Marsella es una metrópolis mediterránea, dinámica y con un patrimonio excepcional, lo que la convierte en una ciudad en la que vivir es un placer. Notre Dame de la Garde domina esta antigua ciudad cuyo epicentro es sin lugar a dudas el animado Puerto Viejo – fundado por los griegos- y es, con toda seguridad, el lugar ideal para probar la famosa bouillabaisse. Por su parte, el asombroso Parque Nacional de Calanques se encuentra a tan solo unos minutos del ajetreado centro de la ciudad, lo que permite a los visitantes hacer una escapada a la naturaleza y disfrutar de un refrescante chapuzón, obviamente en verano.
Ya es oficial: ¡los trenes directos de Madrid y Barcelona a Marsella vuelven a estar en servicio! ¿Qué mejor momento para venir a descubrir la capital del Sur que el otoño, tras el frenesí del verano? Con un tiempo ideal, eventos y actividades, Marsella está en su mejor momento.
Deporte a la Carta
Ya no es un secreto que la Copa del Mundo de Rugby se celebrará en toda Francia en septiembre-octubre, incluida Marsella, que acogerá 6 partidos en su legendario estadio Vélodrome. Este primer acontecimiento internacional precederá a los Juegos Olímpicos de agosto de 2024, cuando Marsella acoja las pruebas de vela y fútbol. Es un recordatorio de que la ciudad es innegablemente un gigantesco escenario deportivo.
Además de la vela, el fútbol y el rugby, la topografía marsellesa ofrece un sinfín de actividades deportivas en escenarios únicos: en octubre, como cada año, tendrá lugar la carrera Marsella-Cassis, una media maratón que reúne a 20.000 corredores de todo el mundo. Pero eso no es todo, ya que los turistas que nos visitan pueden elegir entre un sinfín de actividades al aire libre que siguen ofreciéndose en otoño en el Parc national des Calanques: escalada, ciclismo, senderismo, kayak, paddle-board, submarinismo… ¡Una buena forma de recuperar la forma después de las vacaciones de verano!
Después del esfuerzo, la recompensa
Mientras esté aquí, aproveche para descubrir la riqueza de la gastronomía local. Ciudad mediterránea por excelencia, Marsella es conocida por su famosa bullabesa, que encarna la personalidad de la ciudad: un plato a base de pescado y especias para una ciudad portuaria abierta al mundo.
Pero eso no es todo, Marsella también es famosa por otras especialidades, tan variadas como deliciosas: a finales de agosto tiene lugar la fiesta anual del Kousskouss, donde se come en la calle el mejor cuscús de la ciudad.
En la misma línea, por toda la ciudad se pueden saborear deliciosas especialidades orientales, a precios mini. Marsella es también la campeona de las pizzas, e incluso ostenta el récord de camiones que venden pizzas al corte, ideales para un tentempié.
Gracias a su proximidad con la Provenza, que le suministra aceite de oliva, hierbas aromáticas, vino, frutas y verduras, quesos, etc., la cocina marsellesa es de gran calidad, rica en productos locales y siempre realzada por los numerosos chefs que acuden a Marsella para mostrar su talento.
Aprovecha las tiendas
Como todos sabemos, nadie es partidario del frenesí que se apodera de las tiendas a partir del 1 de diciembre. ¿La solución? Planificar las compras con antelación y hacerlas en octubre. Y en Marsella, la oferta es variada. Para estar seguro de encontrar un regalo tan original como útil, pasee por la ferretería más antigua de Francia, la Maison Empereur. En esta cueva de Alí Babá a tamaño natural, encontrará artículos para la cocina, el baño, el jardín, el arte de vivir, etc.
Para souvenirs 100% marselleses, hay varias opciones. Empiece por uno de los numerosos puestos de jabón de Marsella -La Corvette, La Licorne o Le Fer à Cheval- y llévese a casa el jabón perfumado que desee. Incluso puede fabricar su propio jabón en los talleres que ofrecen las jabonerías. ¿Quiere jugar a la petanca, el deporte más popular de Marsella? Compre sus bolas y boliches personalizados en Boule Bleue, en el emblemático barrio de Panier, y practique en uno de los boulodromes de libre acceso de la ciudad. ¡Ambiente garantizado!
Para un invierno cálido y saludable, no dude en visitar la herboristería del Père Blaize: sus tisanas curativas, elaboradas con hierbas de todo el mundo, harán las delicias de todos. Por último, nada como una visita a la boutique MX y sus numerosos productos de color Ricard (desde botellas serigrafiadas hasta las terrinas de Pastis) para llevarse un recuerdo sabroso y memorable.
No te olvides de la cultura
Las exposiciones en Marsella son cosa de todo el año, y lo bueno es que se renuevan periódicamente. Reabierto en abril tras 4 años de renovación, el Musée d’Art Contemporain (MAC) presenta su nueva exposición temporal, centrada en el dibujo.
El resto del museo, que incluye pinturas, esculturas, fotografía, películas e instalaciones, está abierto gratuitamente a los amantes del arte moderno.
El Mucem, que celebra este año su 10º aniversario, rinde homenaje a la moda con una exposición titulada «Folclore de la moda», que reúne piezas de los más grandes modistos, desde Chanel a Dior, pasando por Jean-Paul Gaultier o Givenchy. Justo al lado, el Musée de l’Illusion abrió sus puertas en verano, sumándose a la oferta de atracciones ya existentes en París y Lyon: un espacio de inmersión para grandes y pequeños donde todos los sentidos se pondrán patas arriba, gracias a actividades que combinan trampantojos, ilusiones ópticas, desafíos sensoriales, juegos de espejos, etc.
Por último, en el Château Borély, Asia, su arte y sus misterios se ponen de relieve en la exposición Asie Fantasmée, que hará las delicias de los amantes de las culturas lejanas. ¡Una visita obligada!
Turismo para todos
Marsella, cuya popularidad no deja de aumentar gracias a los grandes acontecimientos que se celebran próximamente, se compromete a ser un destino accesible para todos. Por eso se amplía la oferta de Tourisme & Handicap (Turismo y Discapacidad), que permite a las personas con movilidad reducida disfrutar de los atractivos culturales y naturales de la ciudad.
El museo Cosquer Méditerranée, reconstrucción de una auténtica cueva prehistórica de Marsella, puede visitarse en carritos móviles, algunos de ellos equipados para sillas de ruedas. Lo mismo ocurre con el Mucem, museo nacional de Marsella, donde todo el espacio es accesible en silla de ruedas.
Para los amantes de los paisajes naturales, las islas Frioul, a 25 minutos en barco del Puerto Viejo y que forman parte del Parque Nacional de las Calanques, también pueden visitarse con toda tranquilidad gracias a la carretera sin coches que atraviesa la isla de punta a punta. Numerosos hoteles y restaurantes disponen también de habitaciones e instalaciones adaptadas y ofrecen una completa gama de servicios.