«Cuando el Reino de León emparentaba con las principales casa reales europeas».
Como hemos señalado, el fallecimiento de Berenguela de Barcelona supuso un verdadero mazazo personal para el rey y un incuestionable trastorno en la política del Reino. Con todo, en el contexto de la política de pactos con otras monarquías, y no solo peninsulares, se buscó para Alfonso una princesa extranjera, en este caso polaca.
Riquilda de Polonia o Riclitza o Rixa o doña Rica, como fue conocida posteriormente entre nosotros, era hija del gran duque de Polonia Vladislao II, denominado el Desterrado (gran príncipe de Kiev, príncipe de Pólatsk, príncipe de Nóvgorod y príncipe de Túrov) y de Inés de Babenberg nieta de Enrique IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y medio hermana de Conrado III de Alemania.
El duque también descendía de una gran familia puesto que era hijo de Boleslao III, duque de Polonia y de Zbyslava, hija de Miguel Sviatopolk II de Kiev, nombre aún muy reconocido en dicha ciudad por ser el impulsor del impresionante monasterio de las Cúpulas Doradas situado en el núcleo histórico denominado la ciudad alta., en la parte occidental de río Dniéper.
Que Alfonso de León matrimoniara con la sobrina del duque de Suabia, Federico Barbarroja, elegido soberano de Alemania el 4 de marzo de 1152, rey de los romanos en octubre y coronado, en 1155, por Adriano IV, emperador del Imperio de occidente, no dejaba de representar para nuestro Emperador un salto cualitativo en sus relaciones.
Esta nueva política del Emperador leonés se produce en el contexto de su búsqueda de aliados para enfrentarse a los almohades que habían llegado a la Península en 1145 y que, rápidamente, se convirtieron en un problema grave para los reinos cristianos. Así, además de la boda del rey de León, que tiene lugar en 1153, seguirá la de su hija Constanza con el francés Luis VII, algo más de un año después (una vez que a este se le había concedido la anulación de su matrimonio con la gran dama de la Edad Media, Leonor de Aquitania),
Se producirá entonces, de inmediato, el enlace de la segunda hija de Alfonso, Sancha, con Sancho VI de Navarra. La vida conyugal de doña Rica con el Emperador no fue larga, ya que este falleció apenas cinco años más tarde, tras la pérdida de la joya que más ambicionó a lo largo de su reinado: la ciudad de Almería. El hecho
ocurría durante su vuelta al Reino, en un lugar próximo al pueblo hoy denominado El Viso del Marqués, actualmente en la provincia de Ciudad Real, pero antaño relacionado con las tierras de Baeza (a 92 km),a cuyo nombre siempre estará asociado el Emperador por medio de la Confradería que allí fundara él mismo, el 25 de julio de 1147, y, naturalmente, por el Pendón de Baeza, bandera histórica de España y que los ilustres caballeros y damas de la citada institución custodian con mimo en la Real Basílica-Colegiata del Santo Isidoro, en León.
Fallecido Alfonso, Riquilda desaparece de León, mas no permanecerá viuda mucho tiempo; sus contactos e influencia, a través, especialmente, de su tío Federico Barbarroja, hacen de ella una esposa muy codiciada. Así contraerá matrimonio, en 1162, con Ramón Berenguer III de Provenza y fallecido este en 1166, Riquilda se matrimoniará nuevamente (no todos los historiadores están de acuerdo sobre este extremo), un año más tarde esta vez con el conde Ramón V de Tolosa una vez que el conde consiguió le fuera aceptado el repudio de su primera esposa, Constanza de Francia. Este Ramón de Tolosa estaba emparentado con la familia real leonesa puesto que era hijo de Alfonso Jordán, que, a su vez, según hemos señalado más arriba, era nieto de Alfonso VI y de Jimena Muñiz, a través de su hija Elvira Alfónsez.
La antaño Emperatriz de León falleció el 16 de junio de 1185 y, dado que su último marido la sobrevivió aún nueve años, entendemos que podría estar enterrada en el mismo lugar donde él se haría inhumar más tarde: la Catedral de Santa María de Nimes. No falta quien opina que se encuentra en Toledo, al lado del sepulcro de Alfonso VII en el presbiterio de la catedral.
De su matrimonio con Alfonso VII nacieron los siguientes hijos: Fernando de León que murió a los cuatro años y Sancha de León que casó con Alfonso II de Aragón, en 1174 y de la que, por interesante, citaremos su descendencia: Pedro II de Aragón y conde de Barcelona; Constanza, primero casada con Emerico I de Hungría y posteriormente con Federico II Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, rey de Jerusalén y de Sicilia; Alfonso II, conde de Provenza; Leonor que casó con Ramón VI de Tolosa; Sancha que hizo lo mismo con Ramón VII de Tolosa; Fernando, abad del Monasterio de Montearagón; Dulce, monja en el Real de Santa María de Sigena y otros dos niños muertos muy jóvenes. La semilla del Emperador leonés se había esparcido por toda Europa.
La vida de esta Reina y otras 29 mujeres más que forjaron este Reino de León puedes leerlas en el libro «Érase una vez, señorío de mujeres»
- Textos: Hermenegildo López González
- Fotografía: Martínezld