El sur de Portugal mantiene vivas sus tradiciones, y las celebraciones de Pascua son buena prueba de ello. De este a oeste, el viajero encontrará numerosos pueblos en los que los actos de celebración de la Semana Santa llenan sus calles y plazas. Una de las citas ineludibles está en Loulé, uno de los epicentros del sentir religioso y cultural que atrae a miles de peregrinos cada año.
La fiesta de la Mãe Soberana, patrona de la ciudad, está considerada la fiesta religiosa más grande al sur de Fátima y suma ya una tradición de más de 500 años. La celebración comienza el Domingo de Resurrección con la “Fiesta Pequeña”, una procesión en la que los fieles acompañan a la imagen de Nuestra Señora da Piedade desde su santuario hasta la Iglesia de São Francisco, donde permanece durante quince días. Finalizado este periodo llega la “Gran Fiesta” y una multitud acompaña de nuevo a su patrona, llevada sobre su pedestal por una empinada colina hasta su ermita. Las celebraciones alcanzan su punto final con fuegos artificiales nocturnos, un espectacular broche a estas dos semanas de celebración.
Fiesta de las Antorchas Floridas
En Tavira, según los registros, ya se celebraba en 1789 la Procesión del Triunfo del Domingo de Ramos por la Orden Carmelita de esta ciudad. Especial atención merecen también aquí la celebración del Entierro del Señor, el 15 de abril, y la procesión de la Resurrección, el día 17. Esta pintoresca ciudad llegó a tener 37 iglesias, de las que muchas hoy siguen en pie abriendo las puertas a sus fieles. De ahí que durante la Semana Santa Tavira concentre un amplio número de eventos religiosos y sea uno de los puntos más importantes para las celebraciones en el sur de Portugal.
Otros lugares de la región en los que estas fechas se viven con un fervor especial son Alte, en el Municipio de Loulé, Lagos, Vilamoura, Albufeira o Quarteira, aunque la parada obligatoria para los más golosos está auténticamente en Olhão. Aquí se elabora el famoso Folar de Olhão, una masa enrollada con una mezcla caramelizada y el inconfundible sabor de la canela, hinojo, naranja y aguardiente. Sabores preparados a la antigua usanza, en horno de leña, que honran la gastronomía del sur de Portugal en unos de los días más especiales del año.
Planes, de este a oeste
¿Apetece explorar una isla desierta? En el sur de Portugal puedes encontrarlas en forma de largas lenguas de arena blanca y fina y aguas transparentes. Como muestra, la Ilha de Culatra, una de las cinco que componen la Ria Formosa, entre Ilha Deserta e Ilha da Armona. Con 7 kilómetros de longitud, esta isla de pescadores a la que solo se puede acceder en barco es un verdadero reflejo del Algarve auténtico: aquí no hay casas de vacaciones ni coches.
Muy cerca de aquí, en tierra firme, se puede visitar la ciudad de Olhão, con sus peculiares casas cúbicas, sus fachadas de azulejos, su carácter y alma marcados por la vida pesquera y un coqueto mercado municipal de ladrillo rojo brillante levantado en 1912. Sus dos naves, dedicadas a la venta de pescado fresco y a la de verduras, respectivamente, se han convertido en todo un centro turístico. Desde aquí salen rutas de ferry para visitar algunas de las mejores playas de Europa en el Parque Natural de la Ría Formosa que bien merecen un chapuzón en Semana Santa.
El encanto del interior
Y si el visitante quiere coronar su paseo por el sur de Portugal con una buena actividad, aquí van propuestas para todos los gustos: un curso express de surf en una de las numerosas escuelas que salpican la costa, un salto en parapente desde un acantilado, un paseo en barco o en kayak por la costa o una visita a un peculiar “cementerio de anclas”, como el de la Playa do Barril, al que se accede en tren turístico frente al municipio de Santa Luzia. Con más de 200 antiguas anclas varadas en la arena, es uno de los lugares más fotografiados del Algarve.