Con motivo del fallecimiento del excelentísimo señor don Adolfo Suárez González, Presidente del Gobierno, duque de Suárez y Medalla de Oro de Castilla y León, estrechamente vinculado a Castilla y León, y en señal de condolencia y respeto, la Junta de Castilla y León adopto el siguiente acuerdo:
Declarar luto oficial en Castilla y León, los días 24, 25 y 26 de marzo, durante los cuales la bandera ondeará a media asta en todos los edificios públicos de la Comunidad de Castilla y León.
Artículo del presidente de la Junta de Castilla y León ante el fallecimiento de Adolfo Suárez
Adolfo Suárez acaba de morir. Ha pasado a formar parte definitivamente, como protagonista principal, de algunas de las mejores páginas de la Historia de España. Y de la memoria agradecida de los españoles. En esta hora de despedida y luto, todos vamos a asomarnos con respeto emocionado a la trayectoria vital y política de este abulense elegante, sobrio y cordial. Que en 1997 recibió, a iniciativa del Presidente de la Comunidad, y con el acuerdo unánime de nuestras Cortes, la Medalla de Oro de Castilla y León, su tierra de origen y de esencia, que está viviendo con especial dolor su marcha.
Con aquella Medalla le expresamos nuestro orgullo y gratitud por sus grandes servicios a España. Un sentimiento que hoy mantiene toda su vigencia y justicia. Adolfo Suárez supo aunar las posiciones más encontradas para alcanzar un consenso que hizo posible la Transición en España. Desde la Dictadura nacida de la última Guerra Civil, hasta la Democracia Parlamentaria que estableció la Constitución de 1978, y que fue y sigue siendo la mejor expresión de aquella voluntad de reconciliación y de convivencia en libertad de los españoles. Fueron éstos sin duda los que quisieron abrir esa nueva página de nuestra no siempre fácil historia colectiva.
Pero como siempre ocurre con los grandes cambios políticos y sociales, fue también imprescindible en aquel tiempo y proceso el liderazgo, la inteligencia y la generosidad de algunos buenos hombres singulares, que fueron capaces de renunciar a cualquier idea parcial de España, y con ello se convirtieron en protagonistas principales de aquel éxito de todos. Y entre ellos destacan, ya para siempre, la figura del Rey Don Juan Carlos, y por supuesto la de Adolfo Suárez, el primer presidente de Gobierno de nuestra Democracia.
Su fundamental mérito fue el de saber escuchar e interpretar el deseo sincero de paz y de libertad de todos los españoles. Algo que no era precisamente fácil en momentos muy revueltos, con tantas tensiones, y tantas heridas todavía abiertas en la carne viva de nuestra Nación. Pero con voluntad resuelta, audacia y patriotismo de verdad, se logró culminar una obra a la que debemos el periodo más largo y fructífero de democracia y libertad que ha conocido nuestra Historia. No exento de graves dificultades y crisis, como las que actualmente sufrimos. Pero desde luego el mejor y el más digno que España ha tenido.
Una realidad que sería suicida que olvidáramos las nuevas generaciones de españoles. La vida es compleja y en ocasiones cruel, pero finalmente suele hacer justicia. Y así, tras no pocos años de incomprensión oficial y de adversa opinión pública, y tras la larga enfermedad de la desmemoria y el silencio en que ha estado rodeado del amor protector de su familia, Adolfo Suárez se nos muestra en este momento de su desaparición física como el modelo de hombre cabal, coherente en vida y obra, ejemplo del valor y del poder superior de la voluntad, del diálogo y del acuerdo políticos.
De la grandeza del servicio público a los intereses generales. Y de la honesta generosidad para que tus deseos y tus tiempos dependan de los del conjunto de la sociedad, y no al revés. Una figura decisiva para la Historia de España, que sentía con orgullo su condición y raíz castellana y leonesa. Y así dejó dichas, con ocasión de la entrega de nuestra Medalla de Oro, estas palabras que son al tiempo lección y biografía: “En estas tierras nací, me formé, y en ellas aprendí que la gran maestra es la vida, y que ésta vale muy poco si no se pone al servicio de los demás.
Aquí aprendí el valor de las cosas primarias y fundamentales: la vida, la familia, mis creencias religiosas, y que la ética debe ser el camino para conseguirlas. En estas tierras aprendí que es necesario penetrar en la esencia de la cosas. Y esa esencia en lo político, en lo social, y en lo cultural, nos lleva a la idea de España, que ha sido una guía constante para mí”. Descanse en paz Adolfo Suárez. Siempre con nuestra gratitud. Siempre en nuestra memoria.
Juan Vicente Herrera. Presidente de la Junta de Castilla y León
Texto: comunicación jcyl
Fotografía: Wikipedia.