Este domingo se recuperó este tradicional acto que tuvo que ser suspendido el pasado mes de abril como consecuencia del coronavirus.
El concejal de Régimen Interior, Movilidad y Deportes, Vicente Canuria, ha sido el encargado de defender la postura municipal en la festividad de las Cabezadas, que este año se ha celebrado en el mes de julio debido al coronavirus.
A las 11.00 horas de la mañana de este soleado domingo, salía de la plaza de San Marcelo la comitiva formada por la Corporación Municipal, encabezada por su Alcalde, don José Antonio Díez Díaz, y como es preceptivo en fiestas de especial significación,«bajo mazas» (eso sí, con mascarillas para dar ejemplo) y «en forma de ciudad» para llegar al atrio de San Isidoro donde este año ha tenido lugar la ceremonia del “foro u oferta”.
Este año como consecuencia de la situación sanitaria que padecemos, se establecieron medidas de seguridad especiales para el desarrollo de esta ceremonia entre las que han destacado la limitación del aforo y el mantenimiento de la distancia social preceptiva.
Cabe recordar, asimismo, que ya el año pasado, la citada ceremonia, próxima a cumplir nueve siglos, tuvo lugar también en el atrio de la Real Basílica Colegiata del Santo Isidoro, si bien, en aquella ocasión la causa se encontraba en el hecho de la restauración que se está llevando a cabo en el Claustro de la misma y en el museo que multiplicará por tres su superficie, con lo que se expondrán muy pronto piezas que muy pocas veces han podido ser contempladas por el público.
Pero vayamos a los hechos que nos ocupan. En esta ocasión se habilitaron 130 sillas en la plaza de San Isidoro para que el público asistente por orden de llegada pudiera seguir la eterna discusión del foro u oferta en una zona acordonada, siendo obligatorio, como es lógico, el uso de mascarilla en todo momento.
Un año más se desarrolló, según la norma establecida, la tradicional discusión dialéctica para llegar, como siempre, a que, por parte de uno y otro secretario (del Corregimiento y del Cabildo respectivamente) se tomara el acuerdo de que el debate seguía «en tablas», al menos hasta el año próximo, sobre si la ofrenda de un cirio “de arroba bien cumplida” y dos hachas de cera que lleva el Ayuntamiento de León a San Isidoro es una obligación de la Ciudad, como agradecimiento al milagro del Santo o se hace de forma libre y voluntaria por parte del pueblo leonés. La discusión se produce teniendo como testigos a los miembros de la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro o Pendón de Baeza que este año debido a las excepcionales medidas sanitarias, provocadas por elcovid 19, estuvo representada únicamente por su Cabildo.
Este año, como hemos señalado, el concejal Vicente Canuria ha sido el encargado de defender la postura municipal y de entregar la ofrenda municipal, que este año se vio incrementada con dos bufandas culturalistas y una camiseta de dicho equipo, pero con el nombre de San Isidoro a la espalda.
Don Ovidio Álvarez, capitular de la Colegiata y párroco de Santa Marina la Real, tuvo ocasión, en su defensa de la postura del cabildo, de apuntarse un tanto, en esta discusión que siempre se pretende con sus golpes de ingenio, puesto que sorprendió al síndico municipal con el argumento de que el equipo contrario a nuestra «Cultu» seguramente tendría también un santo titular lo que podría causar problemas en la corte celestial si uno u otro pretendieran hacer valer sus buenos oficios para ayudar a un club de fútbol
En este sentido, se aportó también el nombre del nuevo obispo de Astorga, don Jesús Fernández que como mucha gente sabe, fue en su juventud, portero de la Cultural y Deportiva Leonesa
Tras la discusión, que se prolonga con tres intervenciones de cada parte, un año más, la Ciudad de León cumplió con la tradición de la tradicional ofrenda que el secretario municipal anotaba como libre y voluntaria mientras que el escribano isidoriano lo anotaba a su vez como que la Ciudad había cumplido con la misma, pero de forma obligada.
Aquí también se produjo una curiosa anécdota puesto que el síndico municipal deslizó la cifra del “año 2022. Una anécdota a sumar a las ya tradicionales entre la que recordamos, sobre todo, los problemas que causan los diferentes reyes y su numerales e incluso sus nombres.
Recordamos que, en una ocasión, un síndico llegó a confundir a nuestro Alfonso VII con Eduardo VII… ¿En qué estaría pensando? De cualquier modo, y un año más, el debate se firmó como consta, para volver de nuevo a la discusión el próximo 2021, esperando que las condiciones sean muy otras… aunque haya que pedírselo al Santo Isidoro en rogativa, pero eso sí, sin sacar al santo fuera de su basílica.
Tras la ceremonia del foro u oferta se procedió a la celebración de la tradicional misa en la Basílica de San Isidoro que, en esta ocasión y como consecuencia de la situación sanitaria, se ha desarrollado sin más público que los capitulares, los síndicos las personas invitadas (autoridades civiles y militares) y los miembros de la Imperial Cofradía con su Abad a la cabeza, portando el milagroso e invicto Pendón.
El acto concluyó, como manda la tradición, con el acto de las tres reverencias que dan nombre a esta festividad de las Cabezadas y el regreso de la Corporación Municipal al Ayuntamiento de León.
La tradición
Según recoge el “ChroniconMundi” de Lucas de Tuy, en 1158 con motivo de una rogativa a San Isidoro, “la lluvia cayó con abundancia sobre los campos de León y su alfoz”.
Los hechos fueron los siguientes. Habiendo una gran sequía, la gente del pueblo solicita ayuda a San Isidoro por medio de una rogativa. Decidieron entonces llevar sus restos en procesión, mas, al llegar a la localidad de Trobajo del Camino, a dos leguas de la ciudad, la urna que contenía los restos de San Isidoro empezó a sentirse tan pesada que los mozos que la portaban eran incapaces de sostener su enorme peso. Se decide entonces dejarla en el suelo puesto que, además, la lluvia comenzó a caer copiosamente.
Ante esta circunstancia, se decide pasar aviso a Doña Sancha, hermana del Emperador Alfonso VII, si bien ya, desde el año anterior, reinaba su hijo Fernando II. La Infanta se traslada al lugar de los hechos y, durante tres días, decide llevar a cabo un ayuno y promete al Santo Isidoro que, si pueden llevarlo de nuevo a la Real Basílica, no volverían a sacarle nunca de ella.
Al cabo de esos tres día, las andas se vuelven tan livianas que son levantadas por tres niños y el Santo es devuelto a su casa en la urbe regia y capital imperial.
Por este motivo y desde aquella fecha, el concejo de la ciudad de León, decidió comprometer un tributo anual a San Isidoro por mediación de sus representantes. Así lo relata en sus crónicas que se conservan en el Archivo isidoriano,el que fuera canónigo de la casa, don Lucas, y posterior obispo de Tuy.
Esta promesa la hicieron suya el pueblo y el Ayuntamiento de León, y los años “normales” se lleva a cabo, en el marco de esta curiosa fiesta, el domingo más próximo a la festividad de San Isidoro, que tiene lugar el día 26 de abril, es decir, el último domingo de abril. Mas, este año, por causa del confinamiento, en lugar de interrumpir la tradición, se decidió posponerla para mejor fecha y esta es la razón por la que, en este domingo de julio, sin connotación alguna, se ha celebrado, en la basílica del Santo Isidoro, donde se conserva el alma de León, puesto que fue capilla real y a sus pies muchos de nuestros reyes esperan la resurrección final, esta tradicional jornada festiva.