Versión clásica

León recreó en una calurosa noche de junio las Cortes Leonesas de 1.188

Eran las 8 de la noche de este caluroso sábado de junio cuando la comitiva partía de la Catedral rumbo al claustro de San Isidoro, en donde el joven Rey Alfonso IX (VIII en la cronología de León) había convocado «Curia Régia».

Fotografía: E. Toral

Abría la comitiva un grupo de música medieval, le seguían maceros, miembros del clero y notables el Reino.

En el Claustro de San Isidoro a partir de las 21,15 horas tenía lugar una explédida teatralización con la que anualmente  nos regala amor a la historia de León, el profesor Hermenegildo López en la que participaron un centenar de actores no profesionales.  Durante una hora el Rey escucho alegatos en uno y otro sentido en relación con permitir el acceso de los representantes del pueblo a estas Cortes.

Fotografía: E. Toral

Sólo se puede entender el acontecimiento, siguiendo los importantes hechos que tuvieron lugar en esa época. Lo primero fue la coronación de Alfonso VII de León, lo cual ocurrió en 1135 y tuvo una multitudinaria acogida, ya que dicha coronación tuvo una presencia del pueblo llano como nunca antes. Anteriormente sólo había habido en la Europa medieval un ejemplo anterior relativo a asambleas legislativas, el Althing islandés, pero su lejanía y la falta de comunicación del área escandinava con la Europa occidental hicieron que tuviera nula repercusión

Fotografía: E. Toral

En la curia regia del Reino de León se incorporan elementos procedentes del estamento popular, exclusivamente ciudadano. Con esta medida nacen las llamadas, por primera vez en Europa, Cortes. Fueron las famosas Cortes de 1188, reunidas en el Claustro de San Isidoro de León, por iniciativa del joven rey leonés Alfonso IX. En estas Cortes, además de ampliar los Fueros de Alfonso V de León del año 1017 se promulgaron nuevas leyes destinadas a proteger a los ciudadanos y a sus bienes contra los abusos y arbitrariedades del poder de los nobles, del clero y del propio Rey.

Fotografía: E. Toral

Este importante conjunto de decretos «Los Decreta» ha sido calificado con el nombre de “Carta Magna Leonesa”. Fue el inicio de un nuevo marco político por el que se regirían los otros países de Europa. Alemania aplicó el ejemplo leonés en 1232; Inglaterra en 1265; Francia en 1302; en España, en los distintos reinos peninsulares, Cataluña en 1218; Castilla en 1250; Aragón en 1274; Valencia en 1283; Navarra en 1300.

La curia regia conserva sus funciones consultivas, que sólo ampliará más adelante, y en ellas el elemento popular está claramente diferenciado.

Fotografía: E. Toral

Las cortes están constituidas por tres estamentos (clero, nobleza, representantes de las ciudades) y aparecen como un diálogo entre el rey y la curia, por un lado, y los representantes de las ciudades y villas por otro, sin oposición a que cada estamento se consolide por separado.

La incorporación de elementos populares responde sólo a necesidades económicas. Frenada la Reconquista, la corona precisa de mayores ingresos, y a fin de obtenerlos crea nuevos impuestos, lo que produce un alza de precios. Por ello, la clase ciudadana quiere obtener alguna contrapartida y regular el gasto regio.

Esto aconteció en este lugar hace 828 años

Mas entrando en los hechos diremos que hace 828 años (cifra bien redonda, ¿no es así?), en estos mismos lugares, y con muy pocos cambios en el marco que nos contempla, se produjo un acontecimiento que, a día de hoy, y después de no pocas dificultades y trabas maliciosas, nos ha sido reconocido y nos convierte, de facto, en la Cuna del Parlamentarismo.

Fotografía: E. Toral

En efecto, en un día como hoy y en una reunión que tuvo lugar el año 2013 en la lejana Corea, la UNESCO sancionó que la Carta Magna leonesa, los Decreta de nuestro Alfonso con motivo de las Cortes habidas en este lugar en 1188, eran el testimonio más antiguo del parlamentarismo y que debían entrar, de pleno derecho, en el exclusivo club de los documentos que forman parte de la Memoria del Mundo.

