La publicación especializada de la Fundación Santa María la Real aprovecha su edición 73 para hablar del mundo virtual como “salvavidas” para disfrutar del patrimonio en época de pandemia. A lo largo de más de sesenta páginas, los lectores profundizarán en cómo la realidad aumentada, las apps y la digitalización en alta resolución han contribuido a la divulgación de nuestro patrimonio. También habrá lugar para hablar de conservación preventiva, de turismo responsable y de varias iniciativas para mejorar la experiencia de los asistentes a museos y lugares patrimoniales. La Fundación Santa María la Real da a conocer su proyecto tractor para la transformación digital y la sostenibilidad del turismo y el patrimonio cultural. Una iniciativa con la que quiere contribuir directamente a la recuperación socieconómica de España tras la crisis de la covid-19.
La revista Patrimonio se abre con un artículo en el que Álvaro Retortillo, director corporativo de la Fundación Santa María la Real, explica la gran apuesta de la entidad para los próximos años: un proyecto “transformador” que quiere contribuir a la digitalización y a la mejora de la competitividad del turismo cultural, tomando al patrimonio y a las industrias culturales como vectores principales.
Esta iniciativa, en la que participan otras entidades y empresas de reconocido prestigio, tiene como principal objetivo promover la innovación y la transformación digital del turismo y el patrimonio cultural, con el fin de generar e impulsar un desarrollo económico y social que contribuya directamente a la recuperación de España tras la crisis del coronavirus.
En definitiva, con este proyecto se busca generar un nuevo modelo alineado con los criterios del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con el que el Gobierno de España quiere recuperar el crecimiento económico y la creación de empleo en la época post covid-19. Una vez más, la Fundación Santa María la Realdefiende que el patrimonio es un valor y no una carga.
El mundo virtual, “salvavidas” para el patrimonio
En esa línea discurren el resto de reportajes y artículos de la revista, que comienza con una reflexión del historiador del arte Santos M. Mateos sobre cómo el mundo virtual supuso un “salvavidas” para disfrutar del patrimonio artístico en época de pandemia. El autor destaca las potencialidades de lo virtual aplicado al mundo del patrimonio, poniendo como ejemplo el Virtual Mauritshuis –un “sucedáneo virtual” del museo homólogo de la Haya- y se pregunta si los grandes museos españoles han estado a la altura de las circunstancias.
Por su parte, Julia Pavón, de Instituto de Cultura de la Universidad de Navarra, explica cómo las propuestas tecnológicas de la era digital “han transformado profundamente nuestra mirada y relación con la cultura y con la creación artística”, algo que se puede ver en varias de las iniciativas que se presentan en la revista. Es el caso, por ejemplo, de un proyecto de Turismo de Flandes para disfrutar de la famosa “Adoración del Cordero Místico” mediante gafas 3D o lo servicios que presta ArtiSplendore para mejorar las visitas turísticas de casi un centenar de iglesias en Europa, bien sea con audio guías accesibles o a través de realidad virtual y aumentada.
MUVA, el Museo Virtual del Arte
El director de Binary box Studios, Francisco Calatayud, cuenta la experiencia del MUVA, el Museo Virtual del Arte, que con apenas tres exposiciones ha supuesto un paso adelante en la divulgación cultural. Y es que este proyecto sin ánimo de lucro se ha convertido en un importantísimo instrumento para los docentes españoles, especialmente en un momento en el que se vieron obligados a dar el salto a lo online, “en muchos casos sin ningún tipo de infraestructura que los respaldara”.
Educar a más personas, compartir conocimientos y cubrir la brecha tecnológica cultural ha sido también el objetivo del último proyecto de ICOMOS España, las “Píldoras Digitales”, que desde comienzo de año comparten a través de sus redes sociales. En palabra de sus propios creadores se trata de “una ventana abierta para compartir ideas y difundir proyectos innovadores que apliquen las herramientas digitales en varios ámbitos inherentes al patrimonio cultural, tanto en su conservación y protección, como en su difusión y puesta en valor”.
Turismo sostenible y responsable
Sobre el turismo cultural y su futuro nos hablan José Mª de Juan, de KOAN Consulting, y Gabriel Morate, de la Fundación Montemadrid, en sendos artículos. El primero aboga por un turismo más sostenible y responsable, que mire a los patrimonios más humildes y aislados, alejados del turismo de masas, y apueste por experiencias patrimoniales “human centric”, es decir, basadas en las personas y en un acercamiento mucho más humanístico y vivencial al fenómeno turístico. Por su parte, Gabriel Morate destaca la necesidad de fomentar sistemas y plataformas de gestión inteligente de nuestro patrimonio que integren “como un todo” la conservación y el turismo.
Relacionado con este último aspecto, la periodista Carmen Molinos se hace eco del proyecto que Diputación de Palencia, Telefónica y Fundación Santa María la Real (FSMLR) llevan a cabo en el Castillo de Peñafiel. “Un proyecto que incorpora las más modernas tecnologías de conservación preventiva para mejorar y hacer más eficiente la gestión de sus espacios turísticos” y en el que juega un papel relevante MHS, el sistema de monitorización del patrimonio de FSMLR.
Los museos también mutan
De nuevo dentro de los museos, el conservador Pedro González nos habla de que “los museos también mutan” y pone el ejemplo del Museo Nacional de Escultura de Valladolid que, a su juicio, “ha conocido una proyección online sin precedentes” con la salida a web de su primera exposición digital: Arte de épocas inciertas. Así mismo, desde el Museo del Prado presentan sus apps, con la que buscan que los amantes del arte y turistas de todo el mundo puedan disfrutar de la pinacoteca madrileña allá donde estén y vivan experiencias interactivas y diferentes con sus obras.
En el apartado de entrevista conocemos a Iñaki Arredondo, CEO de The Mad Pixel Factory, la empresa que ha creado The
Second Canvas, la plataforma en la que digitalizan arte y cultura a super alta resolución para que el visitante no solo vea arte o patrimonio, sino que “lo viva”. Una experiencia “inmersiva” en la que han trabajado con más de 300 museos de todo el mundo, entre ellos el Prado, el Thyssen, el Mauritshuis de La Haya o el Museo Mural Diego Rivera.
De Matrix a las iglesias románicas de Taüll
Dentro de las secciones fijas de la revista, Sonia Sánchez Recio vuelve a hablarnos de ‘Patrimonio de Cine’ con la ‘Vida virtual en Matrix’ y Maximiliano Barrios dedica su ‘Notarios del Tiempo’ a hablar de cómo la tecnología -a través de la técnica del video mapping– nos ofrece una recreación de los frescos de Sant Climent de Taüll, tal y como eran en 1123.
El contrapunto a tanta digitalización y virtualización del patrimonio lo pone, al final de la revista, el profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, Miguel Sobrino, que aborda los dibujos de viaje tradicionales, a mano, como un medio de conocimiento del patrimonio. “Los dibujos son miradas (hacia afuera, y también hacia adentro) perpetuados en papel”, explica Sobrino, que también define la mirada del pintor como “un boomerang cargado de tinta”.