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Maravillosa Gdansk, escenario de los nuevos triunfos de “la Roja”.

La capital báltica acoge los primeros encuentros de España en la Eurocopa

 

Dentro de pocos días millones de españoles estarán pendientes de Gdansk, la bella ciudad polaca a orillas del Báltico. Y no lo harán, aunque debieran, por sus bellos edificios, ni por su apasionante y turbulenta historia, ni por la cordialidad de sus gentes, ni por su magnífica gastronomía y vodka. No separarán la vista de la tele observando cómo España supera sus tres primeros partidos de la Eurocopa y pasa a la fase siguiente. Porque los va a ganar ¿no?

Pero Gdansk tiene otras muchas historias que contar y ha sido protagonista de hazañas comparables (bueno, mayores, seamos serios) a las de “la Roja”. No está mal recordar cómo es el escenario donde Casillas, Piqué, Ramos, Xavi, Reina, Llorente y todos los demás se enfrentarán a Italia (10/06), Irlanda (14/06) y Croacia (18/06).

Gdansk, durante mucho tiempo conocida como Danzig, ha protagonizado numerosos episodios en la historia de Europa, algunos de ellos de forma involuntaria y también dramática. Esta más que milenaria ciudad contempló el paso de los caballeros teutónicos, fue una de las sedes principales de la Liga Hanseática, consiguió con esfuerzo el título de “ciudad libre”, fue excusa y origen de la Segunda Guerra Mundial y pionera en el desafío al comunismo con el sindicato Solidaridad que nació y creció en sus muelles y astilleros.

La combinación de las culturas polaca y alemana, la tolerancia religiosa, los contactos cercanos con la Europa del Oeste, con uno de los puertos más importantes del Báltico, y la larga tradición como ciudad autónoma son algunos de los factores más importantes que han influido en el desarrollo de Gdansk que desde hace tiempo ostenta con orgullo el título de “ciudad de la libertad”.

Una larga historia

Gdansk fue fundada hace más de mil años y tuvo una destacada prosperidad económica gracias a la dinamización del comercio de ámbar. En el siglo XI contaba con un recinto amurallado, obra de Mieszko I, fundador de Polonia.

Su estratégica ubicación, a las puertas del Báltico la convirtió en centro de distintas corrientes e influencias, formando un rico crisol cultural por su actividad portuaria e industrial. Ha sido una de las ciudades clave de la Liga hanseática y jugó un papel fundamental en la definitiva incorporación de Polonia a la vida económica europea.

Durante la Segunda Guerra Mundial el acorazado alemán  “Schleswig-Hosletin” hizo saltar por los aires el depósito de municiones de la Westerplatte, dando origen a la guerra. Muchos opositores al régimen nazi fueron deportados al cercano campo de concentración de Stutthof. Al acabar al guerra, la mayor parte de la ciudad quedó destruida, sin embargo, el pueblo inmediatamente comenzó la reconstrucción.

En 1970 fue escenario de un nuevo conflicto, con las primeras protestas contra el régimen comunista por parte del sindicato Solidaridad. En 1989 el sindicato tuvo un papel determinante en la historia de Polonia, fueron las primeras elecciones libres de la Europa del Este. Hoy, en la ciudad vieja, podemos contemplar el monumentos a las víctimas del sindicato en los astilleros de la ciudad.

Visitando la ciudad

Un buen lugar para comenzar la visita a Gdansk –el mismo por el que siempre la iniciaban los reyes polacos– es la Puerta Alta, del siglo XVIU, que da acceso a la Ruta Real, formada por las calles Dluga y Dlugi Targ, en las que se encuentran distintas antiguas casas burguesas ricamente adornadas. A pocos metros de allí, se entra ya en la calle Dluga a través del gran arco de la Puerta Dorada. Construida en el siglo XVII en una mezcla de estilos italiano y flamenco, está adornada por ocho estatuas en lo alto y en una parte se puede leer en latín: «los pequeños Estados crecen en armonía, los Estados grandes caen en discordia».

La calle Dluga está flanqueada por edificios con adornadas, altas y estrechas fachadas mandadas construir por la familias ricas y que recuerdan a un estilo flamenco o alemán. Al llegar a la altura del Ayuntamiento la calle se ensancha para formar una especie de plaza alargada. El edificio del Ayuntamiento se construyó en el siglo XIV, en él destaca no sólo su fachada sino también su alta torre que está rematada por una estatua del Rey Segismundo II. Esta es la zona más animada de Gdansk, con terrazas, cafés y un atractivo mercadillo de arte. En cualquier de los bares o cafés vale la pena sentarse y hojear “El tambor de hojalata” de Gunter Grass, que fue Premio Nobel de Literatura y en cuyo argumento se narra la historia de la ciudad.

También aquí se puede ver la célebre fuente de Neptuno, del siglo XVII, testigo de un glorioso pasado de una ciudad rica y con importante comercio a nivel europeo, que se ha convertido en símbolo de la ciudad y que representa la relación de Gdansk con el mar. Según una de las leyendas, fue precisamente Neptuno quien provocó la aparición de la famosa “nalewka” (vodka de hierbas) de Gdansk, conocida como Goldwasser. El soberano de los mares, indignado porque se arrojaban monedas a la fuente, golpeó el agua con su tridente y quebró el oro en pedacitos que desde entonces decoran con su resplandor el sabroso licor.