Y esas importantes Cortes es lo que se trata de transmitir en esta tarde-noche; «cierren los ojos a la realidad que nos rodea y déjense llevar por la ensoñación que se les presenta, pero sepan ser también indulgentes con los actores», señalaba en la presentación el alma de esta representación, Hermenegildo López y añadía «solo somos un grupo de amantes de nuestra historia, en su mayoría gentes de este Real Barrio de Santa Marina, y amantes de nuestras tradiciones y nuestra historia, pero simples aficionados en esto del arte dramático».

Un año más la recreación fue además de rigurosa, simplemente magistral

Fotografía: E. Toral

La Recreación

Alfonso, el nuevo rey, próximo a cumplir los 17 años, acaba de enterrar a su padre Fernando II en Santiago de Compostela. Su madrastra, Urraca López de Haro, hermana del Señor de Vizcaya que le presta su apoyo, pretende apartar al príncipe del trono que le corresponde por herencia, para poner en su lugar a su hijo, el príncipe Sancho. Ya anteriormente había intentado envenenarlo y, según D. Lucas de Tuy, canónigo que fue de esta Colegiata, el infante fue curado milagrosamente por San Isidoro con el agua que había brotado ante el altar de esta basílica llena de magia y de misterios.

Fotografía: E. Toral

Pues bien, la fortuna y la habilidad de los consejeros de Alfonso juegan a su favor y así, en abril de dicho año 1188, convoca, en estos sagrados lugares, sede del Palacio Real y, por lo mismo, de la Iglesia Palatina, una Curia Plena, a imagen de lo que ya había hecho su padre Fernando II, con los Grandes del Reino y los representantes más preclaros de la Iglesia. Pero en esta ocasión hay una gran diferencia con las anteriores, puesto que aquí, por vez primera en la historia de Europa, (que, a todos los efectos, es tanto como decir en la historia del mundo) los “cives electi”, los hombres buenos, los ciudadanos elegidos en las ciudades y villas más importantes de su reino tendrán posibilidad de debatir ante el rey, de exponer sus quejas y de buscar soluciones a sus problemas. Son los albores de la democracia parlamentaria. Escuchen, escuchen…

Fotografía: E. Toral

«Nobles y grandes señores de mi reino, ilustres prelados representantes de las diócesis del mismo y señores abades de los más importantes monasterios que en él tienen su acomodo. Mucho os agradezco la fidelidad que supone vuestra presencia aquí y el apoyo que con ella brindáis a la legitimidad de esta casa real leonesa que encarno, tras la desgraciada muerte de mi padre, el rey Fernando, hijo del gran Alfonso, el Emperador de toda Hispania que Dios guarde. La trayectoria de mi padre y sus esforzados hechos en la Reconquista y en la defensa del reino, le han merecido el apelativo de El Noble, justo a todas luces.

Fotografía: E. Toral

Bien sabéis, sin embargo, también, de las dificultades por las que atravesamos y, por ello, siguiendo las costumbres de mis antepasados, os he convocado en Curia Plena. Necesitamos tomar decisiones de la mayor gravedad y con toda urgencia.

La guerra nos amenaza, no solo por el Sur contra nuestros eternos enemigos, los infieles, sino por el Este, con mi tío Alfonso, el castellano, que intenta invadir nuestras tierras y hasta por el Oeste, por donde avanzan las tropas de Portugal, desgajado, ha poco, de este nuestro reino.

Pero es más doloroso aún que en el interior de nuestras propias fronteras se estén produciendo disensiones a favor de mi madrastra y de mi hermano, el bastardo príncipe Sancho. Las necesidades son muchas, las urgencias todas. Nuestras decisiones no pueden esperar más, puesto que tenemos que actuar frente a todas estas circunstancias y tantos y tan poderosos enemigos.»

 

  • Texto: Matínezld
  • Fuente: Hermenegildo López
  • Fotografías: E. Toral

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