Versión clásica

La fiesta de la Comunidad y la Guerra de las Comunidades

Cuando se cae en un mayúsculo error y, en lugar de corregirlo, se sigue profundizando en la mentira y cavando un túnel más largo ya que el de la Mancha,

bandera castilla y león

Fotografía: Martínezld

Cuando un hecho tiende a ser banalizado y manipulado, en función de unos intereses bastardos, suelen darse situaciones de verdadera paranoia, como viene ocurriendo en esta comunidad autónoma de León y Castilla; bueno, quizá mejor, al contrario, por si alguno de ustedes no la hubiera identificado… o, por decirlo con mayor claridad, en la Región castellano-vieja, puesto que esa otra que siguen interesados en domeñar, no se siente, en modo alguno, concernida…

Cuando no se vislumbra, ni siquiera en lontananza, apoyatura histórica alguna para encontrar unas raíces que, como las de algunos vegetales, no existen sino parasitan sobre otro ser vivo, se corre el peligro de caer en auténticas atrocidades y hasta en mamarrachadas históricas, aunque las mismas vengan avaladas por verdaderos “especialistas” en no se sabe qué, pero muy bien pagados. Sí, esos que lo mismo “dicen so que arre”, el caso es sorber, medrar y salir en los papeles…

Cuando se cae en un mayúsculo error y, en lugar de corregirlo, se sigue profundizando en la mentira y cavando un túnel más largo ya que el de la Mancha, quizá con el objetivo de que la negrura y la longitud acaben por aburrir o convencer a determinados espíritus medrosos y hasta poco informados…

Cuando experimenten esa sensación de hastío, de burla, de irritación, de “ya están estos con lo mismo…” es que la Yunta ataca de nuevo con su fiesta de Villalar, con su 23 de abril y con sus 500 años de una “comunidad de éxito”. ¡Qué bajeza!

Y los espíritus biempensantes esbozan una mueca de tedio, de aversión y hasta de repugnancia. Es más, en su ingenuidad, siguen preguntándose, ¿pero no se cansarán nunca? ¿Pero no se dan cuenta de que esa trola ya no cuela? (En realidad, no ha colado nunca) ¿Pero esos espantajos ignoran que hay información más que suficiente para contradecir y derribar todos sus castilletes, para que se desmoronen todos sus torreones y para que dejen de ondear todas sus banderas cuarteladas donde no deben ni pintan nada históricamente?

ejecución de los comuneros

Ejecución de los comuneros, cuadro del romántico Antonio Gisbert (1860, Palacio de las Cortes)
Fotografía: Wikipedia

¿Que la desgraciada ejecución de unos comuneros es la fiesta de su comunidad histórica (mejor histérica)? A otro perro con ese hueso… La “Guerra de las comunidades”, sí en plural, es algo que ocurrió en la época de la llegada a la Península de un nuevo rey, Carlos I de España y V de Alemania, como nos enseñaba ya la Enciclopedia de Álvarez. Pero tratar de aproximar estos acontecimientos a un lugar concreto de la geografía nacional es algo tan necio y tan burdo como seguir afirmando, en estos tiempos, que la Tierra es plana.

Todo el mundo sabe ya, o tiene los recursos suficientes para informarse sobre ello, que, a la llegada de este hombre, procedente de “Flandes”, se hizo patente una situación que desbordó determinados diques de la sociedad, ya un tanto agitada. Al parecer, venía acompañado de una corte que no era del agrado de la nobleza hispana (lo que no haría sino privar a los que estaban bien situados o tenían expectativas de estarlo), desconocía casi todo sobre sus nuevos territorios (heredados ante la imposibilidad de dejar el gobierno en manos de su madre, a la que tachaban de loca), pretendía recabar nuevos impuestos por aquello de sus deseos de proclamarse Emperador y algunas minucias más… y, en esas condiciones, “¡se armó la de San Quintín!”

