Con inconfundibles raíces andaluzas, esta cocina siempre se ha caracterizado por la búsqueda del buen producto, pero ahora su carta, donde los pescados tienen un protagonismo especial, fluye y varía diariamente en función de lo que viene de la lonja, la huerta o el campo. En definitiva, un coqueto restaurante especializado en cocina del sur ubicado en Tirso de Molina, con ‘vistas’ a una corrala y regentado por Manuel Urbano.
Céntrico, coqueto, bonito, -muy bonito…- y con una cocina sencilla pero que engancha y apetece en cualquier momento. La Malaje es un lugar donde cuando se entra, se puede perder el norte, ¡pero nunca se pierde el sur! Manuel Urbano, cordobés de nacimiento, empezó como lavaplatos con 14 años en Tenerife junto a su padre, y desde entonces no ha parado de crecer y soñar con su propio proyecto… Hace año y medio que vuela ‘en solitario’ con su original estilo en el que lo que más pesa es el respeto al producto y con el que ya se ha ganado el beneplácito de crítica y clientela, junto a su socio Aarón Guerrero.
Y es que en La Malaje se apuesta por platos de la cocina de siempre del sur que forman una carta divertida y con toques muy actuales en la que es difícil elegir porque todo apetece, o como reza su carta, “te quita er sentío”. De cara a la temporada de otoño, sigue evolucionando y mejorando su oferta, en esta ocasión con una apuesta más reforzada por la cocina de mercado, y es que ahora es mucho más viva y ágil, cambiando platos y raciones prácticamente cada día, porque los que ‘piensan el menú’ son el verdulero, el carnicero… y especialmente el pescadero, con la mejor materia prima que tienen cada día. Eso sí, la última palabra y el modus operandi corren a cargo del chef, de modo que, sin duda, la visita merecerá la pena…
Desde la barra ya se empieza a salivar, especialmente con sus novedades, como la sección ‘Entre pan y pan’: Molletes, Bocatines… perfectos para acompañar in situ con una caña -o para llevárselos si se va con prisa-.
Por supuesto se mantienen las raciones, y entre las recién llegadas encontramos Chopitos con huevos fritos, Tartar de solomillo de vaca o Bocado de la Reina con hierbas y ajo asado.
Se mantienen o vuelven otras como el Longueirón de Huelva en escabeche, clásicos de cualquier bar como son las bravas (con toque personal) y las croquetas, de jamón -y de lo que surja ese día-, su ya famoso Bienmesabe o la imprescindible Tortilla de patatas ‘La Malaje’.
Este rincón es ideal para disfrutar de esa amplia selección de generosos (más de 60), que lo han convertido en un referente para los amantes de los jereces.
Adentrándonos en sala los Chipirones encebollados con tuétano, Pipirrana de vieiras, Salmonetes a la andaluza, un sorprendente Melocotón aliñao con anchoas… y alguna carne, como la Pluma ibérica de bellota ‘Carrasco’ a la parrilla o el T-Bone de vaca vieja para cuando se vaya con hambre -y acompañado-, ya que es para dos personas. Viejos conocidos son el vistoso Bacalao desmigado, naranja y aceituna negra, Ala de raya confitada en escabeche de azafrán y entre las sugerencias, de vez en cuando, unas irresistibles Papas con choco y las setas que están por venir…
Con algunos de estos platos y los que vaya trayendo el mercado, estrenan opciones de menú degustación, el ‘Menú al sur’, compuesto por un entrante frío, otro caliente, pescado, carne y postre por 32 € persona.
La versión larga, de 8 tiempos, el ‘Menú de feria’ cuesta 55 € y se puede pedir con maridaje de generosos por 18 € más (la opción de maridar el corto son 12 €).
Un lugar con tanta magia en la cocina, no podía perder el duende en la sala y desde luego que no es así.
Nada más entrar se siente el buen ambiente. Recibe la barra, con su deliciosa carta propia y recién estrenada sección de molletes y bocatines y desde la que se atisba la cocina, y al fondo tras un pasillo, la sala.
La preciosa decoración es de corte industrial con vigas y ladrillo visto, bombillas desnudas y sillas estucadas en grises y blancos.
Unas coloridas macetas del revés con claveles adornan las mesas y en una de las paredes, tras una cristalera, se deja ver una especie de corrala, que hace que cada visita a La Malaje sea un pequeño viaje exprés al corazón de Andalucía.
La Malaje tiene capacidad para 40 personas en sala y para 20 más en la zona de la barra entre mesas altas, bajas y barriles.
El precio medio es de 35 € en carta y unos 15 € en barra. Los precios de la sección ‘Entre pan y pan’ van desde 4’50 hasta 6’90 €.
Para facilitar el acceso a quien no vaya en transporte público, la primera hora del parking situado en el número 11 de la misma calle corre a cuenta del restaurante.
Abre de 13:00 a 16:00 y de 20:00 a 00:00 horas de martes a sábado, los domingos solo a mediodía, y los lunes, como dicen en su web… ¡a descansar, quillo!
Mas info: www.lamalaje.es
Textos y Fotografías con la Colaboración de: Aires News