Versión clásica

León homenajeó un año mas a los héroes leoneses del 24 de abril de 1808

Felipe Miguel Lozano ha sido el encargado este año de dar lectura al manifiesto.

24 de abril 2024

Fotografía: Chema Vicente

Con motivo de la fecha 24 de abril ComunidadLeonesa.ES  organizó por decimooctavo año consecutivo, la celebración del tradicional Homenaje a los Héroes Leoneses.

24 de abril 2024

Fotografía: Chema Vicente

Como en años anteriores a la pandemia, durante la que se hizo un paréntesis obligado, y después de haberse recuperado el año pasado, al llegar el vigésimocuarto día del mes de abril, desde ComunidadLeonesa.ES (Coordinadora de Organizaciones, Asociaciones y Colectivos) realizan el tradicional Homenaje a los Héroes Leoneses.

24 de abril 2024

Fotografía: Chema Vicente

Dicho Homenaje se ha iniciado a las 19,30 horas desde la Plaza de San Marcelo, frente a Botines para, a las 19,45 horas, iniciar el recorrido habitual a través de la calle Ancha, Plaza de Regla y C/Mariano Dominguez Berrueta para llegar a la Plaza Mayor donde, tuvo lugar la lectura del Manifiesto de este año a cargo de Felipe Miguel Lozano.

A continuación se procedió a colocar en la placa que recuerda esta gesta del 24 de abril de 1801 en el Consistorio Viejo una corona de laurel en recuerdo de los Héroes Leoneses de todos los tiempos.

La música tradicional, como es habitual, ha corrido a cargo del Grupo de Música Tradicional Leonesa Aires del Bernesga.

Fotografía: Martínezld

Manifiesto del 24 de abri 2024

“Leoneses, la patria está en peligro: Fuera los traidores.” “En la soleada mañana de un 24 de abril de 1808, domingo, y a las diez de la mañana, hora en que la ciudad recibía habitualmente el correo general, León iba a escribir, tras este grito, una página más de su historia gloriosa y dilatada”.

24 de abril 2024

Fotografía: Chema Vicente

Así comenzaba, hace ya casi 20 años, 19 para ser exactos, este acto de homenaje a los héroes de ese 24 de abril aún demasiado desconocido para el común de los leoneses. En este lapso temporal se han sucedido muchos y muy variados acontecimientos; casi no nos reconocemos en el espejo de los recuerdos, pero, para nuestra desgracia, muy pocos que nos lleven, no solo a congraciarnos con nuestra historia, sino que nos siguen hundiendo en un abismo de despropósitos, desgracias y hasta lo que podríamos calificar de infamias, afrentas e ignominias.

No es, quizás, el momento de desgranar aquí y ahora el enorme y variadísimo catálogo de afrentas y desprecios que se vienen cometiendo contra nuestra tierra leonesa, sin otra causa que la de la envidia y el desprecio. Seguimos, sin embargo, ignorando las raíces profundas puesto que nadie ha tenido la decencia de explicarlas.

Fuera el invasor”: “ese ha sido, quizá para nuestra desgracia como pueblo, un grito constante que, a lo largo de nuestra historia, han tenido que corear, muchas veces, nuestros antepasados”. Las pruebas son tan palpables que no tenemos que hacer, ni tan siquiera, demasiados esfuerzos de memoria. Basta con retroceder 24 horas y constatar que unos modernos invasores exhiben una desvergüenza política tal que hasta vienen a celebrar lo que creen una victoria sobre nuestra historia, y en nuestra propia tierra.

Se encuentran, sin embargo, una vez más, con la firme voluntad de los habitantes de esta tierra y su deseo de querer seguir siendo lo que siempre han sido: leoneses. ¿Tan difícil es entenderlo?

Cuando, terminada una época oscura de la historia de este país, los demás pueblos de la Península recobraban y hasta exhibían con orgullo sus raíces, (algunos, con todo respeto lo digo, con menores argumentos para poder constituirse en dueños de su destino), en esta tierra leonesa, por la decisión caciquil y antidemocrática de unos oligarcas, se nos privó por “razones de estado” de algo que ni, en otro tiempo, los romanos, los godos o los musulmanes, incluso por la fuerza, habían sido capaces de lograr.