El país se dividió entre detractores y partidarios de Carlos (no me los confundan con los carlistas, que eso será más tarde) y estalló una guerra que alcanzó a la mayor parte del territorio peninsular. Basta con echar una ojeada a cualquiera de los mapas que reflejan visualmente las ciudades que se oponían al emperador para darse cuenta de que los intelectuales de la Yunta se han pasado de frenada. Han limitado el territorio a una parte de Castilla la Vieja y otra parte del Reino de León. Lugar, precisamente, del que salió un número muy importante de comuneros; más incluso que de las provincias que constituyen esa Castilla la Vieja aludida de la que, por cierto, su capital histórica, Burgos, apoyaba al emperador.

Vayan algunos nombres y mil perdones por lo prolijo de la lista que, en honor a la verdad, me ha sido proporcionada por el Dr. García-Osuna y Rodríguez, y de la que extraigo una muy pequeña parte: Ramiro Núñez de Guzmán, María de Quiñones, Antonio de Quiñones, Fray Pablo de Villegas, Juan de Benavente, Gonzalo Pérez de Guzmán, Antonio de Acuña, Juan de Mella, Trollo de Ledesma, Francisco Maldonado, Pedro Maldonado Pimentel, Diego Pérez de Guzmán, Álvaro Pérez de Guzmán, Juan Pérez de Guzmán (Obispo de Calahorra), Fernando de Ulloa, Diego de Ulloa y Sarmiento, Isabel de Fonseca, Alonso de Zúñiga, Ana de Abarca, Bernardino de Valbuena, Catalina de Torquemada, Hernando de Villalpando, Juan de Marbán, Antonia de Valbuena, etc. etc.

Como se constata, alguno de los nombres más ilustres del movimiento están en esta lista, pero si recurriéramos a los procedentes del Reino de Toledo o de Andalucía o de Murcia, por ejemplo, nos daríamos cuenta de la pobreza intelectual de los que siguen machacando el hierro con un mazo de madera. Esfuerzo inútil; tanto como ellos que, si no fuera con engaños, serían incapaces de vivir de un trabajo “decente”, como dice el pueblo que es mucho más sabio que toda esta caterva.

Localización del movimiento_comunero.svg

Localización del movimiento comunero sobre el territorio de la Corona de Castilla. En morado, las ciudades pertenecientes al bando comunero; en verde, aparecen las que se mantuvieron leales al rey. Las ciudades que estuvieron presentes en ambos bandos aparecen en ambos colores.

¿Y en aras de qué se sienten con la potestad de poder privar a otros territorios de recordar y aun de honrar, si lo desean, a sus combatientes en esa Guerra de las Comunidades? ¿Pero no se dan cuenta que el resto de los territorios de la Península que se levantaron contra el Emperador y la situación generada no tienen derecho a recordarles? ¿Por qué se apropian de un símbolo si en otras ciudades o regiones pretenden levantar también el pendón o la bandera de unos recuerdos que también les pertenecen? Lamentable actitud que ya es hora que se les vuelva en contra…

Nadie duda que, por aquello de que “a río revuelto…”, incluso se adhirieron al movimiento habitantes de los burgos o ciudades que no poseían aquella característica tan común en la nobleza: “la sangre azul”, pero eso no debe llevarnos a inferir que lucharan por la libertad de Castilla-León, de Castilla y León o de la provincia que está en el centro del centro de la mayor centralidad que vieron los siglos.

Y el que tenga oídos para oír que oiga… y el que tenga entendederas que las utilice, no vaya a ser que se le terminen atrofiando. Y el que desee recordar a uno de los comuneros lo haga en toda libertad sin tener que esperar el permiso de estos nuevos señores de horca y cuchillo; los vientos de la libertad ya han soplado fuerte, aunque algunos no quieran darse por enterados. Quizás es que les sigue yendo bien mantener este estatus, aunque tengan que defender una mentira que ni ellos mismos creen.

Feliz día de la Conquista de Cáceres por Alfonso el legislador, Feliz día de algunos concretos comuneros fuera del terriorio asignado. Feliz día de los Héroes Leoneses, (24 de abril) o Feliz día de San Isidoro Patrono del Reino de León (26 de abril). Fíjense si tenemos acontecimientos que celebrar sin recurrir a su guerra, guerrilla o guerrita de pacotilla.

Texto: Hermenegildo López González

Fecha de inicio: 23-04-2021

Fecha fín: 23-04-2021

Lugar: villalar de los comuneros
valladolid

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