El autor asegura que nunca es tarde para leer ciertas cosas que han de perdurar, no sabemos por qué, en el fondo del ser humano, por ello cuenta la humilde historia de las gentes de esa tierra.
En la Casa de León en Madrid se ha presentado en la tarde de este viernes, 11 de febrero, el libro Tocan las campanas a Concejo, novela de Alfonso González Matorra. Intervinieron en el acto, además del autor, Miguel Carracedo, pintor y fotógrafo, Mónica Conde, licenciada en Bellas Artes, Aurelio Fernández Sedano, doctor en Historia, y Margarita Álvarez, en representación de la Casa de León.
El autor nació en Riaño, lugar que nunca ha abandonado y sobre el que lleva escribiendo varios años con el seudónimo de agustinlasairodrigez. Actualmente reside Vizcaya. Hablar de Alfonso G. Matorra es hablar de arraigamiento, de amor por el pasado, de admiración a la tradición, de lucha por las propias creencias y de defensa del sentido común, que refleja en esta obra, en la que con mimo narra el terrible destino que se cierne sobre un antiguo pueblo: Riángulo.
El autor asegura que nunca es tarde para leer ciertas cosas que han de perdurar, no sabemos por qué, en el fondo del ser humano, por ello cuenta la humilde historia de las gentes de esa tierra. El conflicto sucedido en la montaña leonesa de Riaño inevitablemente subyace, pero esta historia no es la de los enfrentamientos y movilizaciones populares surgidas por la construcción de ese fatídico embalse, que anegó varios pueblos, además de Riaño.
La obra nos habla de una sociedad temerosa de Dios bajo el yugo absolutista, pocos años después de una dolorosa guerra civil que asoló el país. Una humilde y antigua comarca de un pueblo de la montaña leonesa se ve obligada a luchar contra la crueldad que esconden los nuevos tiempos de comodidades y grandes promesas de “progreso” que, como una ola gigante, borrarían de la faz de la tierra hasta sus más profundas huellas. La amenaza de destrucción de su propia existencia como pueblo se cierne sobre ellos en nombre del “interés general de todos”, para beneficio de otros. Sus viejas raíces son el único instrumento que tienen para defenderse con dignidad ante el poder establecido, por eso, en la comarca del Valle Viejo, tocan las campanas a concejo.
Tanto el corazón del autor, que actualmente está escribiendo su segunda novela, como su obra, tienen grabado de manera indeleble un conciso mensaje: “Riaño vivió, todavía vive y seguirá viviendo”.