La Excma. Sra. Dª Mencía Roca de Togores y Lora, Condesa de Luna, acompañada por su madre Dª María Cristina Lora y Márquez, Condesa viuda de Luna, se encuentran en el Convento de la Purísima Concepción de León, con motivo del quinto centenario de su fundación por Dña. Leonor de Quiñones, hija de los Primeros Condes de Luna.
Han estado acompañadas por miembros de la Cofradía Santo Sepulcro-Esperanza de la Vida, promotores de la visita, coincidiendo con el vigésimo cuarto aniversario de la fundación de la penitencial.
Al llegar al Convento y después de un breve saludo, las Sras. Condesas, la Comunidad Concepcionista y la Junta de Gobierno de la Cofradía Santo Sepulcro-Esperanza de la Vida rezaron juntos el Ángelus para encomendar la visita a la Inmaculada Concepción, aplicándola en sufragio del difunto Conde de Luna, D. Manuel Roca de Togores.
Después han realizado una visita por el Convento, conociendo la que fuera morada de sus antepasados, continuando con una comida compartida con la Comunidad. Al final de la comida la Madre Abadesa realizó una intervención, que se reproduce al final de la presente nota.
La jornada continuará con una visita a diversos lugares de la ciudad de León, especialmente vinculados a la Casa de Luna y participando en la misa por los difuntos de la Cofradía Santo Sepulcro- Esperanza de la Vida, en la Parroquia de San Froilán.
El domingo participarán en la misa Conventual del Cenobio Concepcionista a las 12:00 horas. En esta celebración, con firma de documentos históricos, están invitados a participar autoridades civiles, milites y las Cofradías y Hermandades de la ciudad, así como todas aquellas personas que lo deseen.
La jornada concluirá con una comida solidaria, presidida por la Sra. Condesa, organizada por la Cofradía Santo Sepulcro-Esperanza de la Vida, a favor del Convento de las RR. MM. Concepcionistas, que se celebrará en el Restaurante Pax, Hospedería de las Benedictinas Carbajalas
Intervención de la Madre Abadesa del Convento Concepcionista después de la comida que han compartido.
Muy queridas y estimadas Dª Mencía y Dª Cristina:
No tenemos palabras para agradecerles este gesto que han tenido con nosotras, aceptando nuestra invitación. Nos han proporcionado una gran alegría. Por nuestra parte, con sencillez y gozo hemos preparado este humilde encuentro.
Nos pareció que les haría ilusión visitar y conocer “in situ”, la cuna de sus nobles y queridos antepasados. Y nuestros deseos se vieron satisfechos y cumplidos.
Vamos a recordar brevemente la historia que nos ha precedido hasta hoy. Nuestra Historia Monástica se remonta 500 años atrás, a la primera Condesa de Luna, Doña Juana Enríquez, madre de la Fundadora, Doña Leonor de Quiñones y apoyo para “sus mujeres todas”. Una saga de mujeres que desde 1511 comenzaron a sentar las bases firmes de la fe, en el propio Edificio del Antiguo Palacio de los Enríquez-Quiñones en León, hoy monasterio Concepcionista, que a lo largo de cinco siglos ha echado raíces sobre la Roca de Cristo, protegido bajo el amparo y manto de La Inmaculada Virgen María. Todas las monjas que lo han habitado a lo largo de estos siglos pasados, desde las mujeres de origen noble, procedentes de la familia de Los Condes de Luna, – que rigieron durante 3 siglos la Vida Claustral como Abadesas- hasta las humildes y sencillas, antiguas monjas legas, y las actuales Monjas de Coro, que son hijas de agricultores, han sido puestas como LAMPARAS DE FE, para esta Ciudad de León, y en especial, en este enclave del Barrio Húmedo Leones.
Entre los muchos hijos de la primera Condesa de Luna, tres florecieron como flores de lis para la Virgen Inmaculada: Enrique que llego a ser Cardenal en Roma, conocido como Fray Francisco de los Ángeles o Padre/Cardenal Quiñones, y sus hermanas, Doña Leonor , Fundadora del Monasterio y dispensadora por Concesión Real del Santuario de Ntra. Señora del Camino, a las afueras de León, y Doña Francisca de Quiñones, primera Abadesa Vitalicia del Monasterio Concepcionista hasta 1547.
La primera Condesa de Luna, fue mujer de alta nobleza, su padre era Enrique Enríquez, el primer Conde de Alba. Tenía esta familia sus orígenes en una rama nobiliaria que descendía de la Casa Real desde Alfonso X, el Sabio, y estaba formada por los Almirantes de Castilla. Uno de los cuales, el abuelo, D. Alfonso Enríquez, había sido ya fundador del Monasterio de Santa Clara en Palencia, motivo por el cual, Doña Leonor no dudo en traerse a su hermana y a su sobrina monjas desde Palencia a León , para fundar nuevo monasterio.
