El Mar Mediterráneo fue uno de los escenarios más activos durante la Segunda Guerra Mundial y, por su ubicación, Malta fue un enclave estratégico durante los seis años que duró el conflicto.
Las bases alemanas, italianas y japonesas en África dependían del abastecimiento de sus ejércitos a través de los convoyes que atravesaban el mar hasta Europa. El camino de estos barcos pasaba por el archipiélago maltés, que estaba entonces formaba parte del Imperio Británico. Si el Eje quería mantener su presencia, debía invadir Malta y por eso, en 1940, el ejercito italiano la atacó.
Pese a ser uno de los países más pequeños de Europa, fue el lugar más bombardeado durante la guerra. Las islas maltesas tienen el récord de bombardeos sostenidos más intensos de la historia, duraron un total de 154 días y noches; lo que se conoce como “El Sitio de Malta”.
La isla estuvo sitiada durante tres años y, aunque resistió a numerosos ataques aéreos, no estaba preparada para la ofensiva. Malta tenía únicamente tres aviones, con los que luchó con tenacidad. La guerra acabó en 1945, pero todavía es posible descubrir el pasado bélico del país, a través de un recorrido histórico.
Recorriendo Malta a través de la guerra
Malta es el destino idóneo para cualquier persona amante de la historia. A través de un tour histórico es posible recorrer los enclaves que más protagonismo tuvieron durante la Segunda Guerra Mundial.
En primer lugar, hay que empezar por Vittoriosa. Allí construyeron los Caballeros malteses sus fortificaciones y los británicos las utilizaron durante la guerra para defenderse. En esta ciudad también están situados los refugios subterráneos para bombas de Air Raid.
La Valletta fue otro punto importante y, en concreto, destaca su Gran Puerto. Malta era crucial durante la guerra porque cuenta con el puerto natural más grande del Mar Mediterráneo. Allí podía recibir y reparar grandes barcos y submarinos.
En la capital también se encuentra el Museo de la Guerra de Malta, dentro del Fort St. Elmo, un antiguo sistema defensivo construido por los Caballeros de la Orden de Malta que sirvió para servir al ejercito británico. En la actualidad, es posible visitar la exposición con los restos del avión Faith, el único de los supervivientes.
Caminando por las calles de la ciudad también se pueden encontrar las ruinas de la Royal Opera House, uno de los edificios bombardeados durante la guerra.
Además, a lo largo del archipiélago se pueden encontrar varios refugios antibombas que se pueden visitar. Paseando por Mellieha, Mgarr, Attard, Birgu o Cirkewwa será posible apreciar los vestigios de la guerra en los edificios y viviendas.
Los restos de la guerra en el mar
Por otro lado, todo este tiempo bélico convirtió las aguas de Malta en un lugar de gran interés para los buceadores. El fondo marino del archipiélago está lleno de restos de barcos y aviones hundidos durante la Segunda Guerra Mundial, algo que permite conocer la historia de las islas desde una perspectiva diferente.
Hay más de 60 pecios en el fondo marino maltés, entre barcos, aviones, submarinos e incluso estatuas. Uno de los más destacados es el HMS Maori, en la Bahía de San Telmo, que fue hundido por un bombardeo en 1942. Se dice que dentro incluso se pueden encontrar casquillos de obús originales con la fecha inscrita.
El X127 era un encendedor de agua y de combustible que también se hundió en la Segunda Guerra Mundial debido a un torpedo lanzado por un submarino Nazi. Todavía hoy se puede reconocer el agujero del impacto y se encuentra entre La Valletta y la isla Manoel.
Pese a que la destrucción y la guerra marcaron una parte del pasado de las islas maltesas, también añadieron una gran riqueza histórica al país. Maravillosos paisajes, vestigios de épocas antiguas, una cultura heterogénea y ciudades emblemáticas, se unen al recuerdo de la fortaleza que caracterizó al pueblo maltés en el conflicto mundial.