Y lo peor es que algunos, sin ningún rubor democrático, continúan apoyando unas decisiones que, como los delitos de lesa patria, no prescriben, y, por lo tanto, es algo que nosotros tenemos la obligación de recordárselo todos los días.

Por eso seguiremos, como el coronel Luis de Sosa, gritándoles fuerte, una y otra vez…

Fuera los traidores”, especialmente los traidores a los suyos, a nosotros, puesto que la machacona propaganda que dura ya 41 años, después de aquel aciago día del 25 de febrero de 1983, comienza a hacer mella en los espíritus más débiles y a quebrar las conciencias de los más acomodaticios.

Yo os invito hoy, sin embargo, a que nos armemos de valor, de inconformismo y de rebeldía para que, como aquel grito del 24 de abril de 1808, que ahora recordamos, prenda en las mentes de todos nuestros paisanos leoneses hasta doblegar las voluntades de los poderosos, de unos supuestos representantes de un pueblo al que, sin embargo, y por los hechos, desprecian, ningunean y abandonan a su suerte que no es otra que la que contemplamos a diario.

Nuestros pueblos, en lamentable constatación, están vacíos y nuestros cementerios están llenos; nuestros jóvenes no encuentran otro camino para desarrollar su vida que el de la emigración, las oportunidades de desarrollo pasan, una y mil veces por delante de nuestra indolencia puesto que ya no nos conmueve ni la mentira de tantas promesas electorales incumplidas. No es necesario traer aquí ni el ejercicio casi obsceno de recordarlas; solo pido que no las olvidéis y que se claven en las conciencias de los chamarileros de la política que nos han tocado en suerte. Pero solo una pregunta ¿Quién los elige? Enviémoslos a las tinieblas exteriores de la política, fuera de la que no saben vivir; despreciémoslos como apestados traidores a la tierra que les vio nacer y de la que se burlan empecinadamente.

Fuera el invasor”, repiten los ecos de nuestra historia, las piedras de nuestras murallas, las banderas de nuestros museos, los símbolos de nuestra identidad, los pendones de nuestros pueblos y los libros de nuestras bibliotecas. Pero ¿quién se atreve a escuchar hoy, ahogados por voces manipuladoras y ruidos discordantes, los gritos del silencio? Hasta nos intentan hacer creer que todo está hecho, que nada puede ser cambiado, que la decisión de unos sátrapas de opereta no puede ser corregida.

No los escuchéis; el devenir de los pueblos es algo tan transitorio que, si así no fuera, no habrían caído los grandes imperios… ¿Y alguien se atreve a comparar esta comunidad tan mal concebida, tan mal cosida, tan poco coherente, tan mal resuelta, tan insolidaria, con el Imperio romano, por ejemplo, del que aún conservamos tantos restos? No les escuchéis; su comunidad de éxito, que repiten como loros, no es más que un totum revolutum del que solo unos pocos sacan provecho; los primeros, unos políticos que carecen de escrúpulos pero que manifiestan unas tragaderas sin medida.

¿Qué más les da si su tierra leonesa se muere, si ello les reporta unos dividendos que no habrían ni siquiera soñado cuando se estrenaron en el arte del engaño público que eso es lo que puede considerarse hoy la política que padecemos?

Gloria, honor y recuerdo, pues, a todos los héroes leoneses, hoy en especial a los que lanzaron el primer grito de libertad contra el invasor, dignos descendientes, sin duda, de aquellos que 620 años antes, en aquel recordado 1188, y no muy lejos de este lugar, habían comenzado a poner la primera piedra del edificio de una democracia parlamentaria que hoy disfrutamos.

Por todo ello, y el convencimiento de que «sí se puede», me atreveré a pediros, con las consecuencias que este grito entraña que repitáis conmigo, poniendo el alma en ello y en las consecuencias que esto entraña:

  • Vivan los Héroes leoneses
  • Viva el Reino de León
  • Puxa´l País Llionés

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