La Casa de las Carnicerías acogió una nueva cata de las nueve actividades promocionales de los vinos D.O. Tierra de León que se desarrollarán los viernes, hasta el mes de junio. La actividad tiene como objetivo difundir y promocionar la calidad, singularidad y especiales características organolépticas de los vinos blancos, rosados y tintos elaborados con uvas de las variedades autóctonas Albarín y Prieto Picudo. Cada bodega podrá presentar al menos tres vinos certificados por la Denominación de Origen Tierra de León y se reserva la admisión de participantes en la cata por invitación y/o hasta completar el aforo.
La Casa de las Carnicerías acogió este pasado viernes una nueva cata de vinos de la D. O. Tierras de León y que se han desarrollado durante varios viernes hasta junio, a partir de las 20.00 horas, en la casa de las Carnicerías en la plaza de San Martín, sede oficial de la CEG-2018, siendo dirigidas por los enólogos o directores técnicos, bajo la organización de las bodegas adheridas al consejo regulador de los vinos de la zona de producción del sur de la provincia.
Los viñedos y la bodega Pardevalles se fundan en 1949 por Rafael Alonso. En la actualidad llevan las riendas de la bodega la segunda y la tercera generación de la familia Alonso, preservando la esencia con la que se fundó.
La filosofía de la bodega se sustenta en elaborar vinos que expresen el carácter y la identidad de donde provienen, con un profundo respeto hacia el terruño y a las variedades de uva autóctona, aunando tradición, innovación y buen hacer.
Pardevalles tiene el reconocimiento de ser uno de los impulsores de la D.O. Tierra de León, apostando por el desarrollo de las variedades autóctonas, Prieto Picudo y Albarín Blanco.
La bodega está ubicada en el pueblo leonés de Valdevimbre, próximo al Camino de Santiago, y famoso por sus cuevas centenarias donde antaño se elaboraba vino.
En la actualidad la bodega combina unas modernas instalaciones para la ela boración de sus vinos con una cueva de más de 300 años de antigüedad donde se ubica el parque de barricas.
La bodega cuenta con 42 hectáreas de viñedo propio de las variedades autóctonas Prieto Picudo y Albarín Blanco, en las cuales se desarrolla una viticultura de precisión para obtener uvas de la mejor calidad. Los viñedos se asientan sobre suelos cuaternarios con gran cantidad de cantos rodados que acumulan el calor del sol durante el día para ayudar a la planta a soportar las bajas temperaturas de la noche, así como a mejorar la maduración de la uva.
La sala de barricas es una histórica cueva subterránea de más de 300 años de antigüedad donde el vino envejece de forma natural a una temperatura constante de 12 grados y a una humedad del 75-80% a lo largo de todo el año. El parque de barricas está compuesto por 125 barricas de roble francés y americano.
Una vez realizada una descripción sobre la bodega pasamos a lo que fue el desarrollo de la cata. Ésta fue dirigida por el enólogo Rafael Alonso, nieto del fundador, que indicó que los inicios no fueron fáciles ya que no conseguían vender el vino que producían, hasta que se les ocurrió la idea de vendérselo críticos del sector. Tambien señaló que la mayor parte de la producción se vende fuera de León, sobre todo en el extranjero, y que la vendimia está mecanizada; esta modalidad cuenta con la ventaja de que es más rápida y vendimias a las horas más frías para que la bodega llegue en las mejores condiciones a la bodega.
La cata comenzó con un Pardevalles Albarín de la añada 2017. Este vino se debe servir más bien frío, entre 6 u 8 grados. Es de color amarillo brillante con reflejos verdosos. Aroma a fruta fresca, destacando las notas vegetales y herbáceas de la variedad que aportan complejidad al conjunto. Fresco, ácido, afrutado, con notable cuerpo y con un paso en boca sabroso y persistente. Buen equilibrio. Contiene aproximadamente 13.5 grados y se suele servir, entre otros, con arroces y pescados, aunque sobre este tema del maridaje existen muchas opiniones.
El segundo vino que presentaron fue un Pardevalles Rosado del año 2017. Este vino es delicado, tiene una vida corta y por tanto se debe consumir en el año.
Está elaborado con uva de la variedad Prieto Picudo y se suele servir a una temperatura de 13 grados.
Es un vino de color rosa fresa, limpio y brillante. Intenso y fresco en nariz, con aromas a fresa y ligeros recuerdos cítricos. Potente y sabroso en boca, con una gran frescura que le aporta el carbónico residual de la fermentación.
Posteriormente presentaron un vino tinto, Gamonal del año 2016. El nombre viene de la zona donde se encuentra el viñedo del que se elabora este vino. Como en el caso del anterior, está elaborado con uva de la variedad Prieto Picudo.
Es de color cereza-granate intenso, con ribete granate. Aroma a fruta roja madura armonizada con notas tostadas de la barrica y suaves toques de regaliz característicos de la variedad.
Potente, fresco, varietal. Las notas amargas de los taninos se funden perfectamente con la fruta, consiguiendo buenas sensaciones.
La cata finalizó con un Carroleón elaborado con Prieto Picudo de la añada del 2012, con 24 meses en barrica y dos años en botella. Vino de color cereza-granate intenso, con tonalidades púrpuras. Aroma a frutas maduras aromatizadas con notas especiadas y tostadas de la barica. Paso en boca largo y complejo. Las notas amargas de los taninos se funden perfectamente con la frutosidad, consiguiéndose un vino equilibrado y untuoso de gran persistencia gustativa.