Junto a la Ruta Real se encuentra la antigua Cámara Municipal, que actualmente acoge el Museo de Historia de la Ciudad. La sede representativa de las hermandades de comerciantes del patriciado acaudalado y de los gremios de artesanos constituía un importante centro de la vida social y comercial del antiguo Gdansk, y hacía referencia a la idea de la legendaria Mesa Redonda de los caballeros del rey Arturo.

El muelle y la gran grúa

La Ruta Real acaba en la Puerta Verde, obra del siglo XVI que da paso a una bella panorámica sobre el río Motlawa y la llamada Isla de los Graneros. Esta es una de las mejores vistas de la ciudad, en la que destaca la vieja grúa del siglo XV realizada en madera. Los polacos la llaman “grulla”. Se trata de la grúa medieval que en su época fue la mayor de Europa y es una máquina enorme dentro de un edificio de madera, que antaño servía para descargar productos, sobre todo el trigo, transportado en barcazas por el río Vístula desde el sur de Polonia.

Caminando por el muelle se pueden visitar algunas casas museo de antiguos comerciantes y el Museo Arqueológico. Según se avanza desde la Puerta Verde, la primera calle que termina en el paseo y paralela a Dluga es la calle Piwna (Calle de los Cerveceros). Si se continúa hasta el final de esta se llega al edificio del antiguo Arsenal, con su fachada de estilo flamenco.

Los simbólicos astilleros

Una visita aconsejable, aunque no tenga mucho interés turístico, es a los Astilleros de Gdansk, que tienen un valor simbólico y tuvieron importancia en la historia de la ciudad. En los años 70 se llamaban Astilleros Lenin y allí trabajaba como electricista Lech Walesa. Sería el que encabezaría el sindicato Solidarnosc, al frente de las huelgas y protestas que tuvieron lugar en los 80 y que acabarían echando abajo el comunismo en Polonia para extenderse luego al resto de países bajo la órbita soviética. Dando un paseo por las instalaciones se pueden ver tres enormes cruces de hierro levantadas en honor a los obreros muertos en el astillero.

Al pasar los astilleros, ya llegando al mar y a la desembocadura del río, está el Westerplatte. Es la península que cierra la salida del río y en donde el 1 de septiembre de 1939 empezó la II Guerra Mundial tras comenzar los nazis el ataque al acuartelamiento que tenía aquí el ejército polaco. En lo alto de una pequeña colina se levantó un monolito de piedra para conmemorar la resistencia de la guarnición polaca.

Si se está interesado en conocer el concepto de ciudad residencial soviético, hay que acercarse al distrito de Zaspa. Uno de los bloques de casas mide un kilómetro de largo y es el mayor del mundo.

El estadio Ámbar Arena

Finalmente, tanto si se es aficionado como si no, parece necesario conocer el nuevo estadio Ámbar PGE Arena Gdansk, construido para acoger el Campeonato de Europa 2012, aunque inaugurado el 14 de agosto de 2011. El estadio puede albergar a 42.000 hinchas. Cuenta con una espectacular cubierta, en color ámbar, construida con 18.000 placas de policarbonatos, en seis diferentes tonos de color. El estadio ha sido equipado con cuatro pantallas gigantes de tecnología LED. Cada pantalla tiene una superficie superior a 70 metros cuadrados, con más de 6 metros de altura y 11 metros de ancho. El interior y entorno está controlado por 436 cámaras de video vigilancia (fijas y móviles). En el estadio, los aficionados disponen de 24 establecimientos gastronómicos. El proyecto del estadio ha sido realizado por la oficina arquitectónica Rhode-Kellermann-Wawrowsky, que no dudó en incluir motivos relacionados con el ámbar y la tradición naviera de la ciudad.

Si tanta visita abre el apetito, la ciudad ofrece muchas tentaciones. La cocina polaca es bastante contundente con un primer plato que casi siempre es sopa de muy diversos tipos, como el barszcz (sopa de remolacha roja), el consomé o la sopa de setas. Una de las más famosas es el ?ur (de harina fermentada) y la kwa?nica montañesa (sopa agria), preparada con caldo de ganso y repollo fermentado. Los segundo platos son  muy abundantes y con mucha guarnición. Entre los platos que pueden saborearse en todo el país están los pierogi (empanadillas), el ?urek (sopa de harina fermentada), los arenques con cebolla, los pepinillos en adobo o el bigos con setas. Lo más original de la gastronomía del lugar es el pescado salvaje del Báltico (en temporada) y el vodka dulce (Goldwasser) con auténticos copos de oro flotando en este preciado líquido.

Cómo ir:
El buscador de vuelos www.skyscanner.es propone como mejor opción para viajar a Gdansk la de la compañía Wizz Air (www.wizzair.com) que ofrece vuelos directos desde Barcelona los lunes y los viernes desde unos 48 euros por trayecto. También hay vuelos directos desde Madrid a Varsovia los miércoles y domingos. Wizz Air está teniendo un amplio desarrollo, actualmente tiene 15 bases operativas y ofrece 220 rutas, sobre todo en los países del Este de Europa, algunas de las cuales están conectadas con Barcelona, Girona, Zaragoza, Madrid, Valencia, Alicante, Málaga y Palma de Mallorca.

Más información: Oficina de Turismo de Polonia, www.polonia.travel/es

ENRIQUE SANCHO

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