En la tarde-noche del pasado viernes la Casa de León en Madrid, organizado por su Consejo Superior, dedicó, a título póstumo, el tradicional Calecho al insigne periodista Félix Pacho Reyero con la presentación del nº 10 de su colección «Legio» a él dedicado en el que han colaborado muchos amigos y compañeros de Félix que de esta forma han querido testimoniar su respeto, admiración, reconocimiento y cariño a tan insigne periodista sin cuya pluma no sería suficientemente bien conocido el León de la segunda mitad del pasado siglo.
El salón estaba a rebosar y se palpaba la emoción de quienes estaban presentes desde la familia hasta los innumerables amigos de la Casa cuyo cariño supo ganarse por su afabilidad y animo de colaboración desbordado de lo que muchos que nos sentimos sus amigos podemos dar buena fe.
Dio comienzo el acto con las palabras introductoras de los presidentes, David García, del Consejo Superior y Alfredo Canal de la Junta Directiva de la Casa. El primero, y a son de campana tañida como mandan las ordenanzas, convocó a los circundantes al Concejo Abierto que en forma de Calecho iba a tener lugar para que quien lo pidiera y tuviera algo que decir tomara la palabra, con el orden que a partir de ese momento llevaran los moderadores, Cándido Alonso y José Mª Hidalgo.
Fueron muchos los que intervinieron, con el espíritu de Félix sobrevolando y seguro que con índice levantado por si tenía que mandar algún signo, pero no hizo falta, todos hablaron de forma desinhibida y en muchos casos recordando sucedidos y anécdotas que fueron muy del agrado de los presentes que disfrutaron de una velada muy especial.
Antes de dar por cerrado el Calecho, el presidente del Consejo Superior hizo entrega a quien fuera su esposa, Pilar, de la Medalla de la Casa de León que a título póstumo fue concedida a Félix en la última Asamblea General. Igualmente, el catedrático y pintor, José S. Carralero, miembro del citado Consejo, hizo entrega a la familia del retrato que hizo para la portada de este nº 10 de la colección LEGIO. La familia agradeció con la emoción del momento estos presentes, a quienes participaron en el acto, a la Casa de León y a quienes han dedicado tiempo y cariñó para que este opúsculo sea realidad que guardaran como el mejor recuerdo.
Tras casi tres horas se puso punto final a esta primera parte con la lectura de la “Bebora” que hizo el presidente del Consejo Superior y en la que todos los presentes brindamos, en honor y recuerdo del amigo Félix, con el vino de la tierra.
Terminado el acto académico se continuó con la tradicional cena: sopas de ajo, huevos acojonaos, postre y orujos, seguido de alguna canción regional que eran muy del gusto de quien hoy nos concitó.
Finalizó la jornada inolvidable, prieta de emociones, con todos los presentes puestos en pie cantando el himno de León.