Un pueblo medieval en miniatura, algunos de los sabinares más extensos del mundo o el increíble desfiladero de La Yecla, entre otras sorpresas cercanas. Una escapada a Lerma, uno de los pueblos más bonitos de España, es la excusa perfecta para adentrarse en una de las zonas más fascinantes en la vega del río Arlanza, en la provincia de Burgos. La impresionante arquitectura medieval y los diversos lugares de interés cultural del entorno de la villa ducal se completan con espectaculares paisajes naturales, cultura vitivinícola y tradición culinaria. Los ingredientes perfectos para una escapada perfecta y cercana
Antes de adentrarse en los alrededores de Lerma, las calles empedradas del casco urbano invitan a sumergirse en la época dorada de la villa. En este recorrido, se pueden admirar los edificios más emblemáticos que se conservan de los tiempos en los que el poderoso duque de Lerma convirtió la villa en exponente de su gran poderío político y lugar de residencia temporal de los reyes. Entre estos edificios destaca el impresionante Palacio Ducal, hoy Parador Nacional, que en numerosas ocasiones acogió al rey Felipe II y a la familia real; la gran Plaza Ducal, la Colegiata de San Pedro, el monasterio de San Blas, el monasterio de la Madre de Dios y el monasterio de la Ascensión y los conventos de Santa Teresa y San Francisco de los Reyes.
Después de adentrarse en el rico legado histórico de la villa, donde otros personajes ilustres como el escritor José Zorrilla también dejaron su huella (y su casa), se puede disfrutar de una vista panorámica del entorno desde la cima del altozano donde se asienta Lerma. Desde el Mirador de Los Arcos se contempla la belleza de la vega del Arlanza, un valle que se extiende majestuoso y ofrece numerosas oportunidades para explorar y descubrir sus tesoros.
Arte medieval y monacal en los alrededores de Lerma
Junto a Lerma y Covarrubias forma el conocido como ‘Triángulo del Arte’ la localidad de Santo Domingo de Silos, situada a menos de 30 minutos de la villa ducal. El monasterio del mismo nombre conserva en el interior un claustro monacal de origen visigodo, que deslumbra, entre otros detalles, por la belleza de sus capiteles y su artesonado. Un tesoro cuya fama transciende fronteras. Una visita durante el horario de misa permite deleitarse con otro de los atractivos del monasterio, el celestial canto gregoriano de los monjes
Rutas en la naturaleza, entre bosques, lagunas y desfiladeros
Entre las diversas rutas por los terrenos más próximos a la localidad se encuentra el itinerario que sigue la pista a uno de los personajes destacados de la zona, el Cura Merino, cuyo monumento se encuentra situado junto a la Oficina de Turismo de Lerma, en el Monasterio de Santa Teresa. El clérigo, que se rebeló contra las tropas de Napoleón en la Guerra de la Independencia, es el protagonista de un recorrido-homenaje por las tierras que le vieron nacer y correr.
Más allá de los senderos que bordean Lerma y sus alrededores, hay otros parajes del entorno que merecen una visita- Es el caso del recientemente declarado Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla, a menos de 30 minutos en coche de la villa ducal. Aquí se extienden algunos de los sabinares más extensos y mejor conservados del mundo: algunas de estas sabinas superan los dos mil años de antigüedad. Estas grandes extensiones de bosque son además el hábitat de numerosas especies, un paraíso para la observación de fauna y flora. Uno de los enclaves más impresionantes es el desfiladero de la Yecla, una profunda garganta que se puede recorrer gracias a varias pasarelas y que hará las delicias también de los niños, despertando su imaginación sobre las impresionantes atalayas de tierra que se alzan en el camino.
De la escultura más grande del mundo a enoturismo con solera
Y estando en el corazón del valle del Arlanza, cómo no coronar la escapada con un baño de buen vino. La tradición vitivinícola de la comarca se remonta al siglo X y su legado se refleja en las antiguas bodegas que se esconden bajo las casas Lerma, conectadas por galerías y que se pueden conocer a través de visitas guiadas y catas comentadas.
De los viñedos que se extienden por el paisaje nacen los vinos con denominación de origen propia D.O. Arlanza. La Ruta del Vino de Arlanza reúne la propuesta enoturística del territorio y permite disfrutar de visitas a bodegas y viñedos, catas y un sinfín de actividades vinculadas con la cultura vitivinícola de la zona. Una cultura del vino que tiene como protagonistas a unos caldos elaborados en su mayoría con uva Tempranillo y que reflejan en su color, olor y gusto de la belleza y dureza del paisaje y la naturaleza de este territorio burgalés. Estos vinos acompañan platos igual de exquisitos, como el famoso lechazo, uno de los platos estrella de estas tierras y que abandera una propuesta gastronómica, que, junto a los vinos, cautiva a quienes visitan la comarca.