El pasado 23 de septiembre, el histórico Monasterio de Uclés, rompió su serenidad silenciosa con la música y los coros de la obra “Carmina Burana”, y vistió envuelto por luces de colores e imágenes en constante movimiento. Historia, música y arte combinados durante unas horas mágicas.
Fernando Núñez Rebolo quiso homenajear a sus padres, extendiendo el homenaje a todos los padres de una generación, con un espectáculo único e inolvidable, pues ellos le enseñaron a amar y apreciar la música escuchado Carmina Burana.
En el patio del monasterio del Siglo XVII, que fuera casa madre de la Orden de Santiago, se interpretaron estos cantos medievales laicos compuestos por Carl Orff, basados en los cantos goliardos de los siglos XII y XII encontrados en Baviera, que satirizan tanto los estamentos sociales como los eclesiásticos mientras se anima y alaba el gozo de la vida y los placeres terrenales, destacando el amor carnal.
Con un silencio casi imposible con más de 1000 personas invitadas, sonaron las primeros acordes y se escucharon las primeras voces del famoso tema O´Fortuna. La magia nos rodeó. Las voces corales, con sus tonos casi espectrales, el ritmo y la percusión que domina el tema, las luces e imágenes de la rueda de la vida proyectada como telón, dejaron a los asiéntenles casi sin respiración. La fuerza y el dramatismo de O´Fortuna han hecho que sea constantemente utilizado en el cine para resaltar algunos momentos importantes de películas como Excálibur, En Tiempos de Gloria o la Caza del Octubre Rojo. ¡Todo el mundo conoce este tema aunque no lo sepa!.
El juego de luces e imágenes proyectadas en los muros recorriendo las galeras del patio del monasterio, junto a las más de 200 imágenes realizadas por Ana Yebras que aparecían y desaparecían superponiéndose en capas, danzando al ritmo de la música, crearon una atmosfera única haciendo realidad la descripción que Carl Orff hizo de su obra.
La luz y el color fueron los elementos vertebrales e hilos conductores de la obra. Carmina Burana en Uclés “`pretende la vuelta a la raíz, al intimismo al servicio de la poética escénica en todos los aspectos “según palabras de su director musical Don Luis Carlos Orti.
No hay duda que se logró. La música, imagines, luces, todo estaba coordinado con un minuciosos ajuste temporal y con finalidad didáctica y aleccionadora, dar a conocer el mensaje de cada una de las canciones interpretadas. (Como las pinturas románicas en las iglesias), un asombros trabajo que Don David Pérez, director artístico de la obra ya nos había anunciado, con razón, que nos sorprendería,
Durante más de hora y media, mil personas asombradas disfrutaron, se sorprendieron, se emocionaron y, al término de la obra, con aplausos ensordecedoras, dejaron patente que la representación había sido un éxito.
Textos y fotografías: Maria del Mar García Aguiló