Y siguiendo sus costumbres, que nunca fueron un lujo, bebamos en su memoria una copina de orujo
A las 00,15 arrancaba este año de la calle de Puerta Moneda la procesión de Nuestro Padre Genarín tras un parón de 3 años debido a la pandemia. Aunque este año tampoco hubo ofrenda al ilustre pellejero en la muralla leonesa de la calle Carreras por hallarse en obras.
Abría la procesión los evangelistas seguidos por miembros de la Cofradía de Genarín portando antorchas para acompañar los «pasos» que en ella procesionan: el de la cuba, el de Genaro, el de la muerte y el de la Mocha.
Enfiló la comitiva la calle Barahona para asomar a la plaza del grano – sin cruzarla- para respetar ese espacio y continuar con las paradas reglamentarias en la calle de la Sal y Plaza de la Catedral. En una plaza del grano abarrotada tenía lugar la primera alocución de este socarrón entierro.
Así pues la procesión más canalla de León se celebró en la noche de ayer jueves santo sin mas incidentes que reseñar salvo el encendido de una bengala en esta plaza del grano por parte de un irresponsable que pudo originar una tragedia.
La comitiva iba custodiada por la Policía Local de León para evitar incidentes y que se cumpliera con la tradición de homenajear al santo pellejero. Nada tiene que ver este acto burlesco con el macrobotellón que a esa misma hora de la noche tenía lugar en el Barrio Húmedo de León con el epicentro de la Plaza del Grano – usando Genarín como pretexto- y que convirtió a la antigua calle «apalpacoños» hoy denominada de Don Gutierre en urinario público.
No obstante miles de personas, muchas de ellas venidas de diversas localidades leonesas y de las provincias limítrofes decidieron acompañar al cortejo durante todo el itinerario para rendir homenaje a este ilustre Genaro Blanco Blanco, Genarín, de oficio pellejero y conocido en la ciudad por ser todo un personaje, un borrachín frecuentador de burdeles y tabernas que falleció en la madrugada del jueves santo 29 de marzo 1929, mientras orinaba al lado del tercer cubo de la muralla, al ser atropellado por el primer camión de la basura que tuvo la ciudad. Se portan «varios pasos»: el de la Cuba, el de Genaro, el de la Muerta y el de la Mocha.
Dicho esto, ya en la calle de la Sal tuvo lugar otra parada en dónde se desarrolló la ceremonia de los 30 pasos, ni uno menos, ni uno más.
Otra parada en una oscurecida plaza de la catedral para una nueva alocución y ya el entierro entraba en la recta final para finalizar este año frente al archivo histórico provincial por hallarse en obras el cubo de la muralla donde tradicionalmente el hermano escalador deposita el queso, las naranjas y la botella de orujo para alimentar el espíritu de Genarín.