Esta presentación se enmarca dentro de los actos que el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo ha programado con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Este pasado jueves tenía lugar en el salón de actos de la Biblioteca Pública de Pinilla la presentación de la edición de San Andrés del Rabanedo del libro “Señorío de Mujeres”. Presentación que ha corrido a cargo de su autor y colaborador de Enredando.info, Hermenegildo López González, quien estuvo acompañado por la Alcaldesa de San Andrés del Rabanedo Ana María Fernández Caurel y de la Concejala de Asuntos Sociales Amparo Blanco Ruiz
El libro pone en valor las mujeres que forjaron el Reino de León y fueron parte importante del mismo. Conviene no olvidar que este Reino era el más poderoso de la Edad Media. Mujeres con auténtica personalidad, mujeres inteligentes osadas o sosegadas pero que, en muchos casos, no se las permitió desarrollar sus capacidades por el simple hecho de ser mujeres.
El acto comenzó con la presentación del autor por parte de la Alcaldesa del tercer municipio mas grande de la Provincia Leonesa. Tras ella intervino la Concejala de Asuntos Sociales, cuya concejalía ha sido la responsable de esta edición de Señorío de Mujeres. Tras su salutación Amparo Blanco Ruiz dio paso al autor del libro quien abrió su exposición señalando que » a lo largo de la historia, en los diferentes manuales que relatan las acciones de los seres humanos había, desde mi punto de vista, un evidente hueco; más bien un escandaloso socavón. Apenas había trascendido el nombre de unas pocas mujeres; incluso algunas para mal; y eso desde Eva y sus devaneos con la serpiente.
Entre nosotros, la verdad, es que no era demasiado diferente. Sin embargo, sí que podemos rastrear, a lo largo de la historia del Reino de León, o incluso de lo que podríamos denominar el territorio del Astura y aledaños (el río Esla, para aclaración, quizá no necesaria), costumbres que, desde tiempo inmemorial, diferenciaban a nuestros antepasados de otros pueblos fronterizos. Así lo comprobaron ya los que nos dieron un nombre para la historia. Cuando llegaron aquí los romanos, los historiadores que narraban la conquista constataron que, en estas tierras, la mujer tenía una especial consideración y se igualaba más al hombre; incluso a la hora de defender, con las armas, un territorio que sentían como suyo.
Ese rizoma que fue impregnando la sociedad trajo como consecuencia que, en el primer compendio de leyes escritas en nuestra tierra, cuando pudimos ser de nuevo nosotros, a partir del siglo X, y por lo tanto unas leyes no impuestas por foráneos, se recogieran derechos para las mujeres que incluso escandalizaban a quienes no estaban habituados a un matriarcado efectivo y afectivo, como era el que permeaba las costumbres de nuestros antepasados. Así lo constatamos en el fuero de León de 1017, modelo, por cierto, para otros muchos… tantos que se calcula en más de 200 los que beben directamente de aquel que implantó Alfonso V en todo el Reino, y en el de 1020, específico para la urbe regia y el alfoz… que, hemos de recordar, era mucho más amplio que lo que ahora identificamos como tal».
Pero, a pesar de esos avances, prosiguió el profesor López González «no podemos, ni mucho menos, seguir contemplando, impasibles, las desigualdades que aún constatamos en nuestra sociedad, entre hombres y mujeres. Por eso, y para contribuir, aunque sea mínimamente, al conocimiento de nuestro pasado, en este caso femenino, nos planteamos hace algo más de un año, un proyecto que pasaba por rescatar del olvido a algunas de nuestras reinas e infantas que, sin ninguna duda, influyeron en lo que entendemos por León y lo leonés.
