Antonio Gan, propietario del bar de tapas La Croquetta en el madrileño barrio de Salamanca, aterrizó en el mundo de la hostelería tras más de una década de experiencia en el sector de la construcción. En plena crisis, se atrevió a reinventarse para, empezando de cero, crear su propia oportunidad de negocio.
La apuesta de este emprendedor busca satisfacer la mayor demanda de auténtica comida casera entre los madrileños. Para ello, combina recetas familiares de croquetas con un ambiente fresco y distendido. A pesar de que su trayectoria profesional estaba centrada en un sector totalmente diferente, Antonio Gan ha encontrado en la cocina tradicional de su madre el secreto de La Croquetta.
El bar, ubicado junto al Palacio de los Deportes, cuenta con una variada carta de croquetas que va más allá de los sabores tradicionales de bacalao y jamón para acercar al paladar de sus clientes combinaciones más innovadoras como la de queso Cabrales, nueces de California y uvas pasas, la de rabo de toro al vino tinto o la de morcilla, manzana y piñones tostados. La carta se completa con otras tapas artesanas que rinden homenaje a su Córdoba natal como salmorejo, flamenquines y deliciosas berenjenas a la miel.
Así narra Antonio Gan su experiencia: “No encontraba trabajo en la construcción y, a punto de desesperarme, la inspiración de este proyecto me llegó cenando croquetas en la casa de mis padres en Córdoba. De vuelta a Madrid, comencé a dar forma a La Croquetta”. Aunque es consciente de que todavía le queda mucho por aprender del apasionante mundo de la hostelería, el negocio, que hoy cumple seis meses, comienza a dar resultados positivos y a contar con una clientela fiel. “A día de hoy puedo afirmar que hay oportunidades después de la construcción”, concluye el empresario.
Mas info: http://www.lacroquetta.com/