La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana Raquel Sánchez afirma que la Arquería será parada obligada en el eje cultural de la Castellana tras su remodelación. La ministra ha mostrado su satisfacción con la ley de Calidad de la Arquitectura, que acerca a la sociedad esta disciplina y sintoniza el urbanismo con sus nuevas necesidades. El nuevo espacio ha sido posible gracias a una inversión de más de 5 millones de euros realizada por el Ministerio dentro del marco del 1.5% cultural. En la remodelación se ha perseguido que el edificio sea sostenible y más ecoeficiente gracias a una serie de actuaciones como la reposición de los cristaleras y carpinterías o la instalación de placas solares en la cubierta plana del edificio.
La ministra, durante la inauguración de la remodelación de la sala de La Arquería de Nuevos Ministerios, ha querido rendir homenaje a Secundino Zuazo, el urbanista que propuso hace casi 100 años un enlace ferroviario subterráneo entre Atocha con Chamartín, el que prolongó el paseo de la Castellana y al que debemos esta impresionante arquería y el proyecto original de los Nuevos Ministerios.
Además, se ha mostrado convencida de que, si hoy Zuazo pudiera ver esta reforma, se sentiría satisfecho y también lo estaría con la ley de Calidad de la Arquitectura, que acerca a la sociedad esta disciplina y sintoniza el urbanismo con sus nuevas necesidades.
Están a punto de cumplirse 40 años desde que esta galería empezó a ser usada como sala de exposiciones. Por aquí han desfilado obras de los mejores arquitectos mundiales y de las principales figuras de la arquitectura española a modo de escaparate de las nuevas tendencias. Un escaparate que, tras una inversión de más de cinco millones de euros con cargo al programa del 1,5% Cultural, se ha engrandecido y puesto en valor, ha explicado Raquel Sánchez.
La ministra ha defendido que colecciones como la de la Fundación Enaire estén a disposición de la ciudadanía que puedan sentir como suyas las obras de Genovés, de Barceló, de Tapies, de Canogar, Chillida, Lucio Muñoz o Martín Chirino… «Lo que es de todos ha de poder ser disfrutado por todos», ha remarcado.
También ha traslado su deseo de que estas instalaciones sean un mirador al futuro, que alberguen lo que el presente nos ofrece y que recuperen lo más significativo de nuestro pasado, a veces bello y, en ocasiones, doloroso y terrible.
Raquel Sánchez ha presumido de haber bautizado los diferentes espacios de este Centro de Arte con los nombres de grandes figuras de nuestra arquitectura como los de Alejandro de la Sota, Félix Candela, Matilde Ucelay, José Luis Sert y, por supuesto Secundino Zuazo, cuya sala está ubicada bajo la bóveda de hormigón de su estructura original.
Por su parte, la secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, en su intervención, ha destacado además el equilibrio, la sensibilidad y el acierto con que se ha ejecutado este proyecto, lo que mejora y embellece la imagen arquitectónica de Nuevos Ministerios y muestra una nueva faz más abierta, más dinámica y más participativa, en perfecta coherencia con la acción política del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
Además, ha querido destacar la importancia que este espacio ciudadano tiene para este Ministerio ya que todas las empresas del Grupo Mitma, coordinada y solidariamente, se han involucrado en la sostenibilidad futura de la Arquería.
El director general de Agenda Urbana y Arquitectura, Iñaqui Carnicero, que también ha intervenido en la inauguración de La Arquería, ha celebrado que se haya recuperado este espacio tan destacado y representativo para la cultura en el corazón de la ciudad de Madrid, que permitirá acercar la arquitectura a la sociedad, mostrando asimismo el gran potencial que tiene la arquitectura para mejorar la vida de los ciudadanos, dando cumplimiento a uno de los mandatos de la Ley de Calidad de la Arquitectura.
Un concepto más allá del SXXI
El edificio de los Nuevos Ministerios, situado en los terrenos del antiguo Hipódromo de Madrid, fue diseñado por el arquitecto Secundino Zuazo Ugalde junto con el ingeniero Eduardo Torroja Miret en torno a 1930, para albergar los Ministerios de Gobernación, Obras Públicas y Agricultura. La Arquería surgió como parte de este edificio, con la intención de prolongar el eje norte del Paseo de la Castellana.
