Cada año la localidad salmantina de Béjar celebra con alegría, pasión y devoción su querida Procesión del Corpus Christi. Celebración religiosa muy arraigada entre los bejaranos, es quizás la más importante de cuantas se celebran en la Comunidad de Castilla y León y una de los más destacadas y significativas de toda España, a la que acuden cada vez más visitantes y periodistas internacionales para divulgar y vivir en primera persona el Corpus de Béjar.
Alentada y protegida por los Duques de Béjar y por los diferentes gobiernos municipales que han pasado por el Consistorio a lo largo de su historia, los orígenes de esta fiesta se remontan al siglo XIV.
Esa antigüedad y continuidad en el tiempo, sumado al tremendo arraigo en la ciudad y la implicación de las autoridades le ha servido para ostentar la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional, concedida en 1998 y de Interés Turístico Nacional desde 2010.
Este merecido reconocimiento le viene dado tanto por su contenido religioso como por la presencia de los Hombres de Musgo, figura que transita a medio camino entre lo sacro y lo profano, entre la leyenda y la historia. Precisamente, la originalidad de esta procesión se debe a la incorporación a la misma de estos personajes, al unirse dos procesiones que coincidían casi en el tiempo, la del Corpus Christi y la que se llevaba a cabo el “lunes de Albillo” con motivo de la romería de Santa Marina.
La implicación de todos, empezando por los vecinos que adornan sus balcones con cestas de flores, mantones y banderas, lanzando miles de pétalos florales al paso del Santísimo; las comunidades religiosas, con la Real Abadía del Santísimo Sacramento fundada en 1616 a la cabeza, heredera de la Esclavitud del Santísimo Sacramento y organizadora de todos los actos religiosos del Corpus y la Procesión; y finalizando por las hermandades y cofradías religiosas de Béjar encargadas de la realización de los preciosos y laboriosos altares colocados al paso de la comitiva, hacen de la festividad del Corpus Christi una cita ineludible a la que acuden miles de visitantes a celebrar y compartir con los bejaranos este acto de genuina religiosidad.
El próximo 3 de junio, en la iglesia de Santa María se darán cita los fieles para comenzar la procesión y acompañar al Santísimo hasta la Plaza de San Juan Bosco, donde les aguarda la Corporación Municipal acompañada por dos Hombres de Musgo.
Aquí se incorporan a la misma para realizar el recorrido por las calles de la ciudad, escoltando al Cuerpo de Cristo sobre una alfombra de tomillo bendecida al paso de la procesión.
Continúan hasta la Plaza Mayor, ubicación de la iglesia del Salvador y marco incomparable para llevar a cabo la rendición ante el Santísimo, que preside el acto en la parte alta de la escalinata junto con las autoridades eclesiásticas, flanqueados a ambos lados por los niños y niñas que reciben el Sacramento de la Primera Comunión, formando una de las imágenes más emotivas del acto.
Los hombres de Musgo
Para comprender la figura de los Hombres de Musgo es necesario remontarse en el tiempo a la época de la Reconquista, y concretamente al día de Santa Marina.
Cuenta la leyenda que, reunidos en el paraje conocido como La Centena y después de celebrar una misa, los cristianos que se escondían de los invasores musulmanes en el monte de El Castañar recubrieron sus ropas con el musgo que crecía en las rocas próximas y antes del amanecer se digirieron a la fortaleza morisca.
Apostados junto a la conocida como Puerta de la Tradición, y aprovechándose del camuflaje que les proporcionaba esta planta se pegaron a la muralla y las peñas cercanas y esperaron a que los centinelas abriesen las puertas.
Cuando esto sucedió, los cristianos amparados en su disfraz abatieron a los vigías y penetraron en el recinto, para posteriormente, y después de una dura batalla que se libró calle por calle y casa por casa, conseguir adueñarse de la plaza.
En recuerdo de esta gesta de los bejaranos, se edificó una ermita dedicada a Santa Marina, de la que desafortunadamente no se conservan restos, en el lugar donde antes de la batalla se había celebrado la Eucaristía y a la que cada año acudían en romería el antes mencionado “lunes de Albillo”, ocho días después de la celebración del Corpus.
Sin duda alguna, una interesante y genuina forma de mantener vivo el recuerdo y la tradición de la Reconquista, siendo los Hombres de Musgo los indiscutibles protagonistas de esta celebración, marcando la diferencia y dotando a la fiesta bejarana de una singularidad única.