La Noche Templaria es la recreación de un acontecimiento medieval fantástico.
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Bajo la luz de la primera luna llena del verano, Frey Guido de Garda, Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios, vuelve a la ciudad del Puente de Hierro para sellar con ella un pacto de eterna amistad y entregarle la custodia de los símbolos hallados en la tierra sagrada de Jerusalén: el sagrado Arca de la Alianza y el Santo Grial.
Eran las 10,30 horas de la noche cuando la comitiva de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo o Caballeros del Templo de Salomón, conocidos por su nombre más popular de “Caballeros Templarios”, salía del campamento templario ubicado a orillas del río Sil.
Al frente Frey Guido de Garda, Maestre de la Orden de los Caballeros Templarios, para renovar con la Ciudad de Ponferrada el compromiso festivo con su historia y su leyenda y sellar con ella un pacto de eterna amistad y entregar la custodia de los símbolos hallados en la tierra sagrada de Jerusalén: el Arca de la Alianza y el Santo Grial.
Tras el recibimiento en la Glorieta del Temple por centenares de ponferradinos ataviados con ropajes medievales y bajo total oscuridad continúan en desfile hacia el Castillo templario de Ponsferrata custodiando el Arca de la Alianza y el Santo Grial.
Pero antes de relatar lo acontecido en la noche del sábado en Ponferrada permitidme hacer un poco de historia.
Allá por 1086, al poco de construirse este puente de hierro se fundó la Iglesia de San Pedro, y a su alrededor surgió “La Puebla de San Pedro” que es como se llamó primeramente a Ponferrada, para pasar a denominarse poco después Ponte Ferrato.
Pasó por diversas manos entre ellas la de los Templarios, que un año más desfilan en silencio, solo roto por los sonidos de los tambores camino de su más legendaria fortaleza.
Son precisamente los Templarios los encargados por el Rey Fernando II de León de la defensa del Camino de Santiago y de los peregrinos que acuden a visitar la tumba del apóstol. No hay que olvidar que la historia de Ponferrada está desde sus orígenes íntimamente unida a la del camino de Santiago.
Un año más esta recreación adolece de la ausencia de los símbolos de Reino de León, el Reino mas poderoso de la Hispania Medieval, como si los templarios vinieran de Marte y no por mandato del Rey de León Fernando II hacia 1178.
Conviene recordar que corría el año 1180 cuando este rey leonés Fernando II concede a la villa los primeros fueros, ocho años antes que su joven hijo Alfonso el llamado noveno (octavo en la cronología leonesa) convocara en San Isidoro la Curia Regia que dio origen al nacimiento del Parlamentarismo europeo curiosamente en este maltratado Reino.
Desde entonces Ponferrada y los templarios están unidos por la tradición, la historia y sobre todo por su Castillo. Son los templarios protectores de los peregrinos y de la Ciudad de Ponferrada, fundados en Tierra Santa después de la conquista de Jerusalén en el siglo XI.
Dicho esto, una vez que la comitiva llegó al castillo resonó con fuerza la potente voz del Maestre «Yo, Guido de Garda, Maestre de la fortaleza de Ponsferrata, comprometo a todo el pueblo de Ponferrada para que vuelva cada año a renovar este compromiso festivo con su historia y su leyenda hasta que el tiempo llegue a borrar la línea del horizonte.».
Es un momento mágico, especial. Es el culmen de la noche templaria. De nuevo Frey Guido de Garda renueva el compromiso de la Ciudad con sus templarios para ocultar en sus subterráneos un año más estas reliquias llegadas de Tierra Santa portadas a hombros de sus huestes.
El silencio cuasi esotérico de la noche solo es roto por la Banda de Música de la Ciudad de Ponferrada que acompasa magníficamente el cortejo. El sonido que aportaron a esta noche mágica fue, un año más, simplemente magistral. No cabe de nuevo, otra calificación más que excepcional a su soberbia actuación en riguroso directo. Año tras año oír a esta banda es un regalo al oido. Y un año más se superan así mismos y ofreciendo una música en directo digna de una superproducción de Hollywood.
Pero volvamos a nuestra historia. Tras las potentes palabras de Frey Guido de Garda una explosión de fuegos y colores tomó un año más el castillo. Un año más simplemente la Ciudad de Ponferrada ofreció un espectáculo magnífico. Un año más la leyenda continúa.
Hoy, fuimos testigos casi novecientos años después, como los caballeros del Temple portaban a hombros sus dos más preciadas reliquias: El Santo Grial y el Arca de la Alianza para ser ocultada en los sótanos y galerías subterráneas de la fortaleza ponferradina.
Para los más profanos os diré que el Santo Grial según la leyenda, era la copa o vaso que usó José de Arimatea para recoger la sangre de Jesucristo en la Cruz. Esta leyenda del santo Grial está unida a la orden de los Caballeros Templarios.
Pero también santo grial significa para otros, Sangre Real y hace alusión a que Jesús resucitado se casó y tuvo hijos y esos hijos eran el secreto del “Greal”. Pero esa es otra historia que hoy no toca contar. Hoy solo toca disfrutar de una calurosa y magnífica noche de verano berciana con una espléndida y cuidada puesta en escena del regreso de los Templarios a su Castillo más emblemático.
Años atrás en 1.055 los tatarabuelos de Fernando II, los Reyes leoneses Fernando I (Ferdinand al Kabir, emir de Liyyun) y su mujer Sancha reciben el Santo Grial de manos del Emir de Denia “porque querían congraciarse con él y mantener la paz”. El cómo y el porqué el Santo Grial y el Arca de la Alianza aparecen en Ponferrada novecientos y pico años después, es uno de los misterios aún sin resolver.
Quizás pudiera explicarse que debido a las toneladas de tierra con que fue rellenado el castillo para hacer un campo de fútbol a principios del siglo XX contribuyera a esconder aún más estas reliquias en los subterráneos del Castillo hasta que las obras reconstrucción iniciadas en el año 2005 espalaron su patio de armas.
Decir también que el arca de la Alianza es la caja que guardaba las Tablas de la Ley de Moisés con los Diez Mandamientos, y constituye, sin la menor duda, el objeto sagrado más codiciado de cuantos han sido buscados por el hombre. Hace 3000 años el Arca fue traída a Jerusalén y adorada como el más sagrado de los objetos sagrados. Para las gentes de entonces el Arca significaba la personificación de la presencia de Dios en la Tierra.
Sin embargo, en algún momento de ese remoto pasado, el Arca desapareció, esto dio origen a una búsqueda que ha inspirado a creyentes y cazadores de fortunas durante milenios. Hace casi 1000 años, las cruzadas cristianas recuperaron el control de Jerusalén de manos de los musulmanes que habían gobernado la ciudad desde el siglo VII y con ello recuperaron también el Arca de la Alianza. El arca se perdió en la noche de los tiempos hasta que Hollywood con Indiana Jones al frente la recuperó y popularizó su existencia y que hoy podemos admirar.
Finalmente destacar que música, fuegos artificiales, animación de calle, y degustaciones gastronómicas hacen de la Noche Templaria una de las fiestas más animadas del verano ponferradino.