Versión clásica

La pertinaz sequía y los valles sumergidos: Valle del Luna (III)

Nuestra tercera etapa nos lleva al Embalse de Luna, el que menos agua contiene en la actualidad, y cuyos paisajes lunares se han convertido en motivo de obligada visita.

Fotografía: Martínezld

El proyecto fue redactado entre 1935 y 1936 por el Ingeniero de la Confederación Hidrográfica del Duero Luis de Llanos y Silvela. En el año 1945 se adjudicaron las obras a Ginés Navarro, comenzándose las mismas en el verano de ese año.

El 15 de junio de 1951 se cierran las compuertas para el inicio del primer embalsado y a las 5 de la tarde del 31 de julio de 1951 se abren dichas compuertas y se produce el primer desembalse.

Fotografía: Martínezld

El embalse de Barrios de Luna fue puesto en servicio en el año 1956 y tiene por objetivo principal regular las aguas del río Luna, que a partir de su confluencia con el río Omañas pasa a denominarse Órbigo.

La presa, de más de 80 metros de altura, fue construida aprovechando una profunda y estrecha garganta, habiéndose creado un embalse que supera los 300 millones de metros cúbicos de agua, con los que se riegan alrededor de 50.000 hectáreas dedicadas, fundamentalmente, al cultivo de maíz, remolacha y lúpulo.

Fotografía: Martínezld

En la zona donde se asienta esta obra de ingeniería, presa y embalse cuya costa supera los 40 km, de los cuales buena parte de ellos son de difícil acceso, a causa de lo abrupto del terreno y de la inclinación del mismo, se ha generado una creciente actividad recreativa, como la contemplación del paisaje, actividades y pesca deportiva, deportes náuticos, caza, baño y senderismo, etc.

En definitiva, un creciente negocio turístico, con dos campings, el de Mirantes y Sena de Luna y el Club Náutico, el cual cuenta en haber con la organización de varias competiciones internacionales de vela.

Todo el embalse, que dispone de unas aguas claras, está rodeado de amplios y variados bosques de hoja perenne, caduca y matorrales. Dignos de señalar son lo sabinares de Mirantes y los bosques de haya, abedul y roble peciolado de Abelgas y Mayo de Luna.

Fotografía: Martínezld

Del embalse, se entrega su agua al río Luna, turbinándose su totalidad entre la minicentral hidroeléctrica a pie de presa y la de San Isidoro, en Mora de Luna, volviéndose a retener varios kilómetros aguas abajo en el contraembalse de Selga de Ordás, cuya función es de regulación y derivación del agua hacia el Canal Principal del Órbigo, dedicado éste al transporte del agua para riego, para el abastecimiento a la ciudad de León y para la obtención de energía eléctrica.

A pocos kilómetros aguas abajo del contraembalse confluye el río Omañas, que pierde su nombre, así como el río Luna, para dar nacimiento el río Órbigo.

Fotografía: Martínezld

Cruzando el embalse de Barrios de Luna puede contemplarse el puente espectacular de Fernández Casado construido para permitir el paso de la autopista León-Asturias.

Dieciséis pueblos y barrios desaparecieron en el fondo del embalse: Arévalo, Campo de Luna, La Canela, Casasola, Cosera, Lagüelles, Láncara de Luna, Miñera, Mirantes de Luna, El Molinón, Oblanca, San Pedro de Luna, Santa Eulalia de las Manzanas, Trabanco, Truva y Ventas de Mallo.

Tres son principalmente los puntos de acceso para visitar el hoy vacío pantano:

Fotografía: Martínezld

Mirantes de Luna. En dónde se encuentra el club naútico. El bar del Club naútico es una buena opción para recobrar fuerzas tras las intensas caminatas por el valle anegado

Miñera: Es  lugar dónde se encuentra, aún en pie,  parte la vieja iglesia, aunque lo que no ha destruido el agua lo hacen los «cafres» que acuden con sus motos  y todoterrenos a destrozar lo que la naturaleza comienza tímidamente a recuperar y a romper el silencio que impregna la zona.

Curva del desvío a Aralla: Desde aquí son magníficas tanto las vistas del viejo viaducto como al puente Fernández Casado.

Fotografía: Martínezld

Es recomendable no bajar hasta el pantano con el coche (andar viene bien de vez en cuando) ya que puedes acabar empantanándolo (nunca mejor dicho). El día que fuimos a realizar este reportaje fotográfico vimos no menos de dos coches atascados en el lodazar del pantano además de innumerables motos destrozando esta «Belleza muerta», con alguna caída del motorista al riachuelo que ya marca de nuevo su curso en Miñera.

 

Fuente: http://www.chduero.es

 

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