Cada día 5 de octubre desde tiempos inmemoriales los leoneses celebran la fiesta y la romería de San Froilán en la localidad de la Virgen del Camino.
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La mañana de cada 5 de octubre, desde tiempos inmemoriales, tiene lugar uno de los actos más entrañables y esperados por los leoneses: la Romería de San Froilán, en la que miles de personas acuden a cercana localidad de La Virgen del Camino para celebrar la fiesta y venerar a su patrona.
Ayer en la Virgen, por primera vez en 515 años, faltaban nuestros pendones, nuestros carros engalanados, faltaban los leoneses y las leonesas ataviados con los trajes típicos de las diferentes comarcas, faltaba la música de gaitas y dulzainas, las corporaciones locales de los Ayuntamientos de Voto y sobre se echaba de menos ese bullicio producido por el trasiego de gente entre los centenares puestos ambulantes.
Ayer los leoneses y leonesas, gente cumplidora y de palabra, no pudo cumplir con la tradición: tirar al Santo de la nariz en la puerta de San Froilán, comprar los tradicionales «perdones» (avellanas para los no leoneses) y sobre todo entrar al Santuario a besar el Manto de la Virgen del Camino, patrona de la Región Leonesa».
Ayer la localidad de la Virgen el Camino estaba desierta. Los bares aledaños al Santuario que otros años estaban a rebosar, este año se mostraban vacíos con escasos parroquianos degustando las típicas tapas de chorizo o morcilla con un buen prieto picudo.
No pudo ser, la Virgen no hizo ese milagro de librar este 5 de octubre a estas tierras de ese virus procedente de China. Ayer encerrada a cal y canto en su santuario mostraba su soledad. La soledad de una pandemia. Y al santo, este año, pocos le tocaron la nariz, eso sí, sin gel hidroalcohólico no sea que se gaste.
San Froilán en el Barrio Húmedo.
Pero el Barrio Húmedo en la capital leonesa tampoco fue ajeno a este desastroso día. Solo el bar La Somoza nos recordaba que estábamos en San Froilán con los pendones en su balconada. Y como las desgracias nunca vienen solas, ayer, festividad de San Froilán, la Junta, esa Junta del Comunero, allá en Valladolid oíd lo que decidieron: «Desde el miércoles, 7 de octubre y durante catorce días los vecinos de León y San Andrés del Rabanedo estaremos confinados como medidas de prevención sanitaria frente a la pandemia». Y es que en Valladolid a la incompetencia la llaman prudencia.