La empresa prevé una reducción anual de 5 millones de euros gracias a medidas de contención del gasto
Feve prevé un ahorro de 5 millones de euros anuales gracias a la implementación de su Plan de Austeridad, una herramienta dinámica que está incidiendo de forma continua en la estrategia y ejecución del gasto de la empresa. En términos efectivos, en lo que va de año ya se ha logrado un ahorro de 3,7 millones de euros en gastos por Servicios Exteriores en relación con el mismo periodo del ejercicio precedente.
Para conseguir esta rebaja en los gastos se han puesto en marcha distintas medidas, como la reducción de los trabajos externalizados sustituyéndolos por personal propio; el mejor aprovechamiento de las nuevas tecnologías disponibles; la eliminación de gastos superfluos o con escaso retorno o la reducción a lo esencial de determinados costes por utilización de servicios.
Las medidas han afectado a partidas como telefonía, servicios externos, limpieza, vigilancia, gastos por servicios jurídicos, reparaciones, participación en ferias, portes y transportes, correos, automóviles, fotocopias y gastos de representación, entre otras. Todas ellas han sido analizadas minuciosamente para conseguir por un lado un alto grado de austeridad compatible con la eficiencia, y por otro evitar que el ahorro obtenido vaya en detrimento de la seguridad o de la calidad del servicio que se presta a los viajeros y clientes de mercancías.
El esfuerzo realizado adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que ajuste en el presupuesto afecta fundamentalmente a partidas con relativo peso específico individual dentro de los gastos operativos, pero en las que existe posibilidad de incidir de forma sustancial a través de medidas de gestión. En otras partidas de mucho mayor peso en la cuenta de resultados anual, como son las amortizaciones, los gastos de personal, la energía de tracción o los gastos financieros, apenas existe margen de maniobra para obtener ahorros porcentuales significativos.
El Plan de Austeridad pretende además incidir gradualmente en la cultura de empresa, formando hábitos de contención y mesura en todos los niveles de responsabilidad, pero sobre todo en los más altos, y haciendo de la austeridad una disciplina con vocación de permanencia.