Para aquellos amantes del vino, estas son algunas bodegas imprescindibles para descubrir la faceta más desconocida de la isla.
Madrid, 20 de agosto de 2024. Son muchos los viajeros eligen Malta como su destino favorito, ya sea para disfrutar con la familia o amigos, descubrir sus secretos submarinos o para conocer su asombrosa historia y cultura. Sin embargo, una faceta menos conocida por sus visitantes, pero igualmente emocionante, es la de su cultura vinícola. Y es que, hoy en día, los vinos malteses destacan por tener una excelente reputación a nivel mundial, habiendo ganado premios internacionales y obteniendo reconocimiento por su calidad excepcional.
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La historia del vino maltés
La producción del vino en Malta se remonta a más de dos mil años, desde la época romana. En sus inicios, la reputación del vino maltés no era la mejor, ya que la mayoría de las uvas cultivadas eran para consumo de mesa y solo las sobrantes se usaban para hacer vino. Fue en el siglo XX, con el establecimiento de las primeras bodegas como Emmanuel Delicata y Marsovin, cuando la producción de vino empezó a tomarse en serio y se introdujeron variedades de uva internacionales en las islas.
Por su parte, las variedades autóctonas como Gellewza (rojo) y Ghirgentina (blanco), junto con variedades internacionales como Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Cabernet Franc, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscatel, han contribuido a diversificar la oferta de vinos malteses.
Para aquellos amantes del vino, estas son algunas bodegas imprescindibles para descubrir la faceta más desconocida de la isla.
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Meridiana
Meridiana Wine Estate goza de la reputación de ser la mejor bodega en Malta y la de mayor tamaño, con una producción de 140.000 botellas al año. Se trata de una excelente opción para introducirse en los vinos malteses, aprovechando el ambiente tranquilo y cuidado del lugar. Los vinos se sirven en un patio interior tradicional, acompañados por un generoso plato de aperitivos malteses.
Mar Casar
El excéntrico italiano Mark Cassar presume de producir vinos igualmente insólitos, acordes a su personalidad. Así, su bodega, alimentada exclusivamente por energía eólica y solar, produce vinos orgánicos, veganos y sin gluten, elaborados sin pesticidas ni tapas de aluminio.
Atendiendo a sus viñas con adoración casi paternal, Mark Cassar emplea antiguas técnicas de fermentación y envejecimiento del vino, con vasijas de arcilla cruda, y recibe personalmente a sus clientes.
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Ta’Mena
Gozo, la hermana pequeña de Malta, se caracteriza no solo por ser más tranquila y rural, sino también por su inmenso potencial para la elaboración del vino, con frescas temperaturas costeras y pequeños valles que canalizan la brisa marina. Para una degustación de vinos gocitanos con un toque especial, visita la bodega familiar de Ta’Mena, cuyos caldos son elaborados a base de uvas autóctonas de Malta, muy suaves al paladar y fáciles de tomar.
Ta’Betta
Ubicada en el pueblo de Dingli, Ta’ Betta es una joya escondida en el panorama vinícola maltés. Fundada en el siglo XIX por la familia Betta, esta bodega ha pasado de generación en generación, manteniendo viva la tradición vinícola de la isla. Lo que distingue a Ta’ Betta es su enfoque en preservar variedades de uva autóctonas y técnicas de vinificación ancestrales, pues cada botella cuenta una historia de dedicación y amor por el vino maltés, capturando el alma misma de la isla en cada sorbo.
Además, es tal la importancia de la cultura vinícola en el archipiélago maltés que, durante la primera semana de septiembre se celebra el Festival del Vino Qormi, el gran evento vitivinícola de Malta. Durante esa semana, las calles de Qormi frente a la Iglesia Parroquial de San Jorge se llenan de expositores que se acercan a promocionar sus vinos, atrayendo tanto a conocedores del vino como a curiosos en busca de nuevas experiencias sensoriales.