MIGUEL CASTAÑO SALE DE LA CUNETA DE LA MEMORIA
A la venta el libro ‘Asesinaron La Democracia’, una novelada y amena biografía del político y periodista leonés que desentierra un sorprendente duelo con su misterioso ejecutor, Tristán Falcó y Álvarez de Toledo
El libro ‘Asesinaron La Democracia’, impreso con un gusto especial por FE.RE.COR., se pone a la venta al precio de 20 euros en las principales librerías de León antes incluso de su presentación en sociedad. Este acto de puesta de largo será el próximo viernes día 27 de enero a las 20,30 horas (ocho de la tarde) en San Marcos, un acto abierto para quien lo desee. También se podrán adquirir ejemplares en la sede del PSOE de León (C/ 19 de octubre, 4-6, tras los colegios de Agustinas y Maristas San José) y en la sede de la Asociación Juventudes Activas (C/ José González nº 26 Bajo).
En la noche del 20 al 21 de noviembre del pasado año se cumplieron 75 años del fusilamiento de Miguel Castaño, junto a otros catorce compañeros de desdicha, muchos de ellos destacados dirigentes políticos y sindicales de la provincia de León en 1936. Apenas recordado por la avenida de la capital leonesa que lleva su nombre, el primer y último alcalde republicano de la ciudad, el director del innovador y comprometido periódico leonés La Democracia, el diputado nacional que fue elegido junto a Ortega y Gasset, sale ahora de nuevo a la luz como si su figura fuera recuperada de una cuneta, después de décadas de olvido y hasta de miedo.
Miguel Castaño Quiñones cobra así nueva vida gracias a un libro escrito por el periodista leonés Carlos J. Domínguez, fruto de casi tres años de investigaciones y testimonios. El resultado es un relato ameno, intrigante, novelado pero sustentado en documentos que a lo largo de 310 páginas y 33 breves capítulos no sólo desvela aspectos sorprendentes y olvidados del político y profesional de la información. También se detiene en las increíbles circunstancias de su detención después del golpe de Estado militar de julio de 1936, su trágico periplo carcelario, sus desesperadas cartas a la familia, la dolorosa despedida de su mujer y sus seis hijos o su final ante un pelotón de fusilamiento.
Es en este punto de la muerte violenta y represora, momento álgido de la historia, en el que aparece frente a Castaño un protagonista inesperado, un joven enigmático y sorprendente: Tristán Falcó y Álvarez de Toledo. El ‘intruso’ se convierte en el reverso de Miguel Castaño: apenas un crío de 25 años, de tan alta cuna que pertenece a una de las familias nobles ricas más ricas y renombradas de Europa, defensor a ultranza de la monarquía que el leonés ayudó a desterrar… Es así, frente a frente, Castaño y Falcó, como el autor afronta el duelo que da forma al libro.
Su título, “Asesinaron La Democracia”, hace referencia al hecho de que el alzamiento militar de Franco puso fin al periódico y la imprenta del mismo nombre, La Democracia, una cabecera de referencia nacional entre las de tinte republicano en el primer tercio del siglo XX, de la mano de un periodista hecho a sí mismo desde el más humilde de los orígenes, también desconocido hasta que esta publicación lo saca a la luz.
Todo ello viene acompañado por la reproducción de más de 120 documentos, entre informes inéditos y sobre todo fotografías de la época, en su mayor parte jamás publicadas, firmadas por Pepe Gracia, que muestran el perfil del periodista, los momentos claves del político y la intimidad del marido y padre de familia avanzado a su tiempo.
La edición de los 1.500 ejemplares que ya están a la venta ha corrido a cargo de la Asociación Juventudes Activas de León, presidida por Miguel Álvarez González. Esta organización no dudó en lanzarse a la aventura de poner en marcha un proyecto complejo que no se agota en este libro sino que aspira a organizar una exposición sobre Miguel Castaño e incluso un documental. Todo ello dentro de un proyecto serio y riguroso que obtuvo el apoyo del Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España para su desarrollo.
Un valor estimado para tal impulso fue que la investigación, documentación y publicación no se ciñe sólo a Castaño. También incluye una recuperación biográfica de otras víctimas de la represión judicial del nuevo régimen, fusilados junto al alcalde aquella fatídica noche. Nombres tan destacados como el de Ramiro Armesto, presidente de la Diputación; Emilio Francés, gobernador civil; Félix Sampedro, presidente del Frente Popular; Manuel Santamaría, dirigente de Izquierda Republicana; Modesto Sánchez Cadenas, pintor; Lorenzo Martínez Baca, del Partido Sindicalista de León; Orestes Vara, socialista; Anastasio Carrillo y Onofre García, ambos periodistas; Lorenzo Martín Marassa, diputado de Unión Republicana; Antonio Fernández, miembro del Sindicato Minero Castellano Leonés y de Unión Republicana; José María de Celis, del Partido Comunista; Isidoro Álvarez, jefe del Cuerpo Municipal de Serenos del Ayuntamiento; y Jesús González, también comunista. De aquella terna, tan sólo libraría de la muerte Salvador Ferrer Culubret, reputado docente y que sería un renombrado dramaturgo.
El texto de Domínguez repasa la cotidiana dureza del encarcelamiento en el campo de concentración de San Marcos; habla de momentos históricos, como la fugaz visita del monarca Alfonso XIII a León en 1927 o el famoso mitin de Manuel Azaña pocos meses antes del inicio del franquismo; recupera el proceso de construcción de pruebas en su contra; el relato detalladísimo de las tensas horas que la ciudad de León vivió entre el 18 al 20 de julio de 1936; o el desgarro de sus cartas manuscritas desde la prisión, la última apenas unas horas antes del disparo final.
Castaño: “Todo León reconoce la gran injusticia que se comete conmigo”
Aquella misiva en la que Castaño destacaba: “Ya sé que todo León, con rarísimas excepciones, sabe y reconoce esta gran injusticia que se comete conmigo. Ello me honra, como me honra que vosotros estéis orgullosos de mí. Es la gran atisfacción que llevaré a la tumba, unida al gran pesar que abrigo cuando mi pensamiento va hacia vosotros y pienso en vuestro incierto y sombrío porvenir. Espero que salgáis adelante y que acaso lleguéis a ser felices. ¡Ojalá se cumpliera este último pronóstico mío! Ello contribuiría a que pudieseis recordar mi nombre con mayor tranquilidad. Que este recuerdo os sirva de acicate para luchar en la vida”.