, descubre las experiencias que se pueden vivir en el antiguo pueblo de Terra Murata, el pueblo pesquero de Marina Corricella y el puerto de Chiaiolella, en la isla tan querida por escritores, artistas y cineastas. Como Capital Italiana de la Cultura 2022, Procida mantiene en alto el estandarte de la hospitalidad napolitana, ofreciendo a sus huéspedes días de sabor, descubrimiento y bienestar.
Un comienzo cuesta arriba, recompensa garantizada: Palacio de los Ávalos
La primera parada en el diario de viaje de Procida merece todo el esfuerzo que supone llegar a ella: en lo alto de una empinada ladera que ofrece una impresionante vista del Golfo de Nápoles, se encuentra el centro fortificado de Terra Murata, un lugar de singular encanto construido en la parte más alta de Procida.
Fotografía: Wikipedia/Ekrem Canli
Aquí merece la pena visitar el Palacio D’Avalos (1563), que a lo largo de los siglos ha sido una residencia noble, un palacio real y finalmente una prisión fortificada.
Hoy en día, durante una visita, se pueden encontrar elementos y ambientes originales de cada una de las transformaciones que ha sufrido.
Mimos y descubrimientos con sabor a mar: El puerto de Marina Corricella.
Son muchas las experiencias que se pueden vivir en Procida, desde la posibilidad de disfrutar de un aperitivo servido en un barco al atardecer (con música a bordo, pero sin dar la vuelta a la isla), hasta excursiones para conocer el mar, elemento inseparable de la vida (y la gastronomía) de la isla.
Fotografía: Wikipedia/Matthias Süßen
Así que prepárate para embarcarte en barcos con fondos transparentes para contemplar -de día o de noche- el fondo marino que rodea la isla. Son las mismas aguas de las que los pescadores locales extraen a diario preciosos tesoros para los amantes de la buena mesa.
A la caza de tesoros culinarios submarinos: Dos pescadores reparando sus redes de pesca
Como un auténtico pescador prodoctoral, o mejor dicho, en compañía de algunos de ellos, podrás realizar una pesca nocturna de anchoas, un exquisito pescado azul de conocidas propiedades organolépticas, protagonista de muchos platos tradicionales de la isla. A bordo de una «saccaleva» -la típica embarcación dedicada a este particular tipo de pesca- pasarás una noche tendiendo redes, llamando a las anchoas con el lamparón y, finalmente, comprobando (y recuperando) la captura.
Fotografía: Wikipedia/Matthias Süßen
En el camino del gusto: Uno de los tesoros de Procida: los limones
La cocina tradicional, naturalmente con el pescado como protagonista, la ofrecen los pequeños restaurantes y trattorias de la isla, a menudo regentados directamente por los pescadores: aquí, el kilómetro cero no es un espejismo.
Fotografía: Procida 2022
Entre los platos de la carta se encuentra la ensalada de limón, un plato muy fresco de origen campesino que puedes probar a hacer tú mismo, empezando por la recolección de los limones en los árboles de la zona.
La icónica Procida de postal: Marina de Corricella
Una parada ineludible, una vez en suelo de Procida, es en Marina di Corricella, el colorido pueblo que hace que esta isla sea reconocible a los cuatro vientos, gracias también al uso de una imagen tomada aquí mismo para promocionar las nuevas pantallas en color (hablamos tanto de Apple como de Microsoft).
Fotografía: Wikipedia/Matthias Süßen
Dispuesto como un anfiteatro junto al mar, este pequeño pueblo de pescadores -el más antiguo de la isla- es un remanso de paz y seducción para unas vacaciones relajadas.
Regenerar no isla: Marina di Corricella al atardecer
Solo o en compañía, una vez que hayas paseado por las callejuelas y callejones de Procida, quizás antes de ir a la playa (el clima suave de la isla permite disfrutar del mar prácticamente todo el año), puedes regalarte un momento de bienestar en el spa local, construido totalmente en piedra de lava con un diseño único y contemporáneo. Hay una amplia oferta: sauna, hammam, jacuzzi, ducha emocional con cromoterapia, fuente de hielo para regenerar el cuerpo. Por último, hay amplias zonas comunes de descanso donde los huéspedes pueden disfrutar de una amplia selección de tés e infusiones.
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