Descendiente, como decimos, de la Casa Real, la primera Condesa de Luna, tuvo a sus hijos formados en una educación privilegiada, cercanos a los Reyes Católicos, y de forma predilecta, Leonor, que servía como “Dama de Honor de la Reina Isabel, la Católica”; ella conoció la gran amistad que existía entre la Reina Isabel y Santa Beatriz de Silva, y como entre ambas llevaron a cabo la fundación de la Orden de La Inmaculada Concepción de la Virgen Maria.
Esta cercanía a la Casa Real, se extendió después a los nietos de la Condesa de Luna y cuando Doña Ginebra de Quiñones, fue abadesa, pasando el rey Felipe II por León, en 1573, visito y se alojó en este Monasterio, dejando como seña “las colgaduras de sus escudos de Armas Reales en lo alto de las Paredes Centrales de esta Iglesia Conventual” e hizo estudio de las valiosas reliquias que se guardan en este Monasterio.
Cuando el IV Conde de Luna, D. Claudio Fernández de Quiñones se casó con una hija del Conde-Duque de Benavente, el título nobiliario pasó a esta nueva familia que son los Pimentel durante el s. XVII.
En el s. XVIII, Francisco Pimentel, XV Conde de Luna se casó con una hija del Conde de Osuna, y el título nobiliario pasó a los Téllez–Girón.
En el s. XIX Mª del Rosario Téllez-Girón, XX Condesa de Luna casó con Luis Manuel Roca de Togores y Roca de Togores, I Marques de Asprillas, quedando el título del condado de Luna en esta familia, que actualmente nos visita: LOS ROCA DE TOGORES.
El abuelo de la actual Condesa de Luna, era D. Pedro de Alcántara Roca de Togores, llevaba el nombre de nuestro santo franciscano y ostentó los títulos de Conde de Luna, Duque de Béjar y Vizconde de Puebla. Su hijo el Conde de Luna, padre de Doña Mencía, fue D. Manuel Roca de Togores, un “amigo de Dios” que se dio todo por entero, a realizar buenas obras de carácter socio- cultural como la de la Real Maestranza de Sevilla. Vinculado siempre a la gente sencilla del Campo, fue un profesional de la Agricultura, defensor de los labradores y especialmente de la Comunidad de Regantes del Guadalquivir. Estuvo promoviendo a los regantes de Granada, Jaén, Córdoba, Sevilla y Cádiz, era un hombre cercano al pueblo, con una categoría humana excepcional y una belleza grande de alma, que se exteriorizaba en su sonrisa.
Dio un ejemplo para todos de ciudadano respetable de gran valor moral, decía: Nosotros cuidamos mucho en no caer en nada, que sea político. No estamos para eso”. Siempre mostró en todo momento su lealtad al Rey, y su legado lo han recibido sus hijas, siendo su sucesora en el título del Condado de Luna, Doña Mencía Roca de Togores, actual Condesa de Luna.
Esta pequeña Comunidad de hermanas, y las que nos han precedido, no hemos perdonado sacrificio, y estrecheces; nos hemos esforzado, para mantener día tras día, año tras año, y siglo tras siglo con nuestro humilde y callado trabajo, a través de estos 500 años, -que son muchos años!!!- lo que fue la hermosa y solariega casa-palacio de los Condes de Luna. Heredada por su hija Dª Leonor de Quiñones.
Se fue consolidado el Monasterio, hasta formar una Comunidad, según el sueño de Dª Leonor, que viviesen en Clausura para entregar su vida al Señor, para honrar, alabar y celebrar la gloria de María en el Misterio de su Concepción Inmaculada; Y con la bendita obligación de orar a los largo de los años por toda la familia de los Fundadores entre las que se encuentran hoy Vds.
Aquí tiene sus raíces, queridas Condesas, estas raíces han ido echando sus ramas y sus frutos, como terminamos de ver, hasta llegar a este “hoy”. El Señor, va entretejiendo los hilos de la Historia, compuesto de rosas y espinas, porque de estos elementos se va entrelazando la vida.
Que este inolvidable y gratísimo encuentro, sea el primer eslabón de una cadena ininterrumpida, que se ha de repetir más veces.
Nos hubiese gustado que les acompañasen su esposo e hijos, pero confiamos que para otra ocasión los conoceremos. Por esta vez, le sean portadores de nuestro cariño y estima.
Damos muchas gracias a Dios que nos ha proporcionado este histórico y magnífico encuentro, a través de las gestiones incansables de nuestro hermano y fundador de la Cofradía Santo Sepulcro Esperanza de la Vida, José Antonio Fresno.
Que nuestra Madre Inmaculada les bendiga a Vds. y a sus queridos esposos e hijos y les recompense su bondad y comprensión.
Gracias de todo corazón.. MM. Concepcionistas