El Portillo de la Lealtad es un acceso al primer recinto amurallado de la ciudad de Zamora.
El portillo se sitúa entre la iglesia de San Isidoro y la Catedral. Arquitectónicamente no es destacable, ya que simplemente se trata de una alta y estrecha puerta que se levanta sobre una quebrada, en uno de los tramos del perímetro de la muralla más irregulares.
En la actualidad es perfectamente transitable, ya que une una parte de la ciudad con otra. Se encuentra en perfecto estado de conservación y de higiene, así como de decoración, pues está rodeado de abundante vegetación que hace más romántico si cabe un lugar con tanta historia.
La importancia de este elemento arquitectónico radica en que las crónicas cuentan que por él entró Vellido Dolfos, un noble leonés del siglo XI, siendo perseguido por el Cid. Este le perseguía por haber asesinado a Sancho II de Castilla, que se encontraba al mando de las huestes que asediaban la ciudad, entonces en manos del Reino de León.
El Portillo de la Lealtad tuvo originalmente el nombre de Puerta de la Traición, que mantuvo hasta el 22 de diciembre de 2010, momento en el que se formaliza institucionalmente un acto de redenominación presidido por la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, en el que se realiza la lectura de un texto de desagravio contra Vellido Dolfos y se descubre una placa oficializando el cambio.