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La Agrupación Pozo Grajero propone al ayuntamiento de León la creación de una serie de “rutas de la memoria”

La Agrupación Pozo Grajero propone al ayuntamiento de León la creación de una serie de “rutas de la memoria” que permitan a la ciudadanía y los y las visitantes conocer la Memoria Histórica de la ciudad. También preguntamos cuando se va a constituir la comisión de expertos para hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica en León, que a los efectos actuales podría servir para hacer aportaciones en la reforma legal que se inicia en el Congreso de los Diputados.

Fotografía: Martínezld

Hoy es 18 de julio, se anuncia la exhumación de los restos del dictador genocida del Valle de los Caídos, en León se retiran las medidas judiciales sobre el incumplimiento de la Ley de Memoria, que además da pasos para ser reformada, hasta la Junta emite decretos en esta línea, sin embargo no tenemos noticias de la constitución de la comisión de expertos comprometida para aplicar la Ley en la ciudad de León. Desde la Agrupación Pozo Grajero recuerdan las propuestas registradas en el consistorio, que ya proponía constituir esta comisión varios meses antes de aprobarse, modificaciones en el callejero y reiteramos la propuesta remitida el 14 de abril pasado para dar a conocer la realidad leonesa durante el franquismo.

Las “rutas de la memoria” que se proponen consistirían en difundir las localizaciones, señalando su lugar exacto “en el mapa de la ciudad”, de la decena de centros de detención, tortura y exterminio que existían en la ciudad  durante el franquismo. Una realidad que supera ampliamente la mera existencia de San Marcos y que gracias al trabajo de personas como Francisco Javier Fernández Llamazares o Javier Rodríguez está sacando a la luz pública los campos de concentración franquistas cuya actividad culminó en la zona de fusilamientos de Puente Castro, en cuyo cementerio de encuentra una de las fosas comunes de víctimas, represaliados y represaliadas, más importante del país.

Fotografía: Martínezld

«Si empezamos a enumerar los centros de menor a mayor importancia nos encontramos desde calabozos: en la comisaría en el edificio Zarauza donde estaba el Gobierno Civil (en las actuales calles de Padre Isla, Héroes Leoneses y mirando a lo que hoy sería Gran Vía de San Marcos) y en el Cuartel de la Guardia Civil en la calle del Cid mirando a la plaza de San Isidoro», señala esta agrupación en un comunicado emitido ayer.

A estos se podrían añadir el Gobierno Militar (situado en lo que hoy es el Mercadona de Padre Isla) y el propio Palacio de los Guzmanes, sede de la Diputación Provincial (a cuya primera planta se trasladó en abril de 1937 la Comisaría de Investigación y Vigilancia).

Después estarían los campos de concentración «con miles de presos ‘preventivos’ sin sentencia y a la espera de liberación o juicio, como fueron las instalaciones de la Diputación (entre ellas el Hospicio), a colegios como el actual Ponce de León, fábricas abandonadas como la antigua de curtidos de Julio Eguiagaray, y todo tipo de instalaciones militares.

Aunque de otro tipo, también debe incluirse en el listado la cárcel de Puerta Castillo y el ya demolido Cuartel de la Fábrica, situado donde se encuentra el Hotel Conde Luna y la actual Delegación de Defensa, que fue el Gobierno Militar en la calle del General Lafuente, precisamente el comandante del Regimiento del Cid que se sublevó contra la legalidad republicana el 20 de julio de 1936.

Fotografía: Martínezld

Por tanto, San Marcos no era el único centro de retención de la capital: era campo de concentración pero sobre todo de clasificación. Un lugar donde los presos esperaban a ser juzgados, y de ahí se les trasladaba tras la sentencia militar firme a otros penales: cárcel provincial en Puerta Castillo, Astorga, Valencia de Don Juan, San Simón en Vigo, el Monasterio de Celanova en Orense o San Cristóbal de Pamplona entre otras. Por este centro pasó muchísima gente, pero en períodos relativamente muy cortos, hasta que se celebrase su juicio o fueran ‘paseados’ o fusilados.

León, por ser nudo de comunicaciones del Noroeste de la península, se convirtió en uno de los nodos de clasificación y encarcelamiento de los republicanos y republicanas capturadas durante la Guerra una vez pasados los primeros meses de represión mortal.

Esta realidad debe ser asumida, primero, conocida, después y tras ello servir para que no vuelva a repetirse. La historia es la que es, y León no puede seguir mirando hacia otro lado. Va siendo el momento de que estudiemos nuestro pasado más reciente recorriendo los lugares donde se provocó tanto sufrimiento. Cerrar heridas empieza por este tipo de iniciativas. Recorrer los lugares de detención, clasificación y tortura franquistas, acabando en los lugares de ejecución y enterramiento de Puente Castro pueden servir para conocer, pero sobre todo para generar empatía y dejar de confundir víctimas y verdugos, como viene pasando demasiado a menudo. Animamos al ayuntamiento a dar este paso.

Santi Ordóñez González es Presidente La Agrupación Pozo Grajero

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