La autora explicó cómo existen lugares en Europa, en los que parece repetirse un patrón: una iglesia con advocación a María Magdalena, rodeada de iglesias con advocación a san Juan Bautista.
El viernes, 22 de septiembre, se presentó en la Casa de León en Madrid, el libro Valdemora, el abrazo del tiempo, de la escritora leonesa Beatriz Grado Díaz-Caneja. La acompañó en la presentación, como ponente, el escritor Luis Bodelón que además nos deleito con su música al piano. Presentó el acto en nombre de la Casa de León Juan Pacho, miembro de la Junta Directiva.
Sobre el contenido del libro, la autora explicó cómo existen lugares en Europa, en los que parece repetirse un patrón: una iglesia con advocación a María Magdalena, rodeada de iglesias con advocación a san Juan Bautista. Y también cómo de forma casual descubrió que ese patrón se repetía en Valdemora y en los pueblos vecinos del sur leonés, y que, a su vez, ese hecho se relacionaba con las formas de las constelaciones estelares.
Por otro lado, aparece el tiempo en la Historia sucesiva y cronológica, donde los siglos parecen convertirse en instantes que conforman una realidad inmensa, pues el tiempo lineal se integra en una espiral, en la que el pasado y el futuro se dan la mano.
Así se va tejiendo una urdimbre semejante a una gran tela de araña, cuyo hilo invisible conduce la acción histórica por los caminos de la civilización occidental, vinculando más de 4000 años (Egipto-Grecia-Edad Media-Siglo XIX) con la época actual.
Y de ese misterio, como una revelación, nació esta novela, que mezcla la intrahistoria personal y las tradiciones del sur leonés y realiza una conexión de Templarios-María Magdalena-Cosmos con la rotación del Universo, los movimientos de las estrellas y los caminos que recorren estas, dibujando constelaciones en los tejados de las iglesias.
Está presente también el papel de la masonería, heredera del antiguo saber, que encarna también el poder de los antepasados de la autora y del tejido social en el que se desenvolvieron, como la Corte de Isabel II y la parroquia de Castilfalé, entre otros. Luis Bodelón incidió en los aspectos más significativos del contenido del libro libro y en sus valores literarios. Finalizó el acto con un coloquio y un vino leonés.