La Sala de La Arquería, adscrita al Ministerio de Vivienda, se inauguró en octubre de 1983, con la exposición Clasicismo Nórdico, 1910-1930. Desde entonces, ha sido un excelente escaparate de lo más relevante de la arquitectura del siglo XX y XXI.
El proyecto consistió en la apertura de una sala polivalente de 335 m2 bajo las arquerías.
Apuesta por la recuperación del Patrimonio
El nuevo espacio de La Arquería ha sido posible gracias a una inversión de más de 5 millones de euros realizada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en aplicación de la Ley de Patrimonio Histórico, que establece la obligación de destinar en los contratos de obras públicas una partida del 1,5 % Cultural de lo presupuestado a trabajos de conservación, enriquecimiento del Patrimonio Histórico Español o fomento de la creatividad artística.
La puesta en marcha de esta nueva infraestructura cultural será posible gracias a la implicación de todas las empresas que forman parte del grupo Mitma y que colaboran en una ejercicio de solidaridad institucional para que este nuevo centro sea una realidad.
En este sentido, la sala de La Arquería estará gestionada durante los próximos tres años por la Fundación Enaire.
El proyecto
Frade Arquitectos fue el estudio ganador del concurso público que se convocó para acometer la reforma y se ha encargado de revitalizar este espacio singular de 2.800 m2. El estudio Frade recibió en 1995 el Premio Nacional de Arquitectura por la rehabilitación como museo del Palacio de Carlos V de la Alhambra y además realizó también la remodelación integral del Museo Arqueológico Nacional de España.
La rehabilitación de la Arquería, realizada entre 2019 y 2023 por el arquitecto Juan Pablo Rodriguez Frade, ha buscado preservar la estética de la sala potenciando su versatilidad y utilidad.
El punto de partida del proyecto ha sido el respeto hacia el edificio original y su aspecto, puesto que el inmueble goza de una protección específica según la Ordenanza del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, de abril de 1997. Se le han incorporado aquellas prestaciones que son necesarias para el cumplimiento de la normativa de un edificio de uso público actual.
Además, se ha perseguido que el edificio sea sostenible y más ecoeficiente gracias también a una serie de actuaciones como la reposición de los cristaleras y sus carpinterías que aseguran el salto térmico y el equilibrio de la climatización, o la instalación de placas solares en la cubierta plana del edificio. El sistema de iluminación de las obras expuestas existente ha sido reacondicionado al sistema de dispositivos LED y los equipos incorporados son de bajo consumo.
Por último, el edificio está equipado con un sistema de seguridad y comunicación, imprescindible para la conectividad de algunas obras y proyectos expositivos más actuales.
El nuevo núcleo de comunicación es la imagen más representativa del espacio creado en esta intervención. Mediante un conjunto de sistemas de desplazamiento verticales: escalera, ascensor y rampa, que atraviesan la grieta realizada en el forjado y que el visitante se encontrará a su llegada. De esta manera se simplifica y reordenan las circulaciones dotando de gran flexibilidad al conjunto y pudiendo funcionar las 3 plantas de manera conjunta o de forma independiente.
En esta zona de comunicaciones es especialmente interesante ver el corte en la bóveda, en el que se pueden apreciar los hierros de la estructura original y el grosor de la misma.
Otra de las novedades del edificio y de su imagen actual es la reapertura del acceso a La Arquería por la zona norte, incorporando los elementos necesarios para que el Aulario pueda funcionar vinculado a las salas de exposiciones o de forma independiente.
El moderno sistema de climatización está diseñado para controlar las condiciones de temperatura y humedad del edificio, con un sistema informático que detecta y monitoriza las desviaciones de los parámetros para así poder ajustar la instalación a los requerimientos de confort y conservación de las piezas expuestas
Finalmente, al visitar La Arquería la sensación es de orden en los espacios, de limpieza en los detalles y de serenidad en su conjunto. Pasa desapercibido a nivel usuario el trabajo de reordenación y parece que el centro no hubiera sido intervenido.
El aspecto exterior de La Arquería se ha respetado en su integridad.