Claro que hay otras muchas; pero, la línea que hemos trazado en la colaboración entre la asociación Enróllate, el digital Enredando y El Trovador Leonés, pasa por la siempre necesaria reivindicación de lo nuestro, de los nuestros y de las nuestras, intentando arrojar un poco de luz sobre algunos personajes que merecen ser sacados de los archivos, de los tumbos y de los cartularios. Seguro que muchos hasta se sorprenderán y ello les llevará, una vez más, al convencimiento, si se acercan al conocimiento sin las habituales orejeras o anteojos para no ver, de que este, todavía para algunos, intrascendente Reino de León, fue mucho más importante de lo que nos quieren hacer creer y de lo que vienen pregonando siempre los interesados en convertirnos en la nada, en un viejo recuerdo ya pasado de moda; en definitiva, en un trasto inútil, en un telar de desván».
Afirmó el autor que «nuestros soberanos, por ejemplo, a través precisamente de sus mujeres e hijas, emparentaron con lo más granado de las casas reales europeas del momento, y así encontramos sus huellas desde la pérfida Albión hasta Jerusalén.
Si yo me atreviera a hacer ahora una encuesta a los presentes, incluso a las damas que nos siguen, no creo equivocarme si aventurara que el 90 % no conoce más allá de media docena de esas reinas e infantas de León que tuvieron tanta trascendencia, al menos, durante los más de 350 años en los que el Reino fue el más importante de la Península, el que marcó la política de la misma y el que cargó sobre sus hombros la responsabilidad, por momentos, casi de manera única, de recuperar lo que algunos denominaron la patria hispano-goda. Nos basta con recordar que hasta hace muy poco ni la Reina Urraca tenía presencia en León, confundiéndola con Doña Urraca, su tía. E incluso en la estación de autobuses, modelo de publicidad del amo, se cometió la torpeza de escribir Doña Urraca I de León… ¿Pero cuando una reina lleva el Doña delante? ¿Acaso decimos don Ordoño II o don Alfonso VI? La ignorancia o la falta de interés en persona…»
¿Y nos quedan huellas para apoyar este argumento sobre la importancia de nuestras mujeres en la Edad Media? , prosiguió Hermenegildo López «Salgan a la calle y contemplen San Isidoro, por ejemplo, los monasterios que nuestras reinas construyeron restauraron o dotaron… incluso algunos tan lejos de aquí como Cluny, el gran monasterio cisterciense francés cuya construcción fue apoyada inequívoca, y en algunos momentos de manera casi exclusiva, por los reyes de León a iniciativa de sus esposas, desde Sancha I, pasando por Inés de Aquitania o Constanza de Borgoña. Y ¿cómo explicar la independencia de Portugal, no de España, que entonces no existía, sino del Reino de León y el impulso de una mujer Teresa, hija de Alfonso VI y la berciana Jimena Muñiz? ¿Contaríamos con las reliquias de San Isidoro, el más sabio de los santos y el más santo de los sabios, sin la decisión de Sancha I de León, esposa de Fernando I? Incluso, ¿Tendríamos el más bello Panteón de Reyes sin el impulso casi solitario de la reina Sancha, hermana del Emperador Alfonso VII?
Hora era ya de que, una publicación que no tiene otra pretensión que divulgar su nombre y su legado, estuviera en la calle. Seguro que no será la última, no solo por parte de los que nos han apoyado en el sueño de publicar la que aquí hoy presentamos, sino de otros más que deberían sumarse a la corriente que, por suerte, se ha establecido en la sociedad actual; sin aspavientos, sin rencores, sin enfrentamientos; no tiene por qué haberlos, puesto que, en el conocimiento y el reconocimiento de los individuos, de cada uno, y de los colectivos, está la salud de la sociedad y la esperanza de los avances que necesitamos.»
