En los inicios de la Fiesta del Albariño nadie se podía imaginar la importancia y repercusión que ésta iba a tener para el desarrollo del municipio y para el impulso del pujante sector del vino. Cambados fue creciendo con esta celebración y los cambadeses se sienten identificados con ella. Le deben mucho al vino y a la fiesta, por eso Cambados es conocido actualmente, a nivel nacional e internacional, como la Villa del Albariño.
La historia de la Fiesta del Albariño empieza en los años 50, cuando en una reunión de amigos, entre los que se encontraban Bernardino Quintanilla, Ernesto Zárate, Manuel Silva, José Rodiño y Francisco Fernández Aguiño, el primero, poseedor de una pequeña viña en Tragove, retó al terrateniente Zárate, propietario de una gran plantación en Padrenda, a comprobar cual era el mejor albariño. Acordaron convocar un concurso en el que cada cosechero presentara su vino para acreditar quien tenía el mejor.
El primer domingo de agosto tiene lugar el desfile del Capítulo Serenísimo, de las cofradías y autoridades acompañados de grupos folclóricos. El patio de armas del pazo de Fefiñáns acoge el solemne acto de Investidura de Damas y Caballeros del Albariño, también entregan las distinciones de Jóvenes Albariñenses, Albariñenses de Honor y Hojas de Plata. Tras este acto la comitiva se dirige al pazo Torrado, donde se realiza la Comida del Albariño, con la lectura del pregón y donde se da a conocer el nombre de los vinos premiados, un galardón que les confiere prestigio internacional.
Según escribió Plácido Castro «No hay en todo el año gallego día tan señalado, en el terreno puramente humano, como el de la Fiesta del Albariño en Cambados”.
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