Lavanderas, hilanderas, ganaderos, carboneros, barberos y un sinfín de personajes inundan las calles, casas y locales de Ochagavía para recordar a los visitantes cómo eran las tareas cotidianas de antaño.
Un año más, esta localidad del Pirineo navarro retrocede en el tiempo y se viste de fiesta para recrear una jornada cualquiera de hace 100 años con la fiesta “Orhipean: oficios y tradiciones”.
La fiesta comienza la tarde del último viernes de agosto con la lectura del pregón anunciador y una ronda por las empedradas calles de Ochagavía. Pero será a primera hora de la mañana siguiente, el sábado 30, cuando el municipio más conocido del valle de Salazar amanecerá al ritmo de las campanas y se situará en el año 1900 como si el tiempo se hubiera detenido desde el siglo pasado.
A media mañana está prevista la llegada de los pastores, que caminarán hacia las Bardenas Reales y que aprovecharán un alto en el camino para degustar unas sabrosas migas junto a todos los visitantes.
Una fiesta protagonizada por los propios lugareños de Ochagavía
Son los propios vecinos de Ochagavía quienes, caracterizados con las vestimentas y peinados propios de la época, desarrollan durante todo el día labores tradicionales de antaño ya casi olvidadas, como hilar y “azotar” la lana, trillar, lavar en el río o hacer la matanza con la figura del matatxerri.
También son recreadas otras actividades, como los juegos infantiles de la época (el hinque, la torta o el marro), el pastoreo de las vacas, la elaboración del queso y el pan, los rezos en la iglesia, así como también las visitas al médico, al fotógrafo, a las tiendas o a la escuela.
Como colofón a la fiesta del Orhipean, a última hora de la tarde tendrá lugar un baile en la plaza del pueblo de Ochagavía con danzas a la antigua usanza, que harán las delicias de todos los asistentes.
Asimismo, los visitantes podrán conocer datos sobre la economía, la vida y las normas sociales de la época a través de paneles expuestos por todo el municipio. Una fiesta que permite a los visitantes dejarse sorprender por ell sabor de las antiguas tradiciones y conocer en primera persona el rico patrimonio etnográfico y cultural de esta atractiva localidad del pirineo navarro.
Ochagavía, la Selva de Irati y el Pirineo
Palacios y casas blasonadas medievales, edificios y calles de piedra, la iglesia de San Juan Evangelista y el Centro de Interpretación de la Naturaleza son sólo algunos de los tesoros que alberga Ochagavía.
Situada en la Merindad de Sangüesa, en el valle de Salazar y a 85 km de la capital de la comunidad, Pamplona, desde esta bella localidad se accede a la Selva de Irati: un inmenso paraíso natural en estado casi virgen de más de 17.000 hectáreas, el más extenso y mejor conservado de Europa. Los hayedos y abetos de este espectacular bosque están bañados por las frescas aguas del río Irati y del embalse de Irabia.
El municipio también ofrece la posibilidad de conocer la ermita románica de la Virgen de Muskilda, situada muy cerca del pueblo y desde la que se disfruta de una bella vista del Pirineo, o la de la Virgen de las Nieves, rodeada de hayas, abetos, tilos, avellanos, helechos e imponentes robles solitarios.
También puede visitarse el pico de Ori, la montaña más emblemática del Valle de Salazar o realizar senderismo a través de recorridos de los que se informa detalladamente en la Oficina de Turismo de Ochagavía. Uno de los senderos más recomendables es el de Errekaidorra, recientemente puesto en marcha y que descubre cómo se usaban los recursos naturales de Irati para producir mástiles para los grandes barcos, remos, muebles o carbón vegetal.
Más información sobre la fiesta en www.orhipean.org y www.turismo.navarra.es