«De cualquier modo, el tema no se agota en sí mismo: algunos ejemplos de otras épocas, incluso de la actual en las que las mujeres han sido protagonistas: se tiene por la primera viajera a Tierra Santa a la berciana Egeria, allá por el siglo IV, unos siglos más tarde, brilla con luz propia Ende, considerada la primera mujer iluminadora de manuscritos y, como ejemplo, a ella se debe el Beato de Gerona, llevado a cabo en el Monasterio de Tábara (actual provincia de Zamora). En el siglo XV nos topamos con un personaje fascinante: la Dama de Arintero. Pero también en la época actual podríamos citar a la primera taxista, la leonesa Piedad Álvarez Rubio, allá por los primeros años del siglo XX, la segunda veterinaria que fue Cristina González Morilla, nacida en Matanza, y que además de estudiar por libre esta carrera obtuvo también la titulación en Medicina y Odontología, asimismo, la inventora leonesa Ángela Ruiz Robles, nacida en Villamanín en los finales del siglo XIX, maestra, escritora e inventora de una enciclopedia mecánica considerada como el primer libro electrónico, también África Llamas de Rada actriz y una de las primeras mujeres en España en tener un carnet de aviadora, Catalina García González, de Puebla de Lillo, la primera en obtener un carnet de conducir en 1925 y conseguir una licencia para una línea de autobuses en Riaño, etc. etc. y hasta la primera astronauta española, Sara García. Una colección de mujeres leonesas de las que debemos estar orgullosos.
Y, como me expresaba al principio, no es necesario abundar en ello, puesto que es constatable, y es una de las más acusadas características de nuestra historia leonesa, el empuje de nuestras mujeres y que han sido innumerables las que han hecho algo las primeras; algo que parecería ser patrimonio de los hombres. Y, digámoslo una vez más, desde nuestra más antigua historia, las mujeres siempre tuvieron una forma de vivir mucho más avanzada que en otras partes de España y aun de Europa,» prosiguió el autor.
Pero volvamos ahora al libro que tenemos ante nosotros. Y fijémonos en algunos ejemplos de esas damas que ahí aparecen: ¿quieren que les resuma lo que pueden encontrar sobre alguna de ellas?
Antes, cuestión de deformación profesional, y con su permiso, les haré unas breves preguntas: ¿Cuántos de ustedes han oído hablar de Elvira Alfónsez? ¿Cuántos de Riquilda de Polonia, de Berenguela de León, de Estefanía Alonso o de Santa Teresa de León?
Y ¿ cómo es el libro en sí mismo? se preguntó el autor «pues una loca idea, como el anterior, del director de Enredando.info (Luis Domingo) y en el que han volcado su ilusión y prestigio, personas como Rogelio Blanco, autor de un profundo estudio sobre la condición de la mujer a lo largo de la historia, Marta Redondo, autora del epílogo, los fotógrafos de Enredando encabezados por el propio director del periódico y una joven, pero ya consagrada ilustradora que será una sorpresa para muchos de ustedes, Patricia María Merino, Tsuky».
Naturalmente, finalizó el profesor López «debo expresar también mi agradecimiento a la Sra. Alcaldesa de este municipio, aquí presente y a cuantos han apoyado desde el principio nuestra propuesta pues han sabido entender nuestra solicitud para que este proyecto pudiera ver la luz y fuera disfrutado por muchas leonesas y muchos leoneses.
A todos ellos, a los que han corregido con mimo el manuscrito, fundamentalmente mi familia, y a todos ustedes, muchas y muy sinceras gracias».
Una acabó su intervención con una última precisión; «en las librerías pretendemos que esté también una edición libre y, siento decirlo así, de pago. Muchas veces, lo que no cuesta no se valora en su justa medida. Pero será barata, no se preocupen; no nos mueven otros intereses que los de dar a conocer nuestra historia para que se valore y nos sirva para elevar nuestra autoestima. Falta nos hace».
Finalizada la presentación el autor procedió a la firma de los ejemplares que se regalaron a todos los presentes en este acto, comenzando por el de varios jóvenes que se encontraban estudiando en la biblioteca y que aprovecharon un receso para asistir a esta presentación, y siguiendo por el de la Sra. Alcaldesa y finalizando el acto con la firma del libro a todo